Los presidentes de EEUU y Rusia, Barack Obama y Vladímir Putin, se pronunciaron por ampliar la cooperación económica y comercial entre ambos países durante un encuentro que celebraron el pasado lunes en Los Cabos, México, al margen de la cumbre del G-20, comunicó la Casa Blanca.
El ulterior fomento del comercio e inversiones “es la asignatura en que ambos líderes lograron el mayor grado de comprensión mutua”, señaló el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, al comentar la evolución del encuentro que giró principalmente en torno a la situación en Siria.
La Administración de EEUU sigue pendiente del ingreso de Rusia en la Organización Mundial de Comercio (OMC), pues ello facilitará el acceso de empresas estadounidenses al mercado ruso, agregó el portavoz.
“A estos efectos, el presidente (Obama) ha prometido levantar las restricciones en el comercio”, dijo Carney.
En primer término se trata de suprimir finalmente la enmienda Jackson-Vanik, con la que el Congreso de EEUU castigó a la Unión Soviética en 1974 por impedir la libre emigración de ciudadanos y que sigue repercutiendo en Rusia, la sucesora legal de la URSS. Desde 1989, EEUU introduce moratorias anuales sobre esta normativa pero, formalmente, sigue en vigor y hay quienes proponen vincular su abolición con la llamada ‘ley Magnitski’, que prevé sanciones contra una serie de funcionarios rusos supuestamente involucrados en la violación de derechos humanos.
El consejero adjunto de seguridad nacional de EEUU, Ben Rhodes, se pronunció ayer por la derogación de la enmienda Jackson-Vanik, al señalar que sería beneficioso para empresas y trabajadores estadounidenses. También insistió en “hacerlo por separado”. La Administración, según él, seguirá colaborando con el Congreso para apoyar los derechos humanos en Rusia “al margen de las gestiones para eliminar la enmienda Jackson-Vanik.
El portavoz del presidente Putin, Dmitri Peskov, manifestó que ambas partes son plenamente conscientes de que la adopción de la ‘ley Magnitski’ provocaría una respuesta de Moscú.
Serguéi Magnitski, abogado del fondo de Inversiones Hermitage Capital Management, murió en noviembre de 2009 en una prisión preventiva de la capital rusa, mientras esperaba un juicio por presunta evasión fiscal. Previamente a su encarcelación había denunciado tramas de corrupción en la cúpula rusa. Su muerte, que diversas ONG atribuyeron a la falta de asistencia médica adecuada, provocó una amplia resonancia pública, en particular en Occidente.
