A Rusia le falta mucho para suprimir el régimen de visados con la Unión Europea

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La prensa rusa todavía comenta la reciente visita a Rusia de la presidenta de Finlandia, Tarja Jalonen, en la que se confirmó las excelentes relaciones entre ambos países y las posibilidades de aprovechar la amistad ruso-finlandesa para aproximar las relaciones entre Rusia y Europa.

La prensa rusa todavía comenta la reciente visita a Rusia de la presidenta de Finlandia, Tarja Jalonen, en la que se confirmó las excelentes relaciones entre ambos países y las posibilidades de aprovechar la amistad ruso-finlandesa para aproximar las relaciones entre Rusia y Europa.

Durante su visita, la líder finlandesa sostuvo conversaciones con el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, y hasta el pasado 11 de noviembre estuvo de visita en  la ciudad de Kazán, capital de la república rusa de Tatarstán.

La sauna finlandesa es un lugar especial que permite, en su atmósfera de intimidad, solucionar muchos asuntos pendientes, y sin embargo, ni la sauna ni el molino mágico Sampo, una especie de cuerno de la abundancia a la finlandesa, pudo ayudar a Rusia a gestionar a través de Finlandia la supresión recíproca de los visados con la Unión Europea (UE).

Después de su reunión con Medvédev, Halonen manifestó a favor de avances hacia un “régimen libre de visados”, sin precisar cuándo podría producirse este acontecimiento crucial.

A nivel de Jefes del Estado las conversaciones suelen tratar siempre de las relaciones bilaterales y de los problemas globales. Rusia y Finlandia se mostraron dispuestas a desarrollar la cooperación en un gran número de esferas: la energía, la construcción naval, la reforestación, el transporte, desarrollo de nanotecnologías, así como en programas medioambientales a realizarse en los alrededores de San Petersburgo.

 Las posturas de ambos países coinciden en lo que se refiere a la seguridad europea y global, el estado actual y las perspectivas de arreglo en Afganistán e Irak, la lucha contra el narcotráfico y la cooperación con la UE.
 Dejando aparte la guerra ruso-finlandesa en 1939, Finlandia siempre ha sido para Rusia un indicador muy exacto sobre la conveniencia las iniciativas, inicialmente soviéticas y posteriormente rusas.

 La postura de Helsinki siempre ha permitido evaluar la futura reacción de la UE a tal o cual propuesta por parte de Moscú.

Sin embargo, todo parece indicar que en los próximos 3 ó 4 años o incluso más, Rusia no disfrutará del atractivo régimen de exoneración visados, el mayor beneficio que se suele conceder a los países que no son miembros de la UE y que Moscú procura conseguir a toda costa los últimos meses.

Lo que, por otra parte, tampoco es ningún desastre: Rusia puede seguir avanzando paulatinamente a través de la introducción de trámites simplificados para diplomáticos,  empresarios, estudiantes y turistas. Es de lamentar, eso sí, que este movimiento hacia “las fronteras abiertas”, además de lento, se caracterice por una cierta brusquedad. Y, sin embargo, la situación podría evolucionar de otra forma.
 
Precipitar las cosas, a veces ayuda a su fracaso completo

La incómoda situación en la que se encuentra actualmente Rusia como solicitante al que se le niega su petición de manera cortés pero implacable, es perjudicial desde todos los puntos de vista, y es el resultado de varios factores.

 En primer lugar, es fruto de nuestra propia impaciencia y de nuestra incapacidad para comprender que aspirar a que nuestros ciudadanos puedan entrar en Europa sin visado y conseguir que Europa también lo quiera, son cosas diferentes.

 En segundo lugar, subestimar la conveniencia que tiene el régimen de visados europeos, que al mismo tiempo tiene los efectos del “palo y zanahoria”. Sin olvidar, en tercer lugar, que se ha elegido un mal momento para solicitar la abolición recíproca de los visados.

