La sociedad civil no nace en la calle

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La sociedad civil es un fenómeno que jamás aparece sin más ni más, ni nace en las calles.

La sociedad civil es un fenómeno que jamás aparece sin más ni más, ni nace en las calles.

Su nacimiento es un proceso complicado y duradero, digan lo que digan los observadores de los actuales acontecimientos en Rusia.  

Lo que pasa es que la sociedad rusa, y en primer lugar los intelectuales rusos, creen desde hace mucho en un tópico arraigado según el cual la principal misión de la sociedad civil es oponerse a las autoridades. La gente politizada cree que el espacio entre la sociedad y las autoridades es el principal, o incluso único, campo de actividades para la sociedad civil. ¿Es así de verdad? 

A la sociedad civil le corresponde el eje horizontal y no el vertical. Lo confirman las definiciones básicas del concepto: es una “diversidad de personas con categoría de ciudadanos  que actúan … para tomar decisiones en el ámbito público que conciernen a todo ciudadano fuera de las estructuras gubernamentales”, por ejemplo.

El filósofo inglés Thomas Hobbes lo determinó como la antítesis del estado de naturaleza, caótico y anárquico por definición, la guerra de todos contra todos.  Para Georg Hegel, es la capacidad de esforzarse por sacar y traer provecho a los demás.  Sólo Marx, comentando la historia de la Comuna de París, encontró en ésta una sociedad civil sublevada contra la máquina del Estado.

Donde la sociedad civil esté poco desarrollada, es fácil disminuir su papel atribuyéndole sólo una parte de sus incumbencias. Por ejemplo, limitándolas a las actividades del orden público (aunque sí es verdad que esta función es inherente a la sociedad civil, junto con el control sobre la burocracia por parte de la sociedad).

Algunos van más allá, proclamando que la sociedad civil es “el campo donde los ciudadanos libres pueden expresarse libremente en la Internet”,  limitando esta sociedad al nicho suyo.

El economista y empresario ruso Gusélnikov ha comentado recientemente que “el eje de la sociedad civil son los propietarios responsables, o más bien, propietarios de su propio negocio, pequeño, mediano, privado o familiar…”.  

Desde luego, un “propietario responsable” es una característica importante de la sociedad civil, pero igualmente otros podrían decir que no un propietario mediano, sino los profesores, médicos, ingenieros y científicos constituyen el eje de la sociedad civil. La verdad es que no tiene ningún sentido buscar prioridades de este tipo: la propia sociedad civil lo excluye, ya que es una y común para todos.

Gusélnikov intuye que es irracional limitar así la base social de la sociedad civil. “El grado de responsabilidad de son los ciudadanos a la hora de ejercer sus derechos de propietarios, podemos apreciarlo, cuando paseamos por las calles o entramos en las casas residenciales”, dice refiriéndose a la basura en las calles y grafiti en los ascensores comunes.

Es una idea que merece atención. Comentando que los ciudadanos deben ser responsables, el autor nos abre los ojos a unas verdades obvias y poco agradables.

No tiene ningún sentido salir a las manifestaciones políticas, si tú mismo no te opones a la suciedad en las calles, toxicomanía cuyos índices están creciendo implacablemente, insultos que intercambian tus conciudadanos cada día, al estado de los orfanatos, a la pobreza de tu vecino, a la negligencia, indiferencia y extorsiones, que perjudican a tu prójimo aquí y allí. A propósito, no es verdad que en cada caso el ofensor principal sean las autoridades.

La sociedad civil debe estar al servicio de sus miembros cuando el Estado no pueda ayudarles. De lo contrario, es un absurdo si se exige la libertad e independencia del Estado manifestando, al mismo tiempo, la incapacidad total de rellenar el vacío que se crearía.

Por eso insisto en que sólo un observador poco competente puede afirmar que los ciudadanos de Rusia congregados en el mitin en la Plaza Bolotnaya, hayan mostrado que son ya bastante maduros y responsables.  Además, sería injusto respecto a los demás ciudadanos de Rusia afirmar que sólo los manifestantes posean el sentido cívico. 

Parece trivial hablar de que ciertos representantes de la sociedad constituyan su vanguardia, sacando a la luz la despertada conciencia de las masas. Ya es hora de inventar algo más original.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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