Los que se acuerdan de las raras veces que el líder de Corea del Norte Kim Jong Il ha salido de su país, siguieron con atención la reciente gira del líder de Pyongyang por el territorio de Rusia en su tren blindado.
Como era de esperar, la visita no culminó con la firma de contratos o convenios inesperados. El concepto general de la agenda del mandatario coreano estaba claro antes de comenzar y estuvo centrada, sobre todo, en conversaciones de sondeo sobre vías de transporte y gaseoductos.
La seguridad de los programas nucleares de Corea del Norte es un tema, más bien para negociaciones internacionales multilaterales, aunque la reunión de Kim Jong Il con el presidente ruso, Dmitri Medvedev favoreció al impuso de las negociaciones a seis bandas que todas las partes implicadas tanto esperan.
Años perdidos
La situación en la península coreana resulto congelada desde los años 2002-2003 cuando EEUU acusó a Pyongyang de desarrollar programas nucleares secretos que contradecían acuerdos vigentes de no proliferación con EEUU.
En aquel momento no hubo ninguna prueba convincente de aquello, pero tampoco fue necesario: estalló un escándalo, Corea del Norte puso en marcha programas nucleares de manera abierta, y hoy en día dispone de unas cargas nucleares reales.
Es importante tener presente la situación de Corea del Norte en 2002. En el país surgió la necesidad de reformas económicas según el modelo chino o vietnamita. Se habló mucho de la integración de las dos Coreas con la fijación de plazos posibles (años cincuenta del siglo XXI), se restableció la comunicación férrea entre los dos países.
El proyecto ferroviario, elaborado aun durante la presidencia de Vladimir Putin en 2001, prometió muchas ventajas de tránsito a las dos partes y debió ser la base para desarrollar el potencial económico del Norte coreano y el de los dos países.
En la siguiente reunión de presidentes en 2002 en Vladivostok se habló sobre todo de los proyectos ferroviarios también.
Pero a consecuencia del problema nuclear en los 9 años pasados no cambió nada con la excepción de la propuesta sobre el gaseoducto transcoreano.
Dos proyectos en uno
El proyecto pertenece al consorcio ruso Gazprom y tiene que ver con los suministros de gas a Corea del Sur. Sus volúmenes se estiman en 10 mil millones de metros cúbicos durante 30 años.
Será una parte de la política rusa de la diversificación de los suministros de gas ampliando el círculo de sus clientes en el Oriente. Se sabe que las negociaciones con China van mal, pero es que no es el único país de la región.
Pero es posible tender el gaseoducto de Rusia al sur de la península coreana sólo a través del norte. Por eso Moscú lleva tiempo negociándolo con las dos capitales, intentando simultanear los trabajos con la construcción de la vía ferroviaria.
La economía ayudará a la política
Se puede suponer que los dos líderes quieran discutir también la cooperación económica con tal de cambiar en la región la situación con la seguridad, lo que contribuirá a relanzar las negociaciones internacionales multilaterales sobre la cuestión nuclear en la que Rusia desempeña el papel de un mediador activo entre Washington y Pyongyang.
Se puede añadir que gracias a que las relaciones entre Moscú y Washington van mejorando, Corea del Norte también puede sentirse más segura de que pronto puede ser incluida, como hace diez años, en una amplia cooperación internacional que ayudará a resolver todos los problemas de seguridad.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
