Los venezolanos defienden su revolución en ausencia de Hugo Chávez

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Vicky Peláez - Sputnik Mundo
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Hay fenómenos en la historia moderna de los pueblos que estremecen al mundo porque los sacude de parámetros establecidos por el sistema económico dominante.

La tarea de un líder es llevar a su gente donde no se haya llegado jamás (Henry Kissinger)

Hay fenómenos en la historia moderna de los pueblos que estremecen al mundo porque los sacude de parámetros establecidos por el sistema económico dominante.

 Así pasó con el triunfo de la revolución rusa en 1917 y  42 años después con la revolución cubana en el siglo XX. Según los planes de los globalizadores neoliberales, que han llegado a dominar casi todo el planeta desde el final del siglo XX, el mundo tendría que convertirse finalmente en este siglo XXI en una aldea global en términos ideológicos, políticos, económicos y culturales, esto después del derrumbe del sistema socialista y la desintegración de la Unión Soviética, el mayor obstáculo para la imposición de este sistema unipolar bajo el liderazgo norteamericano.

Pero los iluminados globalizadores jamás se  imaginaron que en un país caribeño de 28 millones de habitantes, aliado incondicional de los Estados Unidos, Venezuela, se prendiera una chispa anti-sistémica que posteriormente se llamaría la Revolución Bolivariana bajo el lema “El Socialismo del Siglo XXI”.

El concepto de un socialismo moderno formulado por  el sociólogo alemán Heinz Dieterich Steffan, radicado en México, fue acogido por el presidente de Venezuela Hugo Chávez en 1996 cuando éste anunció públicamente que el futuro del país sería “el Socialismo del Siglo XXI basado en “la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, la libertad y en la igualdad”,  valores que Chávez empezó a aplicar intuitivamente en su país  desde que asumió la presidencia  tras ser democráticamente elegido en 1999. En trece años (1999-2012) del gobierno bolivariano, Venezuela se transformó, de  ser “un patio trasero” de los EE.UU. en un país soberano y el unificador de América Latina.

La nueva democracia bolivariana ha incorporado a la sociedad civil a los millones de excluidos, desposeídos y oprimidos. La pobreza disminuyó en un 60 por ciento y la extrema en un 70 por ciento. La mortandad infantil se redujo en 50 por ciento. Se generalizaron la sanidad y la educación gratuita y se amplificó la construcción de viviendas. Todos los trabajadores, inclusive los informales y las amas de casa recibieron el derecho a la jubilación y la pensión. El número de maestros se quintuplicó y el analfabetismo fue totalmente erradicado. Actualmente el salario mínimo en Venezuela es de 698 dólares al mes, el más alto en América Latina.

En estos 13 años el rol de Hugo Chávez en el proceso de integración en el continente fue vital. Ha sido el promotor del Petrosur, del Petrocaribe, del Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), del Banco del Sur, del Unasur (Unión de Estados Suramericanos), del Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y de la moneda regional Sucre (Sistema Único de Compensación Regional). En términos geopolíticos, Hugo Chávez ha hecho todo lo posible para promover un sistema del mundo multicéntrico y pluripolar sin dominación imperial y con respeto irrestricto a la autodeterminación de los pueblos creando una estrecha alianza con Rusia y una alianza estratégica con China.

Ahora este líder indiscutible latinoamericano está convaleciente afectado por el cáncer pero  luchando por su vida y por el futuro de América Latina desde su cama en un hospital cubano donde ingresó el pasado 8 de diciembre. Sus detractores neoliberales tanto nacionales como extranjeros lo vienen declarando muerto desde hace más de dos años, igual como lo hicieron en más de  637 ocasiones con Fidel Castro. Sin embargo, Hugo Chávez vive y su pueblo está invocando a todas las fuerzas de la tierra y del cielo para su pronta recuperación. Este pasado 10 enero, señalado como el día de su juramentación para el nuevo período presidencial (2013-2019) a la cual él no pudo asistir, cientos de miles de personas se congregaron frente a la sede del gobierno, el palacio de  Miraflores para expresar su solidaridad con Hugo Chávez, clamando “Todos somos Chávez”. A la vez el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello declaró que “hoy día el pueblo será investido como Presidente”.

