Censo 2010. Improvisaciones demográficas

© RIA Novosti . Mikhail Mokrushin / Acceder al contenido multimediaCenso 2010
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El censo de la población 2010 casi ha llegado a su fin: sólo faltan por terminar las regiones de difícil acceso, por ejemplo, la provincia de Tiumén.

El censo de la población 2010 casi ha llegado a su fin: sólo faltan por terminar las regiones de difícil acceso, por ejemplo, la provincia de Tiumén.

Los resultados finales se harán públicos en abril. Sin embargo, ya se puede hablar de algunos claroscuros del proceso.

De todas formas, el mero hecho de que el proceso se haya llevado a buen término puede considerarse como un inapelable triunfo, como también lo es que el Servicio Ruso de Estadística se haya decidido a incluir cuestiones que le dan nuevas dimensiones al mismo. Por ejemplo, se ha ampliado la cuestión sobre el trabajo, al preguntar si la persona trabaja en su lugar de origen o ha decidido desplazarse a otra área para ganarse la vida. Este punto da una idea de los movimientos pendulares migratorios de la población.

En este sentido y según el analista del Instituto Demográfico, Nikita Mkrtchián, hoy por hoy, nadie es capaz de determinar con exactitud la población diurna de Moscú, es decir, los residentes habituales y la gente que acude a la metrópolis todos los días a trabajar o a estudiar desde las poblaciones ubicadas en la provincia.

Está claro que los resultados del censo no van a reflejar un esquema exacto de los desplazamientos de la gente, ni del tiempo que se emplea en los mismos pero, en cualquier caso sí aparecerá un bosquejo aproximado de estas migraciones  pendulares.

Los inmigrantes temporales llegados a las ciudades en busca de mejores sueldos, supera las 285 mil personas, cifra oficial muy por debajo de la real. En este recuento sólo entra quién quiso responder a las preguntas de los colaboradores del Servicio de Estadística. Si tenemos en cuenta que no todos los ciudadanos estaban el corriente de la celebración del censo (culpa de los medios de comunicación que no hicieron una campaña suficiente sobre el particular), los inmigrantes, todavía lo estaban menos. La inmigración ilegal no entraba bajo el prisma de los censores. Estas personas viven habitualmente en caravanas, en bajos, en almacenes y en colegios mayores sin derechos ni contratos, lugares que no figuran en ningún registro de vivienda.

A propósito, los edificios de reciente construcción también han resultado ignorados por los censores, sólo porque no figuraban anteriormente en ninguna lista. De forma que los vecinos de un edificio de 120 apartamentos, ocupado en un tercio, han sido obviados por el censo. Según datos del Centro de Estudio de la Opinión Pública de Rusia (VTSIOM), el porcentaje de gente que no ha participado en la campaña por uno u otro motivo se ha multiplicado por dos desde 2002, y ha pasado del 5 al 11%.

No ha habido una clara oposición al censo entre la población, según señala el director general del VTSIOM, Valeri Fiódorov, “pero sí que había un cierto escepticismo en el ambiente de que las cosas no iban a salir bien”.

Se han dado bastantes casos de falseo en el recuento de ciudadanos. Aquí entra en juego la picaresca y los intereses de las Administraciones Públicas de algunos distritos: cuanta más gente, más dividendos, es decir, más jardines de infancia y más establecimientos médicos. Las falsificaciones abarcan hasta temas de origen étnico o la educación del alma imaginaria... Según Nikita Mkrtchián, se llega hasta el absurdo y, en apartamentos pertenecientes, según los datos del registro civil, a jubilados solitarios, de repente aparecen múltiples inquilinos de ninguna parte.
Los estudiantes de Sociología que estuvieron cubriendo la campaña en un barrio del norte del Moscú se encontraron con algunos impresos rellenos con datos claramente improvisados. En estas hojas figuraban familias de ocho ó nueve miembros (caso extremadamente raro en Rusia), todos ellos con conocimiento de varios idiomas y educación universitaria. Vamos, más que una familia, se trataba de una comuna, o un colegio mayor.

En opinión de Nikita Mkrtchián, en las grandes ciudades, y sobre todo en las repúblicas del Cáucaso Norte existe el peligro de que la cantidad real de población sea menor que la declarada. Como ha señalado el jefe del Servicio Ruso de Estadística, Alexander Surinov, casi todas las Administraciones Públicas locales han intentado magnificar, de forma legal y no tan legal, su peso demográfico. En juego están la financiación de los programas sociales, los subsidios para el apoyo a la infancia, el desempleo, en fin, el dinero del centro. Estos programas dependen directamente de los parámetros demográficos y son especialmente importantes para las regiones deprimidas con un déficit presupuestario crónico.

Se juegan con las estadísticas y se manipulan los datos a discreción. Por ejemplo, aumentando la cifra de población, el coeficiente de mortalidad cae automáticamente, con lo cual la región se convierte en próspera sin motivos reales. Por otra parte, esta maquinación, claro está, da la otra cara de la moneda: cae el porcentaje de natalidad.

En este sentido, los resultados del censo de 2002 dieron un coeficiente de natalidad similar en muchas zonas del Cáucaso y en las regiones despobladas de Siberia. Y esto teniendo en cuenta que las familias caucásicas normalmente son bastante numerosas.

Según los datos del VTSIOM, la mayor parte de los rusos piensa que los resultados del censo reflejan objetivamente la situación en el país (58%). Prácticamente nadie tuvo ningún problema con los encuestadores, incluso con aquellos que no desempeñaban su labor con demasiada eficiencia.
En algunos blogs han aparecido noticias denunciando que se copiaban los datos de los registros administrativos de los distritos en lugar de visitar a la gente en sus casas. Incluso se menciona el caso de un censor que entrevistó a una misma persona tres veces, dejando de lado a las de los apartamentos vecinos. 

Como señala Valeri Fiódorov, los entrevistadores que eran estudiantes, no estaban excesivamente motivados. “El dinero que recibían no era mucho, sobre todo para las grandes ciudades, y el trabajo era bastante duro. Cada colaborador debía entrevistar en diez días a varias miles de personas, y por esto recibía 120 euros brutos, menos impuestos y gastos de transporte”.

El problema del personal era evidente, abunda en el tema Nikita Mkrtchián, “había muy poca gente que hubiera aceptado este trabajo por voluntad propia. Generalmente, los directores de los grupos de censo eran personas provenientes de bolsas de empleo a quienes les daba hasta pereza leer las instrucciones de acción. Incluso los chicos de las encuestas eran más eficientes y más aplicados que sus jefes”.

En resumen, el primer resultado del censo 2010 es que la población total del país es de 141,2 millones de personas. En esta cifra no entra la gente que se encuentra en el extranjero, además de determinadas categorías de ciudadanos, como, por ejemplo, los presos. En total, pueda que haya unos 144 millones, más los inmigrantes ilegales, ignorados por este censo, como lo fueron por el anterior. De momento, la crisis demográfica en Rusia es una realidad y la cifra de población aportada por el censo, en parte, así lo demuestra.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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