El ministro de Transporte de Turquía, Binali Yildirim, informó hoy que continúa estudiando la carga retirada del avión sirio al que obligaron aterrizar forzosamente en Ankara el miércoles pasado.
“La investigación prosigue”, dijo el ministro a la cadena de televisión NTV, sin concretar cuándo puede concluir.
Declaró que Turquía no permitirá utilizar su espacio aéreo con fines militares.
Varios cazas F-16 de la Fuerza Aérea turca obligaron a aterrizar un avión de pasajeros sirio que cubría la ruta entre Moscú y Damasco. La aeronave, un Airbus A-320 con 35 pasajeros a bordo, incluidos 17 ciudadanos de Rusia, pudo continuar el vuelo a la capital siria tras ocho horas de registro a bordo.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró que al avión transportaba una carga militar.
Ante esas declaraciones, los principales organismos rusos responsables de exportaciones militares, el Servicio Federal de Cooperación Técnico-Militar y Rosoboronexport, negaron tener relación alguna con la carga intervenida y afirmaron ignorar su procedencia.
La cancillería rusa informó este viernes que Rusia todavía no ha recibido ninguna información sobre esa carga ni tampoco sobre los detalles y las circunstancias de su confiscación.
Un alto cargo de la Inteligencia de Rusia dijo a RIA Novosti que ese incidente puede formar parte de la guerra informativa lanzada por Turquía y otros países contra los dirigentes de Siria.
“Si la parte turca hubiese descubierto de veras una carga militar, todas las cadenas de televisión del país la estarían mostrando durante las 24 horas”, señaló.
Supuso que puede tratarse de unos aparatos electrónicos como, por ejemplo, navegadores GPS. Cualquier dispositivo electrónico puede calificarse hoy como uno de doble uso, afirmó.
“Es absurda la afirmación de que unas municiones rusas podían ser transportadas en un avión de pasajeros”, resumió.
