Georgia busca el lugar que la Gran Guerra Patria ha de tener en su historia

Síguenos en
La victoria contra el nazismo en Europa, junto con la Victoria de la Unión Soviética en la Gran Guerra Patria (1941-1945), nunca ha dejado de ser un inquebrantable vínculo que unía a los residentes del espacio postsoviético.

La victoria contra el nazismo en Europa, junto con la Victoria de la Unión Soviética en la Gran Guerra Patria (1941-1945), nunca ha dejado de ser un inquebrantable vínculo que unía a los residentes del espacio postsoviético.

Sin embargo, incluso con relación a este glorioso acontecimiento surgen con frecuencia manifestaciones de incomprensión y confrontación.

En vísperas del Día de la Victoria, 9 de Mayo, RIA Novosti ofrece a sus lectores una serie de reportajes desde algunas de las antiguas Repúblicas Soviéticas, los países bálticos y Georgia sobre los ánimos reinantes en la sociedad antes de la celebración de la gran fiesta, el trato que se les da a los veteranos de aquella guerra y las diferentes evaluaciones de los acontecimientos de la época.

 

Cuando nosotros, los que tenemos ahora algo más de 40 años, estábamos todavía dando los primeros pasos y los árboles nos parecían enormemente altos, los días marcados con rojo en el calendario eran una parte inalienable de la vida del pueblo soviético. Actualmente, muchos habitantes de Georgia gustan de acordarse del pasado antisoviético de su familia. Pero, seamos sinceros: en aquellos momentos poco antisoviético había en la vida de la mayoría de los ciudadanos de la URSS.

En mi familia, por ejemplo, los “ánimos antisoviéticos” se expresaban en la sintonización matutina de la emisora Voice of America o Deutsche Welle. En todo lo demás, éramos una familia normal, de las cuales en la URSS había millones.

No obstante, el 9 de Mayo, Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria destacaba de entre todas las fiestas, dado que la mayoría de nuestros abuelos y abuelas habían pasado por aquella terrible guerra y muchos no volvieron nunca de los campos de la batalla.

Atentando contra la memoria histórica

Cuando en 1965 Leonid Brezhnev decidió recuperar la celebración del 9 de Mayo y lo hizo festivo, era difícil averiguar si su decisión se debía a razones personales o a las necesidades de la propaganda ideológica. Sin embargo, su decisión resultó ser más que acertada.

Bien se conoce que la memoria humana es selectiva y pocos recordarán que los desfiles militares se celebraban en la URSS solo en los años que se cumplían cifras redondas desde la victoria. Porque para hacer demostración de su poderío militar el país tenía otra fiesta, el 7 de noviembre, cuando se conmemoraba la Revolución bolchevique de 1917. Y las celebraciones del 9 de mayo se limitaban a las ofrendas al pie de los monumentos, a las reuniones de los veteranos, a los fuegos artificiales y a los minutos de silencio transmitidos por la televisión nacional.

Años más tarde la URSS pasó a ser parte del pasado, la ideología comunista fracasó y en el mapa aparecieron nuevos Estados soberanos. Cambiaron las generaciones y la mayoría de los veteranos ya no están con nosotros. Muchos de ellos, ya fallecidos, hasta sus últimos días se sintieron profundamente heridos al ver como se estaban desechando por inservibles los ideales a los que habían servido.

Y las nuevas generaciones del pueblo georgiano hubieron de plantearse la pregunta de ¿qué representaba para su país la Gran Guerra Patria? Recuerdo la indignación de muchos al abolir el primer presidente de Georgia, Zviad Gamsajurdia, el 9 de mayo y otras fiestas de la época comunista.

El líder tenía razón a su manera, dado que consideraba que la URSS había sido un imperio y la Segunda Guerra Mundial tan solo una contienda en ese momento por las zonas de influencia. Sin embargo, Gamsajurdia a veces actuaba como idealista y no como político.

Muchos habitantes del país vieron la abolición del 9 de mayo como un atentado contra la memoria histórica del pueblo georgiano. De modo que la decisión de los siguientes gobernantes del país de recuperar la fiesta, además de parecer lógica, les trajo considerables beneficios políticos.

Preguntas pendientes de respuestas

No es tan complicado recuperar una fiesta, la dificultad está -y Georgia se ha dado perfecta cuenta de ello- en formular una idea para las celebraciones.

Las reuniones de los veteranos, las ofrendas, la proyección de películas dedicadas a la Gran Guerra Patria traen a la memoria aquel tiempo, cuando los árboles nos parecían enormemente altos. Sin embargo, detrás de la fachada festiva se llevan a cabo acaloradas discusiones.

Por una parte, la sociedad georgiana ha decidido mostrarse algo más indulgente con el Día de la Victoria contra el nazismo, debido a que en la guerra contra una ideología que enseñaba  a odiar a todos los que no fueran arios participaron en la marco de la coalición antihitleriana las democracias occidentales, junto con la URSS con su régimen totalitario. Por otra parte, es difícil pasar por alto el hecho de que después de la guerra, la mayor parte de Europa acabó en la zona de influencia de la URSS, lo que acarreó no pocas desgracias a los pueblos de la región.

Y, finalmente, toda la arquitectura de las relaciones internacionales, con algunas insignificantes excepciones, sigue vertebrada en función de los resultados de la Segunda Guerra Mundial.

