Pekín apoya al candidato de Washington para la presidencia del Banco Mundial

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El pasado 16 de abril se anunció el nombre del nuevo presidente del Banco Mundial: Jim Yong Kim, un estadounidense de origen surcoreano que asumirá este cargo el próximo 1 de julio por un mandato de cinco años.

El pasado 16 de abril se anunció el nombre del nuevo presidente del Banco Mundial: Jim Yong Kim, un estadounidense de origen surcoreano que asumirá este cargo el próximo 1 de julio por un mandato de cinco años.

Podemos observar al menos dos fenómenos en lo que se refiere a este nombramiento. Es un nuevo ejemplo de la sutileza del presidente estadounidense, Barack Obama, que propuso a un candidato extraordinario que, en general, debería satisfacer a todos. Además, esto evidencia que en el Banco Mundial se realizarán cambios en el marco de las reformas en el sistema de gobernanza global.

Surcoreanos por todas partes


Jim Yong Kim es el segundo surcoreano que encabeza una importante organización internacional. El primero ha sido Ban Ki-moon, el secretario general de la ONU.

La historia de su elección para este cargo en 2007 en cierta medida se parece a lo que ha pasado ahora con el presidente del Banco Mundial.

Según una rotación no oficial, un asiático tuvo que sustituir al africano Kofi Annan en el cargo del secretario general de la ONU.

Pero en 2007 China ya era demasiado fuerte según la opinión de EEUU, que posee el derecho a vetar la candidatura del secretario general de la ONU. Pero China, como otras grandes potencias, también tiene este derecho y se encontró una fórmula de compromiso al elegir al surcoreano Ban Ki-moon.

Este no era un candidato ideal, en reiteradas ocasiones estaba dispuesto a apoyar a EEUU y la UE antes de darse cuenta de lo que pasaba en realidad. En general, se le puede caracterizar como político pro-occidental aunque proviene de Oriente.

Pero al fin y al cabo Ban Ki-moon sacó las lecciones necesarias y entendió que no era emperador de todo el mundo sino un funcionario internacional obediente a la Carta de la ONU y obligado a satisfacer intereses de casi 200 países. Y hoy en día, parece que cumple sus funciones bastante bien.

Ahora un nuevo surcoreano, aunque residente en EEUU, fue nombrado para un cargo importante. ¿Es una tendencia? En general, los coreanos forman un pueblo especial en Asia. Por ejemplo, pocos saben que Filipinas no es el único país cristiano en Asia. Según la estadística oficial, más del 25% de la población de Corea del Sur es cristiana y además está compuesta no solo por católicos sino en su mayoría por protestantes, incluidos los provenientes de EEUU.

China también podría ser cristiana. Pocos saben que la Revolución de 1911 en China se llevó a cabo bajo una fuerte influencia de los cristianos estadounidenses, incluido el propio general Chiang Kai-shek, líder del Partido Nacionalista y líder máximo de la República de China establecida en Nankín en 1927.

Pero tras la derrota de los nacionalistas Mao Zedong llegó al poder y todos saben muy bien lo que sucedió posteriormente.

En cuanto a la península de Corea, tanto los surcoreanos como los norcoreanos son obstinados y temperamentales. Pero si Ban Ki-moon es un representante típico de su nación, no se puede decir lo mismo sobre Jim Yong Kim.

Es estadounidense

Empezamos por el nombre. En Asia Oriental, el apellido se pone el primero. Es decir, el apellido de Ban Ki-moon es Ban.

Mientras, el nombre del nuevo presidente del Banco Mundial es Jim y su apellido es Kim. Si hubiera residido en su país de origen, se llamaría Kim Yong. Pero Jim Yong Kim se mudó con su familia a EEUU cuando tenía cinco años, aprendió el coreano como idioma extranjero en el colegio y ahora es ciudadano estadounidense.

De hecho, el presidente del Banco Mundial suele ser estadounidense y el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), europeo.

Pero Jim Yong Kim es el presidente del Banco Mundial no solo debido a su origen sino porque además tiene una biografía destacada. El doctor Kim, de 52 años, es experto en medicina y uno de los más reconocidos luchadores contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) en África cuando trabajaba en la Organización Mundial de la Salud.

Posteriormente, Jim Yong Kim fue nombrado presidente de la prestigiosa Universidad de Dartmouth.

Cuando Barack Obama propuso su candidatura para el cargo del presidente del Banco Mundial resultó que nadie tenía nada en contra, a pesar de largos debates respecto a los intentos de las economías emergentes como China, la India o Rusia de tomar el poder en todas las organizaciones internacionales, especialmente las financieras.

Estos Estados al menos muestran que saben comportarse en tales situaciones y en este caso también todos se preparaban a una lucha discreta. Por ejemplo, en la cumbre del Grupo BRICS que se celebró en Nueva Delhi en este mes de abril.

Se consideraba la posibilidad de proponer a una candidatura de uno de estos países para ver que apoyo recibiría en el Consejo de Directores del Banco y posiblemente poner fin al monopolio estadounidense. Al menos, el respectivo intento se hizo en las recientes elecciones del director del FMI.

Pero China declaró que Jim Yong Kim era un candidato excelente. Y todos callaron. ¿Por qué? Porque el candidato propuesto por Obama es un hombre que se encuentra digamos entre todas las naciones y además está dispuesto a realizar unos cambios que no pueden afectar a EEUU.

China y EEUU a veces pueden superar las discrepancias. Esta vez ha coincidido que el Banco Mundial no necesita una invasión o revolución sino tan solo las reformas.

Una lenta aproximación a la ONU


El Banco Mundial, junto con el Fondo Monetario Internacional, fue creado en 1944-1945 para reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

En los sesenta, los países en vías de desarrollo aparecieron en el mapa, y el Banco, que es de hecho un grupo bancario, empezó a prestar apoyo a nuevos países e integrarlos en el sistema occidental mientras por su lado la URSS financiaba a sus socios. Tras 1991, el Banco Mundial ayudó a Rusia prestándole 12.000 millones de dólares.

Gracias a su “ideología de desarrollo”, el Banco Mundial evitó escándalos que en reiteradas ocasiones se suscitaban en torno al FMI, que suele prestar apoyo financiero a los Estados exigiendo en cambio que observen la disciplina financiera y cumplan unas condiciones políticas determinadas. Esto no le gusta a nadie y por eso los países emergentes intentan aumentar su influencia en el FMI, mientras que el Banco Mundial queda al margen.

Pero hoy en día, el mundo abandona este modelo de prestar apoyo. En el sitio web del Banco Mundial se puede encontrar un discurso interesante pronunciado por uno de los altos cargos del Banco. Se expone, entre otras ideas, que el modelo en el que “el Norte rico ayuda el Sur pobre” ha dejado de existir. Los países emergentes (China, Rusia, la India, etc.) son locomotoras del desarrollo económico global, por eso el Banco debe reformarse.

Y este proceso ya se ha iniciado. El Banco Mundial se aproxima lentamente a la ONU. En 2000, todos los países de las Naciones Unidas aprobaron los “objetivos de desarrollo del milenio” elaborados para aumentar el nivel de la vida en todos los países. Y el Banco Mundial se encarga de financiar el progreso global, de acuerdo con este programa, dejando paulatinamente su papel del "arma de Occidente".

El nombramiento de Jim Yong Kim presagia la reforma del Banco Mundial, su tránsito hacia un nuevo modelo de trabajo aceptable y conveniente tanto para los países emergentes como para los antiguos dueños del mundo.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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