Grecia terminó de construir un muro de más de 10 kilómetros de largo en la frontera con Turquía para detener el flujo de inmigrantes ilegales, comunicaron el domingo los medios locales.
La muralla, cuyo costo alcanzó 3,2 millones de euros, se extiende desde el puesto fronterizo de Kastanas hasta el río de Maritsa (Evros) y abarca todo el tramo terrestre de la frontera.
Para construir el muro se necesitaron más de 6.000 metros cúbicos de hormigón, 800 toneladas de acero y 370 kilómetros de alambres de púas de diferentes tipos.
Las obras duraron casi un año y suscitaron protestas de los partidos opositores de la izquierda y de varias organizaciones de derechos humanos.
A partir de ahora, los inmigrantes ilegales tendrán más dificultades para entrar en Grecia. Necesitarán superar el muro vigilado por guardias fronterizos o cruzar el río fronterizo de Maritsa.
También pueden intentar entrar en Grecia por los estrechos que separan la costa turca de varias islas griegas. Pero es un camino peligroso: el sábado pasado murieron 20 personas tras volcar una patera cerca de la isla de Lesbos.
En seis meses, Grecia endureció las medidas contra la inmigración ilegal. Tan sólo en Atenas fueron detenidos casi 60.000 extranjeros ilegales. El Gobierno griego, además, derogó la ley que permitía obtener la ciudadanía a los hijos de los inmigrantes legales nacidos en Grecia.
