El Gobierno de Argelia no negociará con los terroristas que secuestraron la víspera a decenas de empleados de una planta de gas en el sur del país, ni cumplirán sus exigencias, declaró anoche el titular del Interior argelino, Daho Ould Kablia.
“Las autoridades argelinas no responderán a las reivindicaciones de los terroristas y rechazan toda negociación con ellos”, advirtió el ministro citado por la agencia argelina APS. Estas declaraciones se produjeron después de que un grupo de militantes islamistas apresara a primera hora del miércoles al menos a 20 personas, entre ellos ciudadanos de EEUU, Francia, Reino Unido, Noruego y Japón.
El ataque yihadista tuvo lugar cerca de la ciudad de Amenas, a 100 kilómetros de la frontera con Libia, en un yacimiento de extracción de gas explotado por BP, Sonatrach y Statoil, y se saldó con la muerte de dos personas, un argelino y un británico. En estos momentos, los rehenes son retenidos en las instalaciones del campo y los secuestradores amenazan con hacerlas volar si las fuerzas de seguridad comienzan el asalto.
Hasta ahora, no hay claridad sobre las reivindicaciones de los terroristas, ya que, según algunas informaciones, exigen liberar a un centenar de islamistas recluidos en las cárceles argelinas, y según otras, reclaman el fin de la intervención francesa en Malí. Así, el diario argelino El Khabar comunicó este jueves que los secuestradores exigieron, bajo la amenaza de ejecutar a los rehenes, 20 vehículos 4x4 con combustible suficiente y un corredor de seguridad hasta la frontera con Malí.
Por otro lado, Daho Ould Kablia informó que los responsables del ataque no son ciudadanos de otros países, sino argelinos. “El grupo terrorista no llegó desde Malí, ni desde Libia, ni de ningún país vecino”, afirmó.
Según el ministro, se trata de una veintena de vecinos de la región que están a las órdenes de Mojtar Belmojtar, un líder extremista que en los años noventa fundó uno de los grupos radicales más peligrosos de Sahel. Este grupo, rebautizado posteriormente como “Al Qaeda del Magreb”, fue responsable de decenas de atentados y varias tomas de rehenes.
En los años noventa, Argelia vivió una “década negra”, una guerra civil librada por los islamistas que costó la vida a 200.000 argelinos. La actuación contundente del Ejército y los servicios de inteligencia, unida a la política de paz nacional del presidente Abdelaziz Buteflika, finalmente logró poner fin a la violencia.
