La victoria de Francois Hollande en las recientes elecciones presidenciales, supone una prueba de fuego para Francia y Europa.
En el país porque quedó más profundo el abismo entre la derecha y la izquierda, y en Europa, porque el curso del presidente socialista puede afectar los planes de la Unión Europea (UE) para superar la crisis económica y en general, la estrategia integracionista en el Viejo Continente.
Al analizar la campaña electoral en Francia, la mayoría de los expertos en Rusia destacaron que en las urnas, los electores no tanto reconocieron las aptitudes de Hollande, sino que más bien, castigaron los errores cometidos por presidente saliente Nicolas Sarkozy.
El arribo a Francia de un presidente socialista después de 17 años, fue una de las opciones que pronosticaron los expertos al analizar los últimos años de gestión de Sarkozy, en su mayor parte proyectada hacia la política exterior, y en menor medida, a solucionar los problemas de la sociedad francesa.
Hasta el último momento, las elecciones presidenciales en Francia tuvieron elementos de intriga, porque según los sondeos de opinión, Sarkozy debió ganar la primera ronda, y resultado final dependería de los ánimos del electorado en la segunda ronda.
Pero para Sarkozy, la situación resultó más desfavorable de lo previsto porque ya en la primera ronda, el pasado 22 de abril, perdió ante Hollande con la diferencia mínima del 1,5 %.
Para compensar los pronósticos favorables a Hollande, Sarkozy optó por una variante arriesgada y emprendió esfuerzos para captar el voto de los militantes del partido de ultra derecha Frente Nacional, encabezado por Marine Le Pen, que en la primera ronda, obtuvo una cantidad de votos excepcionalmente alta.
Según expertos rusos, la intención de satisfacer simultáneamente a su electorado tradicional y al votante nacionalista tuvo un efecto extremadamente negativo, y muchos, a votar por Hollande, en realidad votaron contra Sarkozy.
Porque muchos de los electores consideraron que Sarkozy es el directo responsable del deterioro paulatino de la economía gala, la polarización de la población, y más que todo, no le perdonaron la traición y desprecio hacia su electorado, al buscar el apoyo de los nacionalistas.
Al comentar la derrota, medios de prensa franceses recuerdan que muchos de sus partidarios tampoco olvidaron que inmediatamente después de la victoria obtenida en 2007, Sarkozy en lugar de aparecer ante el electorado para expresar su agradecimiento, sin hacer comentarios se retiró a celebrar la victoria en un restaurante de lujo.
Antes de los comicios y recordando estos y otros sucesos parecidos, Sarkozy calificó estos actos de inadmisibles y expresó disculpas, pero por lo visto, en el momento de los comicios la sociedad francesa ya no estaba preparada para conceder indulgencias a su presidente.
Por ahora, el destino político de Sarkozy es ambiguo. Según el discurso pronunciado ante sus electores al reconocer su derrota, piensa cumplir una antigua promesa y abandonar la política.
Una perspectiva que algunos dudan, porque si Sarkozy se convierte en un ciudadano común, puede afrontar desagradables investigaciones penales, como la supuesta financiación de su anterior campaña electoral con donaciones hechas por el asesinado líder libio Muamar Gadafi.
Al respecto de asuntos turbios parecidos, también figura la entrega ilegal a Sarkozy de al menos 800.000 euros de la multimillonaria francesa, propietaria de L'Oréal, Liliane Bettencourt. El nombre de Sarkozy también figura en una investigación de la fiscalía gala sobre irregularidades en la venta de submarinos de fabricación francesa a Pakistán en 1994.
Entre tanto, la mayoría de los gobiernos de Europa recibieron a regañadientes la noticia del nuevo inquilino del Elíseo.
El pesimismo se debe a los planes económicos de Hollande cuyos efectos pueden sacudir los actuales estamentos no sólo en Francia sino también en toda la UE.
En Francia hay mucha expectativa por las repercusiones que pueda tener la imposición de un tope al precio de la gasolina y el aumento del subsidio a los padres con niños en edad escolar.
Expertos franceses discuten sobre el costo que puede tener la revisión a la ley impuesta por Sarkozy que aumentó la edad de jubilación a 62 años, y la creación de más de 200.000 puestos de trabajo en el sector público.
Y en Europa, lo que más preocupa son las promesas de Hollande de revisar el pacto fiscal, y con el ello, la muy posible ruptura del eje París-Berlín, gestores clave de la estrategia para afrontar la crisis de la deuda y el potencial colapso del euro y la eurozona.
En el ámbito internacional, con Hollande en la presidencia, la mayoría de los expertos esperan ajustes en la política exterior de Francia en asuntos cruciales como el programa nuclear iraní.
Son posibles asimismo los ajustes relacionados con la permanencia de las tropas francesas en Afganistán y en general, en calidad de miembro permanente del Consejo de Seguridad, la postura de París en otros asuntos candentes como Siria, Corea del Norte, Sudán, Libia, y otros países afectados por las revoluciones de la llamada primavera árabe.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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