Hubo una vez un Barack Obama que escribía libros infantiles…

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Puede ocurrir que la población adulta de Estados Unidos deje de entender al actual presidente, Barack Obama, e incluso pierda la simpatía por el 44 presidente del país más poderoso del planeta.

Puede ocurrir que la población adulta de Estados Unidos deje de entender al actual presidente, Barack Obama, e incluso pierda la simpatía por el 44 presidente del país más poderoso del planeta.

Para recuperar la popularidad, los políticos tiene dos recursos  infalibles, los perros y los niños. Estas encantadoras criaturas pueden tocar las cuerdas más sensibles del alma norteamericana, que por otra parte, también es la más persuasiva.
 
La sabiduría presidencial ilustrada

Y el presidente Obama con problemas de popularidad dispone de los dos recursos. Tiene dos hijas: Malia, de 12 años de edad, y Sacha, de 9. Y también tiene un perro.  Lo que le faltaba era escribir un libro infantil. Y esta asignatura ya está cumplida tras la publicación de un relato de 40 páginas con espectaculares ilustraciones sobre los 13 ciudadanos más destacados del país escrito recientemente por  Obama.

En él incluyó a los grandes jugadores de béisbol,  presidentes famosos, pintores de renombre, a astronautas intrépidos, e incluso al científico Albert Einstein, que nunca fue considerado un norteamericano de pura cepa. Para los pequeños lectores, el libro quedó  acertádamente cómodo, con  un 80% de ilustraciones y un 20% de texto.

Así que ahora el público estadounidense puede deleitarse con las obras de sus dos últimos presidentes, porque el presidente anterior, George W. Bush, también publicó su libro.

Exactamente una semana después, salió a la venta lel libro de Obama dedicado a sus hijas “Mi canto: Carta a mis Hijas” (Of thee I sing: A Letter To My Daughters), título evidentemente poético, del estilo de otra de sus obras, “Los Sueños de mi Padre”,(Dreams from my Father).
 
Libros infantiles destinados a adultos

“Carta a mis hijas”, “Los Sueños del Padre”, junto con “La Audacia de la Esperanza”(The audacy of Hope) forman la trilogía que encargó a Obama la Random House, la editorial más grande de EEUU.

A propósito, la editorial Crown Publishers, filial de Random, publicó las memorias de George W. Bush que embolsó siete millones de dólares en honorarios por su libro.

Por sus tres libros, Obama apenas recibió dos millones, pero queda la posibilidad de futuras reediciones teniendo en cuenta desorbitante demanda, que antes de publicación, ya había superado la primera tirada.

Por lo visto, con un “toque infantil”, la figura del presidente estadounidense  empieza a “cotizar” entre los adultos, especialmente entre  esos adultos que empezaron a dar la espalda a Obama, aunque no siempre lo merezca.

Obama busca una solución a todos los problemas financieros del mundo (por supuesto, en su versión estadounidense) y por esa razón ya se le tilda de socialista e incluso de algo comunista.

Se empeñó en proporcionar una asistencia médica asequible a todos los ciudadanos del país y por eso se le acusó de favorecer a los pobres y a los vagos.

Tiene la intención de lograr avances serios en el proceso de desarme y ratificar sin demora el nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START), pero los republicanos en el Congreso se empeñan en impedirlo.

Los adultos estadounidenses parece que pecan de ingratitud, aunque los niños sean más comprensivos y no sólo en temas literarios.

De hecho, el “toque infantil” de Obama es una transición a niveles micropolíticos más sutiles y delicados de la sociedad estadounidense que no tienen nada que ver con la faceta macropolítica, como las elecciones, el Congreso, el presupuesto, las riñas políticas, Wall Street, la OTAN, la OSCE, el KGB, la CIA, el G-8, el G-20, o algo por el estilo.

La micropolítica se mantiene al nivel de problemas concretos de diferentes grupos sociales: los niños, las mujeres, las madres, así como los grupos raciales y religiosos.

Y, por lo tanto, hay que reconocer lo acertado de la decisión del presidente Obama y sus asesores al encontrar un remedio eficaz contra el descontento o la indiferencia de la población del país.
 
La literatura como remedio preelectoral

No deja de ser una triste realidad los resultados de las últimas encuestas Gallup, que indican que la popularidad de Obama entre las mujeres cayó del 70% (en las elecciones de 2008) hasta el 46% y entre las madres con hijos y las futuras madres, del 60% al 40%.

Un segmento electoral importante si se tiene en cuenta que estos tres grupos suman prácticamente la mitad de todos los electores estadounidense, o incluso más, depende de cómo se hagan los cálculos.

En conversaciones privadas,  el equipo presidencial ha confesado que esta nueva “orientación a los niños” debe elevar la reputación y popularidad política de Obama. Es por esta razón por la que ahora se intenta promover su imagen a través de todos los recursos: Twitter, Web-vídeos y Facebook.

El objetivo es llegar a aquellas capas del electorado que habitualmente no son políticamente tan activas y animarlas a participar en los próximos comicios.

Así que estas 40 páginas de sabiduría presidencial, acompañadas de vistosas ilustraciones, con una tirada de medio millón de ejemplares y altas posibilidades de ser reeditadas, no son ninguna tontería en época de agitación preelectoral.

En este punto lo más importante es la presentación, y en libro infantil de Obama  todo quedó a la perfección, porque no se puede dudar de una persona que, aunque hablando para el público infantil, exprese las siguientes ideas “¿Os he contado que nuestro país está formado por personas diferentes de todas las razas, religiones y creencias? Personas nacida en la costa y en las montañas, personas que ha hecho posible que las luces brillen fuerte poniendo en común sus habilidades y dones”. ¿Acaso se puede desconfiar de que el autor, que ha escrito que Albert Einstein “plasmó los cuadros que venían a su mente en increíbles avances científicos y llenó el mundo con energía y luz”, sea incapaz de hacer lo mismo para Estados Unidos?

En general, los libros infantiles son un invento fabuloso para los políticos. Sólo los autores infantiles están al tanto de lo difícil que es escribir.
Lo que aquello que los adultos perdonan al autor, los pequeños lectores -los críticos más objetivos porque todo lo ven, tocan, oyen o prueban- no se lo tragarán jamás.

Por lo tanto,  los presidentes deben escribir libros infantiles destinados a los adultos, que se  pueden escribir de una manera simple, rayando en el infantilismo, sin ser acusado de primitivismo.
 
George W. Bush debió seguir el ejemplo de Obama.

Si George Bush hubiera seguido el mismo camino y escrito el libro de su puño y letra y usando sus propias ideas, habría sido mucho mejor.
Porque después de la publicación de su libro “Los momentos decisivos” el pasado 9 de noviembre, se  habla mucho de todo tipo de “préstamos” que parecen estar tremendamente cerca del plagio.

El antiguo presidente de los EEUU, conocido por su mala memoria y su “pereza intelectual”, ha sido víctima de una mala jugada por parte de sus “asesores literarios”.
En sus memorias, hay demasiadas citas tomadas del libro de Bob Woodward “Bush at War”, publicado en 2002.

Prácticamente intactas, y sin indicar la cita original, en el libro de Bush aparecen frases enteras del libro de Woodward, del libro del ex portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, de artículos de prensa y de entrevistas a los senadores republicanos.
 Esto no debe sorprender a nadie, porque se rumorea que el libro de Bush, en realidad ha sido escrito por su speechwriter Cristopher Michel.

Por otra parte, tampoco se sabe lo que pudo resultar si George W.Bush hubiera navegado a solas por el mar de las letras.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
 

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