Los riesgos de nuestros hijos en las redes sociales

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Mi hija, de 9 años de edad, recientemente anunció llena de regocijo: “¡Mamá, ahora soy un chico!”

Mi hija, de 9 años de edad, recientemente anunció llena de regocijo: “¡Mamá, ahora soy un chico!”

Desde hace unos años, mi hija es usuaria de un sitio de juegos de Internet que empezó a introducir elementos de red social.

El sitio está diseñado para niñas. Mi hija tiene un montón de amigas virtuales, pero los niños apenas aparecen por allí. Y los que aparecen (si es verdad que son varones en la vida real) ya son novios de alguna que otra amiga suya. Entonces, mi niña decidió inventarse un novio, un joven  de 13 años. Pasado un día anunció que había roto con él a todo el mundo a través de su página en la red.

Observando cómo el resto de muchachas disputaban el derecho de salir con el personaje creado por mi hija y trascurrido un par de días, le pedí poner fin a ese juego, y el personaje desapareció.

Gracias a él, mi hija obtuvo su primera experiencia de la vida en la red. Una experiencia muy útil para saber cómo sobrevivir  más tarde en la red de los adultos, y en la de Internet en general.

Nosotros, los padres, nos preocupamos porque nuestros hijos salgan a navegar por la red. Intentamos hacer algo para su seguridad, para protegerles de los peligros del mundo adulto que se manifiesta en la red así como es en realidad.

Se están diseñando programas especiales para limitar el acceso de los niños a diferentes sitios. Pensamos en prohibirles a nuestros hijos navegar por Internet y acceder a redes sociales.

Pero no entendemos lo principal: las medidas de protección y las prohibiciones no tendrán ninguna utilidad  si no enseñamos al niño cómo aprovechar los bienes que ofrece Internet sin exponerse a riesgos.

Sabemos cómo enseñar al niño dar sus primeros pasos o cómo explicarle que es peligroso jugar con cerillas. Entonces, ¿por qué no nos damos el trabajo de enseñarle las reglas básicas de supervivencia en las redes sociales? Tarde o temprano, el niño tendrá esta experiencia inevitablemente, por eso no tiene sentido intentar evitarlo.

No digas a los demás lo que no quieres que te digan a ti

Lo principal que debe entender el niño es que el mundo real y el mundo virtual no es lo mismo. La red nos ofrece un sinnúmero de posibilidades de jugar el papel de quien sea: de si mismo, de niña o de varón, de princesa o de dragón. Eres libre inventar lo que quieras, tus fantasías se limitan tan sólo con los recursos de la red.

Pero es importante tener presente que esta posibilidad la tienen también todos los demás usuarios de la red, tu amigo virtual incluido, por lo cual nunca puedes estar seguro de la personalidad de tu interlocutor.

Así, en 2006 una mujer estadounidense de 47 aprovechó la oportunidad de ocultar el nombre verdadero que nos ofrece la red para ofender  a la mejor ex amiga de su hija, una niña de 13 años, que luego se suicidó.

La mujer se registró en el portal de internet MySpace como un muchacho de 16 años, quien durante un mes fue novio virtual de la niña, luego, sin más ni más, rompió las relaciones y empezó una cruel campaña contra la muchacha en la red.
Tras recibir un mensaje que decía que el mundo sería mejor sin ella, la niña se colgó. En vez de abandonar el mundo virtual, la pobre chica prefirió un suicidio real. Esta tragedia es un ejemplo muy aleccionador.

Otro peligro que entraña la posibilidad de quedar de incógnito en el ciberespacio es que aquí uno puede decir cosas que nunca diría personalmente. Sabiendo, que los niños (y los adultos a veces también) pueden herir con palabras muy gravemente, hay que enseñar a nuestros hijos no tomar muy a pecho lo que les digan los demás usuarios, responderles tranquilamente o no reaccionar a las palabras ofensivas. Y, claro está, nunca decir cosas que no quisieran oír ellos mismos.

La experiencia de llevar discusiones en la red será útil para un niño tanto en la vida virtual adulta como en la real.

Ilusión de privacidad

Los niños suelen cometer muchos errores a la hora de escoger  amigos virtuales. Nosotros, los adultos, optamos por intercambiar mensajes con la gente a la que conocemos. Pero los niños no resisten la tentación de acumular el mayor número de amigos virtuales posible, sin pensar en los motivos de esta “amistad”.

Según las estadísticas de insidefacebook.com, el 20,6% de los usuarios de una de la red social más popular del mundo, Facebook, son los adolescentes de 13 a 17 años.

