Más de 1.000 tigres fueros sacrificados a lo largo del último decenio a causa del tráfico ilegal de sus pieles, uñas y huesos, según los datos de la ONG ecologista WWF.
Katalina Engel, de WWF Alemania, opina que “es la punta del iceberg” y que “la cifra real es mucho más alta”, como suele suceder en cualquier negocio de contrabando.
En China se elaboran “remedios milagrosos” a partir de los huesos de tigre; las uñas de este felino se venden como amuletos en Malasia; y su piel es un objeto de gran valor en India y Nepal.
Expertos de WWF estiman que ese tráfico ilegal va cobrando envergadura a lo largo del continente asiático y se extiende hoy de la isla indonesia de Sumatra al Extremo Oriente de Rusia.
La población global de tigres no supera actualmente 3.200 animales adultos, de los cuales 1.400 habitan en India; 500 en Malasia; y 400 en Bangladesh.
Altos funcionarios públicos y expertos en especies en peligro de extinción se reunirán del 21 al 24 de noviembre en San Petersburgo para aprobar un programa encaminado a duplicar la población de tigres para 2022.
