El tercer Mensaje del presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, a la Asamblea Federal tuvo una clara proyección social y popular.
Este carácter de la alocución ante ambas cámaras del Parlamento Nacional no deja de tener su lógica, ya que el líder del país recordó haber dedicado su intervención del año pasado a la estrategia política. En el año transcurrido no se han producido cambios en dicha estrategia que sigue vigente, por lo que no merecía la pena volver a este tema.
El objetivo primordial
El Mensaje presidencial a la Asamblea Federal de 2010, aunque hizo mención de temas políticos y económicos, así como del proceso de modernización del país, estaba dedicado en primer lugar al futuro de la nación, los niños, para quienes es imprescindible que la política y economía rusas prosperen y tengan sentido. Si los Mensajes del presidente de Rusia llevaran títulos, el de este año sería: “Démosle lo mejor a nuestros hijos”.
El presidente Medvédev prometió hacer muchas cosas para los niños, sus padres y sus profesores, formulando un programa de medidas concretas encaminadas a incentivar la natalidad. A las familias numerosas que tengan como mínimo tres niños menores de edad, se les asignarán parcelas de tierra y se les concederán ventajas tributarias.
Además, Dmitri Medvédev anunció que toda una serie de proyectos de ley relativos a la maternidad y la infancia fueron presentados a consideración de la Duma de Estado (cámara baja del parlamento ruso) o lo serán próximamente. Se abordarán las más variadas facetas relacionadas con estas cuestiones: desde facilidades fiscales para los empresarios y organizaciones que ejecuten proyectos benéficos en esta esfera hasta penas de cárcel por la venta de tabaco y alcohol a los adolescentes.
El presidente prestó atención a uno de los problemas más acuciantes en las grandes ciudades rusas de hoy: una extrema escasez de plazas en las guarderías. La situación llega hasta el absurdo de que algunas mujeres tengan que solicitar plazas en las mismas estando todavía embarazadas; como si se tratara de los nobles del siglo XVIII, que nada más nacer inscribían a sus hijos en las prestigiosas escuelas de oficiales.
El presidente ordenó que en todas las provincias se construyan guarderías nuevas o se reconstruyan las existentes y dio a entender de manera inequívoca que controlará el proceso personalmente. Mencionó también las escuelas, los centros de estudios superiores y los orfanatos, porque, en opinión del máximo mandatario ruso, “no debe haber niños en Rusia por los que nadie se preocupe”.
Seguramente, el presidente se refería a los niños de la calle, cuyo número en los últimos años ha alcanzado cifras desorbitantes. Según estimaciones preliminares del Ministerio del Interior, el número de los niños abandonados oscila entre 500.000 y 2.500.000. Ninguna de estas cifras parece aceptable, ya que los niños son el futuro de cualquier país. No en vano subrayó Dmitri Medvédev que la protección de los intereses de los niños es el objetivo prioritario del Estado ruso.
Se multará por los sobornos
Tampoco quedaron sin atención los adultos, en relación con los cuales sí que se ha hablado de política. El presidente de Rusia propuso introducir correcciones en la legislación electoral. Hace un año, Medvédev redactó un programa encaminado a promover sistema multipartidista: se bajará del 7% al 5% de los votos el umbral de entrada para los representantes de los partidos en las Asambleas Legislativas regionales. Los parlamentos de las provincias rusas se comprometieron a conceder la palabra a los representantes de aquellos partidos oficialmente registrados, que permanecen por debajo de los límites de votos establecidos.
Este año se ha dado otro paso en la misma dirección: las elecciones a los organismos municipales que tengan más de 20 personas, se celebrarán a partir de las listas electorales presentadas por los partidos. De esta manera los partidos políticos, según dijo el presidente, “estarán todavía más cerca del pueblo”. La campaña electoral a la Duma de Estado (cámara baja del Parlamento ruso) de 2011 se celebrará ya dentro del marco del nuevo sistema político.
Tampoco desaprovechó Dmitri Medvédev la ocasión de hablar de un tema que, por otra parte, nunca deja de lado en los últimos años. Se trata de la lucha contra la corrupción. En un principio, todos los líderes de nuestro país han hablado de eso. Sin embargo, el problema sigue siendo muy actual: aumenta el número de quienes exigen sobornos. Y las autoridades, lo quieran o no, han de ser mucho más ingeniosas en la lucha contra este mal.
El presidente citó un ejemplo de la esta ingeniosidad del Estado: “Las experiencias demuestran que incluso una condena de 12 años de cárcel no detiene a ciertos delincuentes. Por lo tanto, todo parece indicar que una multa podría ser mucho más eficiente. Un soborno comercial, así como el mero hecho de ofrecerlo, podrían ser penalizados con unas multas que superen hasta 100 veces la cuantía del mismo”, manifestó el máximo dignatario.
Así que, es muy probable que en la lucha contra la corrupción se acaben por beneficiar los mismos fondos del Estado.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