En Rusia a esta categoría de usuarios corresponde ya el 11%. Un usuario común de esta red cuenta con unas 130 cuentas de sus amigos virtuales. No hay datos exactos sobre el número de personas a las que los usuarios adolescentes conocen de verdad. Pero, según escribe en su blog Evgueni Kaspersky, famoso creador del antivirus homónimo,  citando los datos de OnGuard Online, “el 22% de los usuarios de las redes sociales de 16 a 24 años no conocen a ningunas de las personas con las cuales “tienen amistad” en la red”.
 
“El deseo irracional de tener el mayor número de amigos, la falta de experiencia en contactos personales y la falta de conocimientos sobre los ajustes de privacidad de los perfiles, llevan directamente al infierno, como las buenas intenciones”, - cree Kaspersky, con cuyo hijo aconteció el caso dramático debido a esta falta de privacidad y experiencia.

Iván Kaspersky fue secuestrado el pasado abril. A los secuestradores les ayudó la información que el muchacho (de 20 años ya) colocó en acceso libre en su cuenta de la red social  Vkontakte, de gran demanda en Rusia.

Una de las primeras reglas que enseñamos a nuestros hijos en la vida adulta real es nunca hablar con la gente desconocida. Igualmente, la regla de la vida virtual reza: no se puede escribir tu nombre completo, dirección, teléfono, horario y otros detalles semejantes para que las lean miles de usuarios casuales y desconocidos.

Evgueny Kaspersky, tras el caso de su hijo, propuso que las redes diseñaran” funciones para prevenir la publicación no controlada pos los niños de la información privada, como los perfiles con funcionalidad limitada, la pre- o post corrección del contenido por los padres, los ajustes de privacidad y seguridad especiales (sobre todo, para los servicios geolocacionales) (…)

Me gusta la idea de crear los perfiles de niños como subperfiles de los padres. Los padres podrán usar la función del control paternal en los sistemas de la seguridad de Internet para permitir que los niños tengan acceso sólo a los perfiles controlados”, - escribió en su Live Journal.

Sí, sus propuestas son excelentes. Pero hay que recordar que un niño de hoy logrará evitar el control de los padres siempre y cuando lo quiera. Por eso es mucho más importante que esté convencido de que el abrir la información privada es peligroso. Los padres deben explicar al niño que su seguridad en la red es imprescindible para él mismo y está en sus propias manos (empleando para la explicación, por ejemplo, el caso de Kaspersky).

La presunción de inocencia

Y un detalle más. Por desgracia, incluso algunos adultos lo desconocen, pero la reserva de identidad y la privacidad en la red son una ilusión. Cada palabra, cada foto, cualquier acción en la red pueden ser empleados en contra del quien las haya hecho o colocado en su cuenta.

Así, la juez federal de la ciudad de Ulán Udé (la república de Buriatia) fue despedida de su puesto después de que publicara en Internet sus fotos privadas. Pensó que lo hacía en el régimen “para amigos” en su cuenta personal en el Vkontakte, pero tres fotos (entre ellas, una con botella de vodka en las manos) fueron publicadas luego en varios sitios abiertos y provocaron una gran repercusión en la prensa federal y local.

 La comisión de ética de la corte adjunta al consejo de jueces de la república decidió que la juez Levandovskaya infringió, por su comportamiento, mostrado en las fotos, el reglamento de la ética profesional. “… no sólo mi carrera, mi vida privada se vio afectada, por eso quiero que me recompensen el daño moral” – escribió Levandovskaya después de su dimisión en su Live Journal.

“Lo que haya sido colocado en la internet quedará allí para siempre, - recuerda Kaspersky. – Más tarde nuestros hijos pueden arrepentirse de las huellas que dejan en las redes sociales. Pueden afectar su carrera, su estatus social, pueden servir de motivo para chantaje en el futuro. Además, la información que publiquen puede afectar también a nosotros, sus padres”.

Hace poco, el fundador de una de las redes sociales, que goza de especial popularidad entre los adolescentes rusos, Vkontakte, Pavel Dúrov, así contestó a los que acusaron la red de distribuir el porno, dañando la frágil psíquica de los adolescentes: “Los padres son los únicos responsables de la educación de sus hijos”.

La seguridad de los niños puede ser asegurada sólo por sus padres. Nuestros hijos, a diferencia de nosotros, empiezan a navegar por el ciberespacio desde la edad muy temprana. Por eso podemos y debemos protegerles de los posibles errores ahora mismo, mientras no sea tarde.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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