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Rusia, al borde de la catástrofe si no llega una revolución demográfica

© Foto : Cortesía de Yuri Krupnov/Imagen de la revista “Clase Política”Yuri Krupnov
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El auge de la natalidad registrado en Rusia en el primer semestre de 2012 no resolverá el problema demográfico del país, que corre el peligro de llegar a 50 millones de habitantes para finales de siglo si no empieza una revolución demográfica. A las preguntas de RIA Novosti responde Yuri Krupnov, el director del Instituto de Demografía, Migración y Desarrollo regional de Rusia.

El auge de la natalidad registrado en Rusia en el primer semestre de 2012 no resolverá el problema demográfico del país, que corre el peligro de llegar a 50 millones de habitantes para finales de siglo si no empieza una revolución demográfica. A las preguntas de RIA Novosti responde Yuri Krupnov, el director del Instituto de Demografía, Migración y Desarrollo regional de Rusia.

¿Puede solucionar el problema demográfico de Rusia el drástico aumento de la tasa de la natalidad en el país, registrado en el primer semestre de 2012?

El aumento de la natalidad en 2012 en Rusia es la última buena noticia en vísperas del desplome demográfico y la posterior catástrofe. Si en los últimos cuatro años el 30% de los nacimientos se atribuyeron a la introducción del “capital maternal” (ayuda económica por maternidad), el 70% se debió a la generación nacida en plena perestroika, es decir entre los años 1986 y 1989.

Mientras, el próximo año alcanzarán la edad adulta los que nacieron en los 90, la década que registró un elevado índice de la mortalidad y drástica disminución de la natalidad que hicieron hablar del fenómeno de la “cruz rusa” cuando se cruzaron las curvas de la alta mortalidad y la baja natalidad.

Además, al menos la mitad de ese 30% de nacimientos impulsados por el “capital maternal”, son nacimientos planificados, es decir los que querían tener a su segundo hijo para los años 2013-2016, gracias las ayudas a la maternidad optaron por tenerlo ahora, pero, desgraciadamente, ya no piensan aumentar la familia y tener al tercero.

¿Entonces cómo, a su juicio, hay que salir de esta encrucijada?

Hay que apostar por una política familiar muy intensiva. Hay que crear un culto de la familia en Rusia, un culto de la familia numerosa, donde haya de tres a cinco vástagos.

Las despiadadas estadísticas obligan a las autoridades a elegir entre la desaparición de la población con 50 millones y menos de habitantes para finales del siglo, algo incompatible con la posesión de la 1/7 parte de la Tierra, o para el 2035 hay que conseguir que todas las familias rusas tengan de tres a cuatro hijos.

Se trata de un imperativo de la demografía rusa y para ello hay que organizar una revolución demográfica, que incluiría las siguientes medidas: primero, aumentar el “capital maternal”, convirtiéndolo en una ayuda a la familia para que no contribuya al desmoronamiento del núcleo familiar, vistos los serios problemas existentes en Rusia con el estatus de la joven población masculina. Junto con esta ayuda, hay que estimular el nacimiento del tercer y el cuarto hijo en las familias, entregarles parcelas bien comunicadas, y viviendas modernas y confortables que les saldrán prácticamente gratis.

Segundo, hay que tomar medidas drásticas para el desarrollo de pequeñas urbes y regiones de Rusia, apostar por la urbanización de pueblos, construcción de viviendas de pocas plantas en territorios extraurbanos y no megalópolis, que es destructivo y muy propio de Estados del llamado “tercer mundo”.

Tercero, no hay que tener miedo de fijar objetivos como llegar a un 1.000 millón de habitantes en los próximos dos centenarios, porque serán precisamente las civilizaciones con este número de habitantes las que para mediados del siglo determinen el rumbo de las políticas y económicas del mundo. En el siglo XXI, Estados Unidos llegará a 500-700 millones de habitantes, mientras la civilización iberoamericana, a 1.000 millón, por no hablar de China y la India.

¿Su pronóstico a corto y largo plazo acera del desarrollo de la situación demográfica en Rusia?

El pronóstico significa que mentalmente proyectamos para el futuro la política demográfica que tenemos hoy día. En ese caso, como ya lo mencioné, para finales del siglo nos espera una reducción a la mitad de la población actual y la desaparición de los rusos de la historia. Hay que estar preparados para un desplome demográfico durante los próximos 15 años. Para comprenderlo, solo hay que saber que el número de las mujeres entre los 20 y los 30 años de edad en 2025 será dos veces menor que ahora.

Por otra parte, los pronósticos de las “fábricas de cerebros” varían mucho. Así, hace siete años la ONU decía que para mediados del siglo Rusia contaría con 96 millones de habitantes frente a 142 millones que el país tiene ahora. Según la CIA, la reducción de la población rusa será aún mayor.

Los últimos dos años, la ONU emite pronósticos positivos como 116 millones (para 2050 en Rusia), pero no cabe conformarse con estos datos porque igual son un camino a la muerte histórica y geopolítica.

Lo que necesita Rusia, no son predicciones, sino proyectos ambiciosos y programas de desarrollo demográfico basados en el culto de la familia numerosa, que harán de detonante para una revolución demográfica.

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