El actual semblante del mundo cristiano en Oriente Próximo

© Foto : Oleg ChebotarevEl actual semblante del mundo cristiano en Oriente Próximo
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La primera visita del presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, a los territorios palestinos que incluyó la ciudad de Jericó, conversaciones de alto nivel con las autoridades de la ANP y Jordania, coincidió con la fiesta de la Epifanía.

La primera visita del presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, a los territorios palestinos que incluyó la ciudad de Jericó, conversaciones de alto nivel con las autoridades de la  Autoridad Nacional Palestina (ANP) y Jordania, coincidió con la fiesta de la Epifanía, una de las más importantes para las confesiones cristianas.

Por esta región histórica se puede viajar tanto guiados por la Biblia como con un mapa turístico. La tierra de Canaán, Israel, río Jordán, Juan el Bautista, etc. Aquí el pasado y el presente se encuentran en un mismo plano.

Jordania es un caso especial. La familia real jordana siempre ha defendido derechos de los cristianos. Hoy en día, unos 350.000 de habitantes de Jordania son cristianos, cerca del 6% de la población.

Pero paulatinamente, el porcentaje de la población cristiana desciende a raíz de procesos demográficos evidentes,  ya que tradicionalmente, la tasa de natalidad en familias musulmanas es muy superior a las cristianas.

Sombras sobre la cruz y la media luna

Desde el punto de vista político, sería incorrecto destacar sólo el aspecto confesional de la visita del presidente ruso a Oriente Próximo. Pero este enfoque es muy oportuno para analizar el tema de las relaciones entre las diversas confesiones.

Hoy en día, este tema es muy delicado, especialmente tras los recientes atentados perpetrados contra la comunidad cristiana en Bagdad y Egipto.

Desgraciadamente, en la región donde surgieron las tres religiones más grandes del mundo, la coexistencia entre estas confesiones cada vez más y más difícil.

En el mundo actual, especialmente en zonas como Oriente Próximo, donde la religión se ha entrelazado  tanto con la política, las relaciones entre islam, cristianismo y judaísmo cada vez son más complicadas.

Es imposible hacer la vista gorda ante este problema porque los datos estadísticos provenientes del Oriente Próximo son deplorables.

Durante los últimos 15 años, la migración de la población cristiana en esa región ha crecido progresivamente hasta alcanzar hoy en día proporciones bíblicas.

Además de ser discriminados, atemorizados y perseguidos por los musulmanes, los cristianos de Oriente Próximo también se ven obligados a abandonar su patria debido a las confrontaciones que existen entre las confesiones cristianas.

Sus cada vez más agudos debates y broncas ponen en duda los fundamentos mismos de la fe y contribuyen al aumento de indeferencia religiosa.

¿Cómo es posible seguir a los pastores incapaces de encontrar fórmulas de compromiso entre sí?

Este “éxodo” se debe al temor por el destino de los hijos, la incertidumbre ante el futuro y además de la pérdida de la confianza en los valores morales y religiosos, la politización de la fe y el ateísmo, y a las actuales tendencias demográficas (el número de hijos nacidos en las familas musulmanas es tres ó cuatro veces mayor que en familias cristianas).

El resultado es deplorable. En Iraq, la población cristiana que superaba los 800 mil habitantes antes de la la operación Tormenta del Desierto iniciada por EEUU para liberar a Kuwait en 1991, disminuyó un 50% y hoy en día asciende a unas 400 mil personas, menos del 3% de la población iraquí.

Lo paradójico es que el objetivo de las “cruzadas” que emprendieron los dos presidentes estadounidenses Bush era establecer los principios de democracia y libertad en Iraq pero consiguieron lo contrario.

Antes de 2003, el año de invasión de EEUU a Iraq, en  el barrio de Dora en el suroeste de Bagdad, denominado “el vaticano iraquí” había 7 iglesias, un seminario y una escuela bíblica. Actualmente, todo está cerrado.

En Líbano, el único estado del mundo árabe que contaba con una mayoría cristiana, su número se ha reducido drásticamente y hoy en día asciende a un 35% de la población.

En Cisjordania, Israel construye asentamientos judíos en tierras árabes que pertenecen tanto a los cristianos como a los musulmanes. Una vez concluída la Segunda Guerra Mundial, Belén contaba con un 80% de los cristianos (en comparación con menos del 12% actual), Jerusalén, con un 52% (en comparación con menos del 2% actual).
Una situación similar existe en Nazaret.

Los cristianos son responsables del éxodo

Estos datos fueron anunciados en la última sesión del Sínodo de obispos de Oriente Próximo celebrada en el Vaticano en octubre de 2010.
Este concilio asistieron más de 180 patriarcas, metropolitas, arzobispos y obispos, que representaron 14 confesiones cristianas de Oriente Próximo, incluidas las seis principales: la Iglesia católica caldea, la Iglesia ortodoxa copta, la Iglesia católica siria, la Iglesia católica greco-melquita, la Iglesia católica maronita y la Iglesia armenia.

En Jerusalén conviven 13 confesiones cristianas y tres patriarcas. La Basílica de la Resurrección de Jesucristo o la Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén la comparten seis confesiones cristianas.

Durante ocho siglos, las llaves de esta Basílica las custodia una familia musulmana para prevenir conflictos entre estas confesiones.

El éxodo tanto real como espiritual que se produce actualmente entre los cristianos de Oriente Próximo no se había visto nunca antes en la historia.

El éxodo real  es simple. Los cristianos se trasladan a lugares más tranquilos y seguros para vivir. En cambio el éxodo espiritual supone un quebrantamiento de la fe o la politización de todas las crencias, como se puede observar, por ejemplo, en Líbano.

Al convertirse en un protagonista político, la Iglesia pierde su prestigio moral.

El pasado 11 de enero, Egipto retiró a su embajador del Vaticano en protesta por la exigencia del papa Benedicto XVI de adoptar medidas efectivas para proteger a las minorías religiosas en Oriente Próximo, tras el atentado contra los cristianos en el sur de Egipto.

Esto evidencia la creciente tensión que existe entre musulmanes y cristianos.

Es prematuro afirmar que el cristianismo está a punto de desaparecer de las tierras donde apareció. Pero cada vez se parece más a una “la piel de zapa” en un entorno de cierta forma agresivo impuesto por otras religiones.

Por ejemplo, Arabia Saudita estipula la pena capital por profesar la fe cristiana y construir iglesias cristianas. Esta actitud no supone un gesto pacífico y de tolerancia con respecto a otros vecinos en Oriente Próximo.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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