Rusia fue invitada a la conferencia internacional “Amigos de Siria” programada para el próximo 24 de febrero en Túnez, informó este sábado el diario panarábigo Asharq Alawsat citando al canciller tunecino Rafik Abdessalem.
“Rusia y China ya fueron invitados a la conferencia”, dijo Abdessalem al añadir que nadie “pretende apartar a estos países del arreglo en Siria”.
Según la fuente, en la conferencia participarán todos los países miembros de la Liga Árabe, los países europeos, ciertos representantes de la Organización para la Cooperación Islámica y los países influyentes en la región, como EEUU, China, Rusia y la India.
El foro, comentó Abdessalem, se centrará en cómo aumentar la presion sobre el régimen actual de Siria. Al mismo tiempo, el jefe de la diplomacia tunecina afirmó que su país se opone de forma rotunda contra todo tipo de injerencia militar en Siria y “nunca se convertirá en un trampolín para una intervención militar contra otro país árabe”.
Al mismo tiempo, precisó que la agrupación más importante de la oposición siria, el Consejo Nacional, “no estará representada oficialmente” en la conferencia, aunque la consolidación de las fuerzas opositoras sirias sí será uno de los asuntos clave de la agenda del evento.
La cancillería de Rusia no considera como legítimo al “grupo de amigos de Siria” y manifiesta desconfianza ante tal manera de arreglar conflictos. Anteriormente, el portavoz del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores, Alexandr Lukashévich, afirmó que Moscú se opone a cualquier reunión que estimule injerencia foránea en los conflictos internos.
El pasado 16 de febrero, la Asamblea General de la ONU aprobó por mayoría una declaración que condena la violencia del Gobierno sirio contra la oposición y apoya la petición de la Liga Árabe para la dimisión del presidente sirio, Bashar Asad.
La votación del documento, presentado por 70 países de Occidente y el mundo árabe, culminó con 138 votos a favor, 12 en contra y 17 abstenciones.
Tal como se esperaba, Rusia votó en contra porque el texto final no recogió sus propuestas. En particular, Moscú pedía que la declaración exigiera a todas las fuerzas de oposición desmarcarse de los grupos armados que usan la violencia y poner fin a los ataques contra instituciones estatales.
En sus declaraciones tras la votación, el embajador ruso ante las Naciones Unidas, Vitali Churkin, calificó el documento como “desequilibrado”.
Entre los países que votaron en contra de la resolución también figuran China, Venezuela, Corea del Norte e Irán.
