El primer ministro y candidato a la presidencia de Rusia, Vladímir Putin, reprocha a Occidente el “prurito belicoso” con respecto a Siria y cuestiona el éxito de la llamada primavera árabe, según se desprende de su artículo publicado hoy en el diario Moskovskie Novosti (MN).
Putin califica de “extremadamente drástica, rayana en histeria” la reacción de Occidente al veto que China y Rusia impusieron en el Consejo de Seguridad de la ONU al anteproyecto de una resolución contra el régimen de Bashar Asad.
“Me gustaría prevenir a nuestros colegas occidentales de la tentación de recurrir al esquema simplista que usaron anteriormente”, a saber, “forjar una coalición de países interesados” al margen de la aprobación en el Consejo de Seguridad, escribe en su artículo.
“La propia lógica de tal actuación es contraproducente y peligrosa”; lejos de contribuir al arreglo del conflicto, desequilibra el sistema de seguridad internacional y mina el protagonismo de la ONU donde “el derecho de veto no es un capricho sino parte inalienable del orden internacional consagrada en la Carta, por cierto, por insistencia de EEUU”, señala Putin.
Reprocha a Occidente su “prurito belicoso” y “falta de paciencia para elaborar un planteamiento colectivo equilibrado y sopesado”.
En plano más amplio, cuestiona el éxito de la llamada ‘primavera árabe’ al señalar que “el dominio de una fuerza es reemplazado por el dominio aún más agresivo de otra”.
Considera inadmisible que en Siria se reedite lo ocurrido en Libia donde “varios Estados, con el uso de aviación y al amparo de consignas humanitarias, acabaron con el régimen”, lo que derivó en “la repugnante escena de represión - ni siquiera medieval, primitiva – contra Muamar Gadafi”.
También repara en que compañías rusas pierden terreno y contratos en los países de la ‘primavera árabe’, como ya sucedió anteriormente en Irak, y que los nichos se llenan de empresas procedentes de aquellos Estados que contribuyeron al cambio de regímenes correspondientes.
“Uno podría pensar que los trágicos acontecimientos se debieron, hasta cierto punto, a cierto interés por el reparto de mercados, no al velo por los derechos humanos”, según Putin.
La intención de imponer la democracia a la fuerza resulta a menudo contraproducente, según Putin. Entre otras cosas, porque hace aflorar el extremismo religioso que procura cambiar el rumbo de algunos países y el modelo laico de su Gobierno.
Con respecto a Siria, Putin piensa que “el objetivo prioritario es hacer entrar en razón a todas las partes en conflicto”, prevenir una guerra civil a gran escala, poner cese a la violencia e impulsar un diálogo nacional sin condiciones previas ni intromisiones desde fuera.
