Tófik Gasímov: Muchos en Azerbaiyán sentían odio hacia el sistema soviético

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El 30 de agosto de 1991, el Soviet Supremo de Azerbaiyán aprobó la declaración “Sobre el restablecimiento de la soberanía nacional de la República de Azerbaiyán”, basándose en el Acta de Proclamación de la República Democrática de Azerbaiyán aprobada del 28 de mayo de 1918.

El 30 de agosto de 1991, el Soviet Supremo de Azerbaiyán aprobó la declaración “Sobre el restablecimiento de la soberanía nacional de la República de Azerbaiyán”, basándose en el Acta de Proclamación de la República Democrática de Azerbaiyán aprobada del 28 de mayo de 1918. El ex secretario de prensa del primer presidente azerbaiyano Ayaz Mutalíbov, Tófik Gasímov, hoy politólogo, comentó la situación que se vivía en 1991 en una entrevista a RIA Novosti.

- ¿A su juicio, cuáles fueron las causas para la promulgación de ese documento: a los factores internos o exteriores, por ejemplo, la institución del Comité Estatal de Emergencia (GKChP), a los acontecimientos que se desarrollaron en Moscú, a la pérdida del poder real por las autoridades centrales o a la creciente expansión de Armenia?

El país de que formaba parte Azerbaiyán estaba sumido en una profunda crisis. Se hizo claro que un sistema político que se había aislado del resto del mundo y asumió gigantescos compromisos, simplemente era incapaz de cumplirlos. La crisis duró más de un decenio. Uno de los problemas más graves de las autoridades soviéticas fue el engaño y el autoengaño. A Azerbaiyán, como a una parte de ese país, también tenía todos esos defectos y vicios. Pero al ocaso de la URSS, en Azerbaiyán surgió también un problema interno, el de Alto Karabaj, el de provocaciones por parte de Armenia. Los problemas se sobreponían los unos a los otros, las autoridades de Azerbaiyán ya eran incapaces de controlar la situación, ante todo, el primer secretario del Partido Comunista de Azerbaiyán, Abdurajmán Vezírov, designado por el Kremlin en los días de la crisis.

A diferencia de las azerbaiyanas, las autoridades armenias eran solidarias con la sociedad y con las primeras organizaciones políticas extraoficiales. Mientras que los dirigentes políticos azerbaiynos abrigaban la esperanza de que la situación se normalizaría, que la Unión Soviética lograría sobrevivir y por eso el gobierno azerbaiyano estuvo a la expectativa, confiando de lleno en Moscú.

Pero la matanza del 20 de enero de 1990 organizada en Bakú provocó una justa indignación. Las organizaciones políticas no oficialistas y las personas que aspiraban a crear estructuras nacionales para contrarrestar las tendencias negativas vieron claramente que la Unión Soviética estaba viviendo sus últimos días. El presidente Ayaz Mutalíbov, en ese entonces de visita en Irán, declaró que reconocía al la junta golpista GKChP,  que intentó derrocar al presidente de la URSS, Mijail Gorbachov,  lo esto tuvo un impacto negativo en los ánimos de la sociedad en Azerbaiyán.

Por supuesto, no fue fácil la situación del político que se puso al timón de la república tras el 20 de enero, cuando todavía no se habían cicatrizado las heridas. Mutalíbov se mostró algo indeciso. Pero hay que reconocer que durante su gobierno fue aprobada la declaración “Sobre el restablecimiento de la soberanía nacional de la República de Azerbaiyán” y Azerbaiyán se proclamó sucesor de la República Democrática de Azerbaiyán que había existido de 1918 a 1920.

- ¿Estaba preparada la sociedad para acoger tal cambio, teniendo en cuenta los destinos humanos entrelazados y el sistema económico único?..

Los políticos jóvenes, que apoyaban sin titubeo la idea de la soberanía, aplaudieron su proclamación. Pero la gente mayor, educada en ideales que se inculcaban en la Unión Soviética, no lo acogió con mucho entusiasmo. La sociedad se polarizó. La joven generación formó la vanguardia política. Surgieron el Frente Popular de Azerbaiyán y otras organizaciones. Y todas empezaron a atribuirse el mérito de la aprobación de de la declaración sobre la soberanía.

Pero es de reconocer que precisamente en ese período se formó un frente nacional unido por un estado de ánimo común, el de sentimiento de odio hacia el sistema soviético. Hasta los comunistas estaban disgustados con Moscú por su postura en el conflicto de Alto Karabaj. Por eso de hecho todo el mundo ansiaba la independencia, la justicia, la libertad y se pronunciaba a favor de seguir un nuevo camino.

- ¿Comprendían los dirigentes de la república, en primer lugar Mutalíbov como ex jefe del Comité de Planificación de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán, qué consecuencias tendría para la economía republicana el rompimiento de vínculos con los países que integraban la antigua URSS?

Desde luego, a diferencia de las personas poseídas por la idea de independencia nacional, los economistas y la cúpula política veían bien la realidad. Estamos viviendo en un mundo interdependiente. Los círculos elitistas se daban perfecta cuenta de que tras el triunfo de las tendencias centrífugas habría que volver a las centrípetas, porque era imposible desarrollar contactos económicos con los Estados limítrofes. Eran estúpidas las afirmaciones de que si Azerbaiyán viviese solo, sin la Unión Soviética, se cubriría de una capa de oro de diez centímetros de grosor.

- La noticia sobre el surgimiento del GKChP actuó como disuasión para Ereván y el antiguo Stepanakert en sus planes de avivar el conflicto con Bakú. Hasta se dijo que las autoridades armenias se apresuraron a quitar armas a las unidades que habían armado. ¿No significa eso, en opinión de usted, que ellos enfocaban el desmoronamiento de la Unión Soviética como una condición del logro de sus objetivos?

El GKChP fue la criatura del KGB, que quiso reanimar a los adeptos de la idea de gran potencia. Porque el tratado de la Unión, que estuvo gestando Gorbachov, ya no podía servir de antídoto para los problemas que habían madurado ni era adecuado a la situación que vivía el país. Los armenios siempre tenían unos canales de información en los círculos democráticos de entonces y podían jugar muchas alternativas políticas tablas, a diferencia de nosotros, los azerbaiyanos, que jugábamos solamente la postura oficial, por no disponer de información confidencial.

EL KGB de Armenia seguía la línea general de quitarle Alto Karabaj a Azerbaiyán. Mientras que el KGB azerbaiyano reprimía a las personas que intentaban hacer ver las realidades a los dirigentes.

Los armenios lograron aprovechar la situación con más astucia.  Utilizaron en contra de nuestras fuerzas democrática, en contra de nuestra libertad el hecho de haber apoyado los dirigentes de Azerbaiyán al GKChP. Moscú, Riga y Vilnius empezaron a decir abiertamente que en la confrontación Armenia – Azerbaiyán hacía falta apoyar a Armenia por su libre pensamiento.


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