La intención de la oposición representada por la Mesa de Unidad Nacional (MUD) que quiso interpretar el Artículo 231 de la  constitución desde su punto de vista llamando a  nuevas elecciones debido a la incapacidad física de Hugo Chávez para asistir a su investidura, fue rechazada tajantemente por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). La titular del TSJ, Luisa Morales anunció la decisión del tribunal de que “a pesar de que el 10 de enero se inicia un nuevo período constitucional no es necesaria una nueva toma de posesión en relación con Hugo Chávez en su condición de presidente reelecto. El poder ejecutivo constituido por el presidente, vicepresidente, los ministros y demás órganos y funcionarios de la administración seguirá ejerciendo cabalmente sus funciones con fundamento en el principio de la continuidad administrativa”. Por lo tanto, el vicepresidente Nicolás Maduro, designado por Chávez antes de partir a Cuba como su heredero político, seguirá en funciones. Posteriormente Hugo Chávez, cuando se presenten condiciones, juramentará ante el Tribunal Supremo de Justicia.

Inicialmente el líder de la oposición Henrique Capriles aceptó la decisión del TSJ pero esta aceptación duró muy poco. Sus auspiciadores de Miami y en especial,  la congresista Ileana Ros-Lehtinen han promovido una campaña mundial denunciando el veredicto del TSJ como anti constitucional. Dijo la congresista que “la ausencia de la toma de posesión es un ejemplo de cómo “este déspota socava la constitución. El régimen autoritario y no democrático de Chávez hará todo lo posible para mantener su puño de hierro sobre el pueblo venezolano y estos gangsteres no soportan la idea de dejar el poder. Le pido al Departamento de Estado y la OEA asegurar que se respeten los principios democráticos de la Constitución venezolana”.

La oposición venezolana ha acogido esta idea inmediatamente y ya ha anunciado la preparación de varias acciones a nivel internacional y la convocatoria para el próximo 12 de enero asambleas populares en plazas públicas en rechazo a la sentencia del TSJ. También los diputados opositores convocaron  el jueves 23 de enero una marcha para “la defensa de la Constitución” en rechazo al fallo del TSJ a la postergación de la toma de posesión del presidente Chávez, haciendo coincidir la fecha con la del 23 de enero de 1958 que puso fin a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez a través de un golpe de Estado. Tan ciegos están los opositores en su odio hacia Chávez, quien fortaleció la democracia en Venezuela y al que apoya actualmente más del 68 por ciento de la población, que lo  comparan  con un dictador que reprimió a sus opositores duramente. En realidad están tratando de confundir la opinión pública y provocar un golpe de Estado, sobre cuya preparación advirtió el diputado Héctor Agüero del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV).

Lo que no percibe la oposición es que el proceso bolivariano que  ya ha trascendido la personalidad  de Hugo Chávez y que ahora ya es un proceso colectivo de la mayoría de la población venezolana e inclusive latinoamericana. Lo confirma la presencia de los presidentes Evo Morales, Daniel Ortega, Pepe Mujica y de los representantes del gobierno de más de 20 países latinoamericanos en la marcha multitudinaria de apoyo a Hugo Chávez que tuvo lugar en Caracas. Allí fue declarado que “¡El pueblo está contigo Chávez! ¡Tu eres el Pueblo! ¡Y el pueblo es Chávez”!

En su carta al gobierno bolivariano el presidente de Ecuador, Rafael Correa recalcó que “el proceso político en curso en América Latina debe continuar y recobrar cada vez más fuerza. El sueño de nuestro libertador fue la construcción de esta Patria Grande y la Patria Grande necesita el aporte y la fuerza del pueblo bolivariano de Venezuela, de su gobierno democrático y del presidente Hugo Chávez”. El pueblo bolivariano está consciente de su rol en la Nueva América Latina que está naciendo, igual como sus fuerzas armadas, de acuerdo a la declaración del ministro de defensa Diego Molero quien anunció que los militares “están comprometidos con el proceso revolucionario”. Los sueños de oposición seguirán siendo sueños mientras el pueblo resguarda la revolución bolivariana iniciada por Hugo Chávez.

 

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI


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