Más de 8.500 refugiados sirios arribaron a Turquía, donde fueron alojados en campamentos en la provincia fronteriza de Hatay, informó hoy a la prensa el departamento turco de situaciones de emergencia.
La afluencia de los refugiados, entre los que predominan mujeres y niños, aumenta. En vistas de esta situación, las autoridades de Turquía organizan nuevos campos de tiendas de campaña, reportó la compañía de televisión NTV desde la provincia de Hatay.
Según el rotativo Radical, Ankara ha creado una infraestructura para alojar a unos diez mil refugiados sirios. Si esa cifra se excede, Turquía no podrá aguantar sola tal carga humanitaria. Necesitará ayuda y cooperación por parte de organizaciones internacionales, en particular, de la ONU y la Unión Europea.
Las autoridades turcas ya están sosteniendo las respectivas consultas con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados y con la Cruz Roja Internacional, escribe el periódico.
Unas fuentes diplomáticas informaron que el canciller turco Ahmet Davutoglu se reunirá el próximo miércoles en Ankara con los embajadores de los países de la región para analizar la situación que se vive en Siria y Libia. En la reunión participarán también los jefes de las misiones diplomáticas turcas en EEUU, Gran Bretaña, Francia y Rusia.
Las protestas comenzaron en Siria a mediados de marzo pasado en la ciudad de Deraa, situada en la frontera con Jordania, y luego se extendieron a otras regiones del país. A finales de abril, las autoridades utilizaron carros blindados y artillería para aplastar las manifestaciones antigubernamentales.
Los defensores de derechos humanos sirios informaron que más de 1.100 personas perdieron la vida en los choques con las fuerzas de seguridad. Las autoridades oficiales sirias a su vez cargan la responsabilidad por los actos de violencia a “los elementos terroristas armados”. Dicen que a raíz de disturbios perecieron más de 250 militares y agentes del orden público.