Hasta mayo pasado, en concreto hasta la celebración de la Cumbre Rusia-UE en la ciudad de Rostov del Don, nos negábamos obstinadamente a tener en cuenta los tres factores mencionados y acabamos casi por encontrarnos en un callejón sin salida. Europa nos había propuesto avanzar mediante una estrategia gradual en el proceso de la liberalización del régimen de visados.

 Eran propuestas amoldadas a los intereses de las dos partes; Rusia se comprometía a cumplir los requisitos técnicos de la UE: intercambiar información sobre visados, crear bancos de datos, crear sistemas de seguridad de la información, homologar la legislación correspondiente, repatriar a los inmigrantes ilegales; mientras la UE, por su parte, iría suprimiendo paulatinamente las limitaciones existentes.

Es un proceso lento, pero sin lugar a dudas mejor que la opción de lograr de la noche a la mañana una auténtica “revolución de los visados”. Contra la cual, además, se pronuncian los ex países del campo socialista que ahora forman parte de la UE y que insisten en mantener la “cuarentena” del régimen de visados. Una postura que no les reporta ningún beneficio: tal vez únicamente la  satisfacción de ambiciones egoístas o sentimientos revanchistas.
 
Ucrania y Moldavia se están adelantando a Rusia
 
Merece la pena señalar que Ucrania y Moldavia se preparan para recibir aquello que se le está negando a Rusia. En breve se les premiará con Planes de Acción para la introducción de un régimen libre de visados; la Comisión Europea ha tomado ya las resoluciones pertinentes.

 Todavía no es el régimen libre de visados, pero si supone haber recorrido  la mitad de camino. Kíev logrará este éxito parcial en la próxima cumbre Ucrania-UE, que se celebrará el próximo 22 de noviembre. El Plan prevé la introducción de cambios en la legislación nacional en la esfera de visados, de seguridad y de repatriación rápida de los inmigrantes ilegales.

El plan no prevé ningún plazo de transición al régimen libre de visados; sin embargo, Kíev espera que su introducción sea posible en 2012, año en el que Ucrania y Polonia serán sede del Mundial de fútbol.

 Ucrania aceptó firmar y cumplir todos los requisitos “del documento técnico” de la UE necesarios para la introducción de un régimen libre de visados. La verdad sea dicha, estos requisitos son mucho más estrictos que los formulados por Bruselas a Rusia y los que Rusia no quiso cumplir por tratarse de unos plazos demasiado largos.
 
Rusia modifica su postura

Bruselas no oculta que, en la Cumbre Rusia-UE que ha de celebrarse en próximo diciembre en Bruselas, no se anunciará nada parecido a las propuestas concedidas a Ucrania y Moldavia. Ni se sabe si habrá que esperar algo en algún momento.

 Ni Ucrania ni Moldavia son precisamente “ejemplos de estados democráticos en el espacio post-soviético”. Bruselas se muestra sincero: los avances en el tema de los visados son una especie de premio anticipado por una futura y estrecha colaboración con Europa. La postura “pro-rusa” del Presidente ucraniano, Víktor Yanukovich, le tiene preocupada a la UE desde su llegada al poder. En Moldavia se espera “una revancha comunista” después de que las fuerzas de la derecha se pelearan entre sí.

Sin embargo, la situación  para Moscú no es del todo desesperada. Ciertas fuentes en Bruselas aseguran que todavía estamos a tiempo para aproximar nuestra legislación al modelo europeo. Asunto que se deberá hacer en cualquier caso, si se tiene tantas ganas de visitar Europa sin tramitar un visado.

 En la reciente Cumbre Francia-Alemania-Rusia, celebrada en la ciudad de Deauville, el pasado 18 y 19 de octubre, el presidente Medvédev, parece haber aceptado los requisitos del “documento técnico” de la UE para la introducción del régimen libre de visados. Parece, pues, que de un modo u otro, Rusia recibirá poco a poco los beneficios de ese régimen.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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