El presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, declaró hoy en rueda de prensa celebrada al cierre de la cumbre del G-8 que sus participantes no proponían elevar al Consejo de Seguridad de la ONU la imposición de sanciones contra Siria.
“Nadie insistió en abordar el tema de sanciones (contra Siria) ni elevarlo al Consejo de Seguridad de la ONU. Nosotros tampoco somos partidarios de tal medida”, dijo.
Rusia exhorta a las autoridades sirias a realizar transformaciones democráticas en el país y evitar el empleo de la fuerza contra la oposición. Pero al mismo tiempo está en contra del recrudecimiento de las sanciones internacionales contra Damasco, indicó Medvédev, añadiendo que lo dijo durante una reciente conversación telefónica con el presidente de Siria, Bashar al-Asad.
“Sostenemos que el presidente Asad debe acometer la realización práctica de las transformaciones democráticas en el país, garantizar a la oposición el derecho a voto, modificar la legislación electoral y prohibir el uso la violencia contra la oposición (...). No se debe olvidar que ya se aplican sanciones contra Siria. Las impusieron EEUU y la Unión Europea. La numerosidad de sanciones no siempre garantiza el resultado apetecido”, indicó el presidente ruso.
Al sostener conversación telefónica el martes pasado con Medvédev, Asad aseveró que los dirigentes sirios harán lo máximo para garantizar la libre expresión de voluntad por los ciudadanos y están dispuestos a realizar reformas. Medvédev a su vez expuso la posición mantenida por Moscú y expresó la esperanza de que los dirigentes sirios empiecen a realizar las reformas prometidas por Asad “de forma enérgica al máximo, sosteniendo un amplio diálogo con la opinión pública del país”, informó la oficina de prensa del Kremlin.
Las protestas comenzaron en Siria a mediados de marzo pasado en la ciudad de Deraa, situada en la frontera con Jordania. A finales de abril, las autoridades utilizaron carros blindados y artillería para aplastar las manifestaciones antigubernamentales. Poco después las conmociones se extendieron a otras regiones del país, incluidos unos suburbios de Damasco.
Los defensores de derechos humanos sirios informan que cerca de un millar de personas perdieron la vida en dos meses que duran las conmociones. En vista de que las autoridades sirias empleaban fuerza para aplastar las protestas populares, EEUU y la Unión Europea introdujeron sanciones contra Damasco y, en particular, contra el presidente sirio Bashar al-Asad.
