Francia arriesga mucho participando en guerras por la “democracia” en Costa de Marfil

Síguenos en
El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, está desenfrenado. La comunidad internacional todavía no se recupera de la decisión del presidente galo de reconocer al Consejo Nacional Libio, creado por los rebeldes, como el único poder legítimo de Libia.

El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, está desenfrenado. La comunidad internacional todavía no se recupera de la decisión  del presidente galo de reconocer al Consejo Nacional Libio, creado por los rebeldes, como el único poder legítimo de Libia, y de haber sido el primero en realizar los bombardeos del territorio libio, después  de la operación militar emprendida por las fuerzas de la coalición el pasado 19 de marzo.

Inesperádamente, Francia se involucró en un nuevo conflicto bélico en su antigua colonia de Costa de Marfil, donde dos candidatos a la presidencia, el candidato de la oposición, Alassane Ouattara, y el presidente saliente, Laurent Gbagbo, no habían pudido encontrar una fórmula de compromiso tras las elecciones presidenciales celebradas en noviembre de 2010.

En ambos casos, Francia pone en juego mucho y puede asumir pérdidas importantes que no sólo afectan su imagen.

Los líderes de los partidos opositores en Costa de Marfil han desatado conflictos en reiteradas ocasiones. En 1993, cuando murió Félix Houphouet-Boigny, presidente de Costa de Marfil desde 1960, el país más rico del norte de África francés entró en un largo período de inestabilidad política. Costa de Marfil se convirtió en un foco de conflictos civiles. Una de las más cruentas fue la guerra de 2002-2003.

Los actuales rivales, el presidente saliente Gbagbo, que según la ONU, perdió los últimos comicios, y Ouattara que tuvo más suerte al reunir el 54,1% de los sufragios, también recurren a la violencia.

Gbagbo no quiso ceder el sillón presidencial, lo que provocó la ofensiva actual de Sarkozy. Desde el inicio de la crisis política en Costa de Marfil el presidente francés exigió a a Gbagbo que abandone el poder.

Hoy en día, cuando la lucha armada entre los partidarios de Gbagbo y de Ouattara se trasladó a las calles de Abiyán, la mayor ciudad de Costa de Marfil con unos tres millones de habitantes, el contingente militar francés y cascos azules de la ONU, desplegados en este país, emplearon la fuerza militar para apoyar al presidente electo del país, Ouattara.

Las acciones de Sarkozy tanto en Libia como en Costa de Marfil formalmente están justificadas. Las tropas francesas cumplen sus misiones en Abiyán bajo un pretexto de la protección de los ciudadanos de Francia que residen en su antigua colonia.
Además, hay resoluciones de la ONU que aprueban sanciones contra Gbagbo, y la Unión Africana suspendió a Costa de Marfil como mienbro de esta organización.

En cuanto a Libia, recordemos que el Consejo de Seguridad de la ONU también aprobó la resolución sobre este país con el fin de proteger a la población civil contra las fuerzas de Gadafi. Esta resolucióin fue apoyada por la Liga Árabe.

No obstante, las decisiones del presidente francés provocan dudas. ¿Por qué Francia se atribuyó el derecho de aplicar la fuerza militar para garantizar la democracia en Costa de Marfil?

¿Podéis imaginar qué escándalo estallaría en París si Rusia actuara del mismo modo en una de las ex repúblicas soviéticas? Quizás por esta misma razón Moscú haya exigido considerar la situación en el Consejo de Seguridad de la ONU.

La comparación con la situación en Osetia del Sur es inoportuna porque en 2008 Rusia salió en defensa de la minoría étnica, su derecho a vivir, contra el presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili.

En caso de Costa de Marfil se trata de los resultados de elecciones. En los países del espacio postsoviético los resultados electorales se impugnan de manera regular, pero, afortunadamente, todavía sin la intervención militar de la ONU y sin la exclusión de los “culpables” de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

Es lamentable pero justo, ya que nada, incluida la democracia, cuesta más que la vida.

Las acciones de Nicolas Sarkozy respecto a Libia provocan aún más dudas. ¿Cómo es posible reconocer como el único poder legítimo del país a un organismo cuyos miembros ocultan sus nombres?

Y los miembros del Consejo Nacional Libio reconocido por el presidente francés se comportan de este mismo modo, atribuyendo su anonimato al miedo a represiones por parte de fuerzas leales a Muamar Gadafi.

Aunque esta causa sea justificada, ¿por qué Francia está dispuesta a apoyar a ciegas a un grupo armado antes de que lo hicieran otros países europeos? ¿Cómo es posible librar una guerra para llevar al poder a las personas cuyos nombres y valores son desconocidos?

¿Y si los rebeldes son aún peor que el dictador al que quieren derrocar? Corren rumores que en Bengasi hay una lista que incorpora miles de personas que colaboran con los servicos secretos de Muamar Gadafi. ¿Cómo será el destino de esta gente? ¿Y quién asumirá la responsabilidad por la crueldad de los triunfantes apoyados por la OTAN?

En comparación con las decisiones impulsivas de Sarkozy, las posturas de Rusia y Alemania que se negaron a participar en la operación militar en Libia, inspiran respeto. Estos dos países no se aislaron del mundo árabe ni de África, como dicen los partidarios de la intervención.

Rusia y Alemania se abstienen de participar en guerras por la democracia, considerando que tales conflictos deben resolverse por vía pacífica a base de la mediación internacional.

En esencia, los que están aislados son los participantes en esta operación. “Los franceses cayeron en la trampa de intervenir en Libia”, dijo el secretario general de la Asociación alemano-árabe durante un puente televisivo en RIA Novosti. “Pues deberán salir de este lío”, añadió.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала