Steve Jobs y los altibajos de su vida

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El fundador de Apple, Steve Jobs, decidió tomarse unas vacaciones indeterminadas por razones de salud.

El fundador de Apple, Steve Jobs, decidió tomarse unas vacaciones indeterminadas por razones de salud.

El genial empresario lleva varios años luchando contra el cáncer, pero cada vez la batalla se vuelve más difícil. Los inversores reaccionaron inmediatamente a su ausencia, y las acciones de la multinacional en Europa comenzaron a bajar. Es el caso típico de un negocio boyante que funciona gracias a una sola persona, fuerte, atractiva y carismática.

Ocúpate siempre de lo que te gusta

Muchos destacados empresarios empezaron su carrera sin tener una formación perfilada, ni dinero y con unas ideas muy discutibles. Cornelius Vanderbilt, un riquísimo estadounidense, dejó la escuela a la edad de 11 años y a los 16 se fue de casa para ganarse la vida trasportando a gente en una lancha pequeña y haciendo contrabando al mismo tiempo. Thomas Edison estudió en la escuela tan sólo tres meses. De niño, se ganaba el pan vendiendo bombones en una caja con doble fondo, engañando así a compradores. 

Steve Jobs, que está todavía en la lista de los principales hombres de negocios de EEUU, abandonó los estudios al terminar el primer curso del colegio. No lo hizo para ganar dinero, sino porque no le veía sentido a lo que estaba haciendo. Los estudios parecían aburridos al activo joven. Su leitmotiv fue: “Ocúpate siempre de lo que te gusta”.

Es muy poco probable que encontrara algún placer en recoger botellas vacías y en hacer colas para recibir comida gratis. Pero ese fue su modo de vida hasta que encontró trabajo en una empresa productora de vídeojuegos. El momento crucial de su vida fue su encuentro con Steve Wozniak, el futuro co-fundador de Apple e ingeniero electrónico. Según la leyenda, Wozniak construyó Bluebox, un sofisticado dispositivo para llamadas telefónicas gratuitas, y el ingenioso Jobs lo persuadió para fabricar el mecanismo en grandes cantidades para venderlo en los colegios.

Un acicate de 666 dólares

Así se repartieron las funciones: el reservado Wozniak se dedicaba a labores de diseño y construcción, mientras que el comunicativo y emprendedor Jobs vendía el producto final. Pero no sólo lo vendía, sino que tenía un instinto que le permitía intuir las tácticas a seguir para hacer que el invento gozara de popularidad. La habilidad de ofrecer al consumidor un artículo que marca la pauta de la moda y está en la vanguardia del diseño es algo sólo al alcance de un genio del marketing.

En la década de los 70 del siglo pasado, la primera revolución digital estaba ya en ciernes. Los dos amigos lo intuían y ofrecieron al mercado un producto nuevo: una computadora personal (PC) para todo el mundo.

La innovación consistía en que era accesible para el uso doméstico, para el público en general. Ya existía un PC, pero era tan complejo que sólo los profesionales o los grandes aficionados a informática podían trabajar en él. La información se introducía mediante numerosas manipulaciones con interruptores especiales, comunicando unas lámparas sobre el resultado. Jobs persuadió a su compañero para crear algo nuevo: una PC junto con su teclado y su monitor.

Para conformar el capital inicial del proyecto, los dos socios vendieron lo más valioso que tenían: Jobs vendió su Volkswagen y Wozniak, una calculadora especial y cara. El garaje de Jobs se convirtió en laboratorio científico y taller de producción al mismo tiempo. El nuevo invento fue denominado Apple I y se vendía en el mercado local por 666.66 dólares estadounidenses. El número del diablo fue una de las jugadas de mercadotecnia de Jobs para interesar al cliente potencial.

En 1976, Jobs y Wozniak registraron la compañía Apple Computer, poniendo el inicio de una nueva era. Apple I y Apple II fueron todo un éxito. La empresa pasó por tiempos difíciles con dos proyectos que fueron un fracaso, el Apple III y Lisa, además de un accidente de Wozniak en su avión privado y su salida de Apple.

A principios de los años 80, el competidor principal de Apple, IBM, creó su  IBM PC, compatible con el sistema operativo DOS de la poco conocida entonces empresa Microsoft, que en unos años se apoderó del mercado de PC. A Apple le quedó sólo un segmento bastante estrecho de computadoras caras para los profesionales. En 1985, después de tener problemas con la cúpula directiva, Jobs fue despedido de Apple.

La última ola de éxitos

En 1997, Jobs volvió a la empresa que había fundado trayéndole mucha suerte. Los nuevos productos que no competían directamente con los de IBM iban apareciendo uno tras otro: iMac, iPod, iPhone. Sus presentaciones se convertían en unos solemnes e inolvidables espectáculos. 
Jobs aprendió no sólo a anticipar los deseos del público, sino formarlos de la manera más sutil. Así, medio mundo se enamoró del caro híbrido de PC y teléfono móvil, el iPhone. Es un artilugio en absoluto racional, ya que muy poca gente emplea siquiera la  mitad de las funciones que posee, pero es tremendamente atractivo.

El lanzamiento de nuevos productos de Apple fue rodeado de misterio e intriga, con inesperadas y calculadas filtraciones de información y aparentes cazas de brujas en la empresa. Así, todavía se discute activamente cómo los expertos del weblog especializado Gizmodo se percataron de las características del nuevo iPhone 4 antes de su presentación oficial. Según su propia versión, encontraron por casualidad un prototipo del teléfono, otros piensan que lo robaron… quizás todo fue organizado por la misma Apple como acicate para sus clientes, que, intrigados, siguen esperando nuevos juguetes de Apple, si es que los hay…

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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