El Tribunal de Moscú convalidó hoy la negativa de las autoridades capitalinas a la marcha del orgullo gay, comunicó el servicio de prensa de la corte.
El organizador de la marcha, el activista Nikolái Alexeev, calificó la decisión como un reto al Tribunal Europeo de Derechos Humanos que había dictaminado con anterioridad que la prohibición del orgullo gay en Rusia viola la convención de derechos humanos.
“El consejo de ministros de Europa obligó a Rusia a presentar en lo que resta del año un plan de medidas para garantizar el cumplimiento de la resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pero con la presente decisión el Tribunal de Moscú vuelve a violar la convención”, dijo Alexeev.
El pasado 9 de julio, un tribunal de Moscú desestimó la reclamación de Alexeev al dictaminar que las renuncias de las autoridades capitalinas a permitir un orgullo gay, que los activistas planeaban celebrar los días 26 y 27 de mayo en el centro de Moscú, van conforme a la ley.
El subdirector del departamento de seguridad regional de Moscú explicó entonces que “el objetivo de la acción provoca un rechazo en la sociedad” y que los lugares solicitados para celebrar la marcha “son zonas de ocio familiar populares también entre turistas” y esto podría llevar a actos de agresión contra los manifestantes por parte de personas que “tienen otra opinión”.
Señaló asimismo que una marcha en el centro de Moscú “entorpecería el desplazamiento de otros ciudadanos y violaría sus derechos y libertades”.
No es la primera vez que las autoridades de Moscú niegan a los activistas el permiso de celebrar un orgullo gay, mientras que las marchas no autorizadas se saldan con detenciones.
Las autoridades de San Petersburgo fueron aún más lejos y aprobaron una ley que castiga con multas la “propaganda gay”. El primer penalizado resultó Alexeev que protagonizó una protesta solitaria contra la ley durante la cual enarboló una pancarta diciendo “El homosexualismo no es una perversión. El hockey sobre césped y el ballet sobre hielo sí que lo son”, una cita bien conocida y atribuida a la gran actriz rusa Faína Ranévskaya.
Otro caso notorio está relacionado ni más ni menos que con Madonna, a quien unos activistas de la organización denominada “Sindicato de ciudadanos de Rusia” han demandado por unos 10 millones de dólares por hacer propaganda gay durante su concierto en San Petersburgo.
