Saludos desde Rosario:
Con el debido respeto hacia el Presidente de Rusia, Dmitri Medvedev, opino que la caída de la U.R.S.S. constituyó y constituye actualmente una verdadera tragedia, no sólo geopolítica sino también humanitaria, histórica y ecológica.
Es verdad que luego de la muerte de Lenin, Stalin impuso una política dictatorial, más cercana al fascismo que al socialismo, que fue desviando el plan estratégico original que se habían trazado los bolcheviques, muchos de los cuales fueron mandados a asesinar por orden de Stalin. Y no olvidemos la Gran Guerra Patria que provocó la muerte de TREINTA MILLONES de Héroes y Heroínas que lograron con sus acciones librar al mundo de una tiran a nazi-fascista.
Luego, la imposición de la carrera armamentista, durante la primer Guerra Fría, se transformó en un lastre pesadísimo para el desarrollo de actividades no militares.
Y a pesar de todo, en la alta calidad a la salud y la educación, ambas gratuitas, así como en los avances científico-técnicos y en el deporte superaron a la sociedad capitalista.
Medvedev plantea que la caída de la U.R.S.S. no provocó derramamiento de sangre, yo diría que tal afirmación no es correcta: el advenimiento del capitalismo llevó consigo todos los males que este sistema maldito impone sobre los pueblos; grandes desigualdades sociales que conllevan la muerte por hambre o por enfermedades, como el SIDA y la tuberculosis, difíciles de erradicar sin un sistema de salud gratuito y una coordinación estratégica de los recursos, aspectos otrora fundamentales.
En fin, habría que escribir mucho más sobre este tema, tan doloroso por sus consecuencias para el género humano.
Pero, a la luz de los acontecimientos que tienen lugar en el mundo, tanto en Nuestra América con nuestro avance hacia la Independencia, como las rebeliones que comienzan en Europa, tengo la convicción que m s temprano que tarde el Socialismo, esta vez democrático-participativo tendrá lugar sobre los territorios de la antigua Unión Soviética.