Sigue sin respuestas toda una serie de preguntas: ¿Sería la Segunda Guerra Mundial una guerra patriótica para Georgia? La sociedad georgiana de hoy no puede ofrecer una respuesta unánime a esta pregunta.

Algunos con toda razón opinan que sí, que fue una guerra patriótica, porque el Ejército alemán anhelaba llegar al Cáucaso y en concreto a Georgia, por lo que los habitantes de la República que combatieron en el frente estaban defendiendo a sus familias y sus casas.

Otros objetan que, dado que Georgia no era un Estado independiente, la guerra no puede considerarse patriótica y los caídos en aquellos sangrientos años sacrificaron sus vidas por el imperio soviético. Un debate tranquilo y constructivo acerca de estas discrepancias se ve impedido por una evidente politización de la historia del siglo XX.

Otra pregunta muy delicada es ¿qué actitud adoptar respecto a aquella gente que combatió en el bando alemán? Después de la sublevación de 1924 la mayor parte del cuerpo de oficiales georgianos acabó en emigrando. En la guerra entre la Unión Soviética y la Alemania hitleriana hubo muchos emigrantes, que habían perdido a sus familias y a sus mejores amigos durante el terror bolchevique, que vieron una posibilidad de restitución de la independencia de Georgia. En estos momentos este delicado tema es pasado por alto por las autoridades georgianas, pero en un momento dado habrá que dar respuestas necesarias y no será nada fácil.

Y, por último, la pregunta planteada el año pasado por ciertas organizaciones no gubernamentales: ¿Cuándo habría que celebrar el Día en la Victoria, el 8 o el 9 de Mayo?

El mundo entero, a excepción de las antiguas repúblicas soviéticas, honra la victoria contra el nazismo el 8 de Mayo, ¿por qué entonces Georgia debería ser un caso aparte? La respuesta, sin lugar a dudas, tiene que ver con los matices ideológicos y propagandísticos.

El año pasado, las autoridades hallaron una decisión verdaderamente salomónica: los parlamentarios y el ministro de Asuntos Exteriores de Georgia depositaron las ofrendas florales en el Memorial a los Caídos en el Parque de la Victoria el 8 de Mayo, mientras que el alcalde de la capital georgiana, la ciudad de Tbilisi, se reunió con los veteranos en el mismo parque al día siguiente.

Muchos estaban pendientes de lo que haría el presidente de la nación, Mijaíl Saakashvili, quien dio un paso poco convencional. Acudió a la tumba del sargento Melitón Kantaria, quien había colocado la bandera roja sobre el edificio del Reichstag en Berlín. Posteriormente la guerra entre los separatistas abjasios y Georgia lo forzó a abandonar su casa. Falleció en Moscú y fue enterrado en territorio georgiano.

Obeliscos y símbolos

El tema de la demolición de monumentos soviéticos por las autoridades georgianas lleva tiempo discutiéndose en el ciberespacio ruso. Sin embargo, por muy extraño que parezca, en la propia Georgia no ha tenido demasiada repercusión social. Incluso las fuerzas de la oposición que tienden a aprovechar cualquier fallo del poder oficial apenas prestaron atención al desmantelamiento de los monumentos en Kutaisi y Batumi.

Los únicos en hacer declaraciones impactantes al respecto fueron los representantes de la oposición, Nino Burdzhanadze y Kaja Kukava, así como los laboristas, que suelen armar un alboroto con cualquier pretexto. Y todo parece indicar que las declaraciones en cuestión estaban destinadas al público extranjero.

¿Cuáles serían las razones de esta aparente falta de reacción por parte de la sociedad georgiana? Primero, en Georgia se cree que estos desmantelamientos no tenían importancia propagandística. El monumento de Kutaisi desde mediados de los años 90 se convirtió en el sitio predilecto de indigentes y drogadictos. Por lo tanto, los habitantes de la ciudad aplaudieron la decisión de construir en aquel solar abandonado el edificio del Parlamento.

En el caso de Batumi todo es mucho más simple, el complejo memorial junto con el Museo de la Gloria de los héroes de la Gran Guerra Patria cayó en el abandono a principios de los 90. Durante los años del Gobierno de Aslán Abashidze en el lugar del Museo fue construido un restaurante.

El monumento siguió allí, incrustado entre los restaurantes hasta este año, cuando se tomó la decisión de crear un parque en honor de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial en otra parte de Batumi, mientras que en el sitio del antiguo monumento se está construyendo una estación del funicular que subirá al monte Batum y no ofrecerá un contraste tan brusco con los establecimientos recreativos de la zona.

Así que nadie se dispone de momento a desmantelar los monumentos a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, y el complejo memorial del parque de la Víctoria en Tbilisi es considerado un monumento arquitectónico.

Y, a modo de conclusión, algunas palabras sobre la percepción del 9 de Mayo por las sociedades georgiana y rusa: en la Rusia actual se celebra el Día de la Victoria y de la gloria militar, y precisamente este componente parece dominar.

En Georgia, este día se rinden honores a los caídos y a los pocos veteranos supervivientes de aquella sangrienta guerra, sin que se ponga de manifiesto la faceta bélica de la fiesta.

…Y a nosotros, personas algo mayores de 40 años, nos quedan los recuerdos sobre los tiempos cuando los árboles se nos antojaban enormemente altos y aquellos, quienes nos querían sobremanera, nuestros abuelos y abuelas. Porque precisamente ellos fueron víctimas de aquella terrible guerra…

Guela Vasadze es director de la Agencia de Información BLACK SEA PRESS.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала