El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, confía en que el encuentro internacional sobre Siria previsto este sábado en Ginebra contribuirá a la observancia del plan de paz del enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan.
“Tenemos muy buena oportunidad de encontrar (…) en Ginebra un denominador común y una vía para el avance a fin de estimular el cumplimiento del plan de Annan por todas las fuerzas sirias”, declaró anoche Lavrov tras reunirse en San Petersburgo con la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton.
El canciller ruso destacó que Moscú y Washington entienden sus respectivas posturas hacia la crisis en Siria y quedaron en “buscar acuerdos que realmente conduzcan al acercamiento mutuo a partir de una clara comprensión de que es necesario incentivar a las partes hacia el diálogo nacional”. “Únicamente los sirios pueden lograr acuerdos concretos acerca del cómo será su Estado”, recalcó.
Un primer paso hacia el arreglo es la retirada simultánea de la oposición armada y las tropas gubernamentales desde las ciudades, después de lo cual las partes deben sentarse a negociar, recordó el ministro. Insistió en velar constantemente por que Damasco y la oposición elaboren acuerdos pero resaltó que “no podemos ni tenemos derecho a predeterminar el contenido de aquéllos”.
También se pronunció por reforzar e incrementar numéricamente la misión de observadores de la ONU en Siria para vigilar el repliegue sincronizado de las tropas desde las áreas urbanas.
Entretanto, el vicecanciller ruso Guennadi Gatílov reveló hoy en su página de Twitter que “expertos en Ginebra no lograron acordar el borrador del documento final de cara al encuentro ministerial”. “Nuestros socios occidentales quieren determinar los resultados del proceso político en Siria aunque el asunto incumbe a los sirios”.
El organizador del encuentro de Ginebra, Kofi Annan, cursó invitaciones a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, EEUU, Francia, Gran Bretaña y Rusia), así como a Turquía, Irak, Kuwait y Qatar.
Rusia había insistido en invitar también a Irán pero EEUU se opuso. Tampoco figura en la lista de invitados Arabia Saudí, a pesar de que es una de las potencias más influyentes del Medio Oriente.
El conflicto armado entre la oposición y el régimen de Bashar Asad en Siria provocó más de 10.000 muertos desde marzo de 2011, según la estimación de la ONU.
