La justicia no ha triunfado en el caso de los pilotos liberados en Tayikistán

© RIA NovostiLos pilotos Vladimir Sadóvnichi y Alexei Rudenko
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Los pilotos Vladimir Sadóvnichi y Alexei Rudenko, condenados en Tayikistán a 8,5 años de prisión cada uno, fueron puestos en libertad.

Los pilotos Vladimir Sadóvnichi y Alexei Rudenko, condenados en Tayikistán a 8,5 años de prisión cada uno, fueron puestos en libertad.

Saltaba a la vista la intención clara de las autoridades tayikas de usar a estos dos hombres como moneda de cambio en el regateo político con Moscú.

¿Pero, podría decirse qué ha triunfado la justicia? Desgraciadamente, no. Y no sólo porque Tayikistán no haya invalidado las absurdas acusaciones de contrabando y cruce ilegal de la frontera tayika, sino porque Moscú recurrió a dudosos métodos de presión sobre las autoridades tayikas.

Nada más desencadenarse la crisis, aparecieron centenares de inmigrantes laborales ilegales de procedencia tayika, a punto de ser deportados a su país de origen. Hay que recordar que, para poder deportar de Rusia a un ciudadano extranjero y, además nacional de un país de la CEI (Comunidad de Estados Independientes), como es Tayikistán, es imprescindible una sentencia judicial.

Esto quiere decir que los tribunales rusos en muy poco tiempo dictaron centenares de sentencias. Se aplica, por lo tanto, casi la misma lógica que en Tayikistán: las autoridades dan una indicación y la justicia acata “sus órdenes”.

El funcionamiento de este esquema en Tayikistán se puede analizar en un ejemplo muy concreto. Después de que el presidente tayiko, Emomalí Rajmón, tomara “bajo control personal” el caso de los pilotos, que supuestamente no le había interesado anteriormente, la Fiscalía de Tayikistán y los tribunales correspondientes empezaron a dar marcha atrás.

Parecía que era una película que se estaba rebobinando: se consideró la apelación, se bajó la condena de ocho años y medio de prisión a dos años y medio, se descontaron los seis meses que los acusados ya habían permanecido en la cárcel y para los dos años restantes se aplicó la amnistía. No cabe duda de que tales prácticas perjudicarán la imagen de Tayikistán, puesto que nadie se fiará de los juzgados capaces de cambiar sus sentencias en un abrir y cerrar de ojos.

En el caso de Sadóvnichi y Rudenko, agrava la situación el hecho de que han sido puestos en libertad, pero no rehabilitados, es decir, se les sigue considerando culpables, pero ya no se les va a castigar con la cárcel. La renuncia a rehabilitar a los pilotos procesados es bastante común para el espacio postsoviético ya que rehabilitar equivale a reconocer su error. Y reconocer su error conlleva a pedir disculpas lo que es visto por los líderes de las antiguas Repúblicas soviéticas como una completa humillación y se tiene que evitar a toda costa.

Sin embargo, si el presidente tayiko no presenta sus disculpas, le da motivos a Moscú para mantener las sanciones contra Tayikistán ya introducidas.
La política internacional es un ámbito igual de cínico y falso que la política nacional. Está mal visto pelearse por cualquier cosa, a veces merece la pena aceptar lo inaceptable.

La situación de los nacionales de la antigua metrópoli en el territorio de la ex colonia no es ninguna excepción.

El Reino Unido en su momento aceptó el cambio de estatus de sus colonos en África, que de la noche a la mañana se convirtieron en minoría blanca en países con gobiernos “de color”. Londres sólo formuló una exigencia: que respecto a los nacionales británicos se aplicaran las mismas leyes que habían sido aprobadas en el nuevo Estado africano.

¿Y cuándo “caen en desgracia” con Moscú sus vecinos de la Comunidad de Estados Independientes (CEI)? Porque se trata de “caer en desgracia” y no estar estructurando una política bien pensada y eficaz.

¿Acaso Turkmenistán no vulnera los derechos de los ciudadanos rusos y a veces lo hace de una manera más cruda que en el caso de los pilotos en Tayikistán? ¿Acaso durante el régimen de Yanukóvich fueron eliminadas las normas discriminatorias respecto a la lengua rusa, aprobadas por Kuchma y Yúschenko (ex presidentes de Ucrania)? Nada por el estilo.

Yúschenko se peleó con Rusia y se convirtió en un enemigo jurado. El presidente de Ucrania, Víctor Yanukóvich, y el de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymujamédov, supieron evitar este tipo de peleas y las relaciones entre Rusia y sus países parecen estar casi en orden.

Tayikistán tiene una legislación bastante civilizada en lo que respecta a las organizaciones no gubernamentales, la oposición y la detención arbitraria. Sin embargo, nadie en la república se ha esforzado en serio en cumplir dichas leyes y Rusia durante largos años se ha mostrado indiferente al respecto.

El veredicto dictado a los pilotos sí que provocó preocupación. ¿Por qué motivo? Obviamente, porque ha sido la gota que ha colmado el vaso. Pero no en la violación de los derechos de los rusos, sino en la lista de ofensas personales a los representantes de las autoridades de Rusia.

Emomalí Rajmón durante varios años estaba intentando ejercer presión sobre Dmitri Medvédev, presidente ruso. Expresó su descontento por el discurso pronunciado por Medvédev en Uzbekistán, en el que se mencionó la participación de Rusia en el proyecto de construcción de una nueva central hidroeléctrica y en otra ocasión se mostró apenado por el insuficiente arrepentimiento de Rusia por los crímenes del estalinismo.

Si el líder tayiko se imaginaba que estaba ante un intelectual que no sabía defenderse, se equivocaba. Pero, por muy triste que parezca, la sensación de que la justicia ha triunfado se nos sigue escapando.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI 

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