La condena a 21 años de prisión prorrogables dictada hoy al “asesino noruego” Anders Breivik provocó una disparidad de opiniones entre los abogados y defensores de los derechos humanos de Rusia, cuyas reacciones van desde aplaudir la sentencia a criticarla por blanda.
Así, según el presidente del Colegio Interregional ruso de Abogados, Nikolái Klen, Breivik merece la pena de muerte, el “único castigo justo para este tipo de delitos”.
En opinión del experto, desde el punto de vista universal es “absolutamente inadecuado” que un asesino que “mató premeditadamente” viva en una cómoda cárcel noruega a cuesta de los contribuyentes.
Al mismo tiempo, el letrado reconoció que para Noruega, país cuya legislación establece los 21 años de cárcel como pena máxima, el veredicto dictado a Breivik es “sin duda justo”.
Por su parte, el conocido abogado Yuri Schmidt calificó de “demasiado blanda” la pena impuesta al asesino noruego, aunque sea la máxima prevista. Recordó que el propio asesino insistía en que el Tribunal lo declarara penalmente responsable.
“Castigar este tipo de delitos restringiendo o privando de la libertad y dejando, con la posibilidad de reinserción social, es contrario a los principios del humanismo y la democracia, sin hablar ya de que semejante decisión es rechazada por los sentimientos”, expresó.
Sin embargo, otro célebre abogado ruso, Guenri Reznik, definió de la sentencia a Breivik precisamente como un “triunfo de la ley sobre los sentimientos” y expresó que en este sentido la sociedad rusa debería seguir el ejemplo de Noruega en lugar de pedir la recuperación de la pena capital.
“Lo que ha ocurrido después de la propia barbarie es, a mi juicio, un triunfo de la civilización y la verdadera democracia sobre las reacciones a los hechos. El país (Noruega) no ha sacrificado la ley a los sentimientos”, señaló Reznik, quien preside el Colegio de Abogados de Moscú.
A su vez, los defensores de los derechos humanos consultados por RIA Novosti coincidieron en que los 21 años de prisión es un castigo adecuado para Breivik por ser la pena máxima en Noruega, aunque opinaron que las condiciones penitenciarias del país escandinavo son demasiado “cómodas”.
En particular, Alla Guerber, miembro de la Cámara Pública de Rusia, argumentó que “vivir casi en un piso normal con cuarto de baño, despacho y ordenador” no ayudará a que Breivik se arrepienta de lo que hizo, ni servirá de lección para sus seguidores “cegados por la horripilante ideología” racista.
El “asesino noruego” se convirtió hoy en el primer acusado en la historia reciente de su país condenado a la pena máxima de 21 años de cárcel. No obstante, la sentencia no quiere decir que Breivik sea puesto en libertad en 2032, cuando tenga 53 años, ya que su pena es prorrogable por períodos de cinco años.
De esta forma, de ser declarado peligro para la sociedad, el ultraderechista podría pasar el resto de su vida entre las rejas de la cárcel de Ila en la que ha estado recluido tras la detención hace algo más de un año.
El 22 de julio de 2011, Anders Breivik perpetró un atentado con bomba en un barrio gubernamental de Oslo que acabó con la vida de ocho personas. Horas más tarde asesinó a balazos a 69 personas en un campamento juvenil en la isla de Utoya.
En el juicio, que comenzó en abril pasado, el “asesino noruego” se declaró autor de los hechos, aunque negó su culpabilidad, afirmando que actuó en interés de los compatriotas para protegerlos frente al Islam y el multiculturalismo.
Según reveló la investigación, su macabro plan preveía además ataques contra la sede del Partido Laborista y el palacio real.
