El presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, y otros líderes de los países del Grupo de Veinte comienzan hoy una cumbre de dos días en Seúl para discutir vías de recuperación de economía mundial tras la crisis y evitar conmociones financieras similares en el futuro.
Esta es la primera vez que la cumbre de G-20 se celebra en un país que no conforma el grupo de las ocho primeras potencias mundiales, G-8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia).
En vísperas de la reunión de los dirigentes del G-20, en Seúl se inauguró una “cumbre empresarial” del grupo, con participación de 120 directivos de compañías mundiales.
Los asistentes a esta cita tienen previsto elaborar un total de 49 recomendaciones para suposterior estudio por parte de líderes del G-20. Se espera que esos documentos incluyan un llamamiento para la fijación de estándares mundiales para la regulación del sector financiero y un antídoto contra el proteccionismo.
El pasado octubre, los ministros de Finanzas y los Gobernadores de los Bancos Centrales del G-20 se reunieron en Corea del Sur para intentar calmar tensiones en torno a los tipos de cambio de las monedas nacionales o “guerra de las divisas” antes de la cumbre.
Según analistas, la guerra comienza cuando algunos países emergentes intentan atraer flujos de capital mediante la manipulación del tipo de cambio de la divisa nacional.
Los ministros acordaron regular los tipos de cambios de las divisas por medio de mecanismos de mercado evitando hasta lo posible las devaluaciones artificiales de las monedas nacionales.
Se prevé que la cuestión de las divisas también ocupe un lugar importante en el programa de la presente cumbre en Seúl.
