Azerbaiyán celebró elecciones parlamentarias pero no hubo sorpresas

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El primer domingo de noviembre, la Azerbaiyán realizó elecciones parlamentarias, así que ese día para la mayor parte de la población del país caucásico fue doble de festivo.

El primer domingo de noviembre, la Azerbaiyán realizó elecciones parlamentarias, así que ese día para la mayor parte de la población del país caucásico fue doble de festivo.

Más que todo para el partido gobernante “Eni Azerbaiyán”, que quiere decir “Nuevo Azerbaiyán”, que arrasó en las urnas.

De acuerdo con la Constitución de Azerbaiyán, las elecciones a la única cámara del Parlamento Nacional de 125 escaños se celebran una vez cada 5 años el primer domingo de noviembre, con la aplicación del sistema mayoritario en base al derecho electoral universal, equitativo y directo, mediante voto libre, individual y secreto. Pueden ser elegidos diputados los ciudadanos azerbaiyanos mayores de los 25 años.

El tiempo maravilloso que hizo en la primera semana de noviembre, sin lugar a duda, ayudó a la elevada participación electoral. A los colegios electorales acudió el 50 % de los electores, un 4 % más que a los comicios anteriores. La votación se celebró en un ambiente tranquilo, sin que se produjera ningún incidente.
El Presidente de la Comisión Electoral Central hizo pública la lista de los candidatos que habían obtenido el mayor número de votos: 40 de ellos son candidatos independientes, 11 pertenecen a partidos que no son el gobernante, 2 no indicaron pertenecía ninguna y el resto son miembros del partido gobernante.

 En una de las circunscripciones el escrutinio todavía no se ha llevado a cabo y el ganador podría ser un candidato independiente o el Presidente del Partido de Frente Popular de Azerbaiyán, Ali Kerimli.

En las elecciones anteriores la situación fue bastante parecida, sólo que algunos líderes de la oposición que habían conseguido escaños en la Asamblea Legislativa soñaron con arreglarlo todo mediante una revolución, renunciaron a sus mandatos en señal de solidaridad con candidatos menos afortunados pero su tentativa fracasó.

 Este año esa oposición ni siquiera logró conseguir escaños, a excepción de Ali Kerimli, cuyo destino se está decidiendo en la sede de la Comisión Electoral Central.

Parece que no se puede añadir nada más, hablando de las elecciones parlamentarias en Azerbaiyán. Se podría, por supuesto, citar también la opinión de la mayoría de los observadores extranjeros que corroborarían lo expresado al principio del presente artículo.

En los siguientes párrafos nos dedicaremos a analizar los resultados de la votación, pero hay un “pero”: es que, en realidad, no hay mucho que analizar, porque la situación se repite años tras año, sufriendo levísimas modificaciones.

La oposición azerbaiyana, víctima de una escasa preparación para la campaña electoral, igual que otros años anunció que los resultados de los comicios fueron falsificados.

 Los adversarios del partido del Presidente de Azerbaiyán, Iljam Alíev, manifiestan que las autoridades están suprimiendo en el país las libertades democráticas, aprovechando su inmunidad contra las críticas por parte de los países occidentales.

 Occidente ve en Azerbaiyán un importante punto de tránsito para el transporte de los efectivos y del equipo técnico de Estados Unidos a Afganistán. Además, se cuenta con que Azerbaiyán se convierta en un suministrador alternativo de gas natural a Europa.

Algunos observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) afirmaron  haber recibido quejas de intimidaciones de los electores y de declaraciones de nulidad de las candidaturas indeseables.

En respuesta, la Comisión Electoral Central de Azerbaiyán manifiesta que se están tomando todas las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento de las normas de la votación. Los analistas se ocupan de discutir sobre la fácil victoria del partido gobernante que seguirá gozando de la mayoría parlamentaria en la Asamblea de 125 escaños.

Yo personalmente me acordaré de estas elecciones, por haber hecho de observador en uno de las circunscripciones. Y presencié la conversación de los observadores que representaban a diferentes partidos: “Bueno, es que será como siempre, otra vez ganará el candidato por todos conocido, nada de intriga, nada de sorpresas…” Una señora mayor que había venido a votar, acompañada de su hija y sus nietos, al oír estas palabras se les acercó a los jóvenes y dijo “Tengo ochenta años ya y la vida me ha enseñado que no hay que esperar nada bueno de las sorpresas”.

*Ilgar Velizade es politólogo de Bakú

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI


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