El fango rojo que inundó ciudades húngaras tras producirse avería en una fábrica de aluminio contiene sustancias tóxicas en altas concentraciones, declararon hoy en rueda de prensa en Viena unos representantes de Greenpeace.
Los análisis realizados por ecólogos mostraron, por ejemplo, que el contenido de arsénico en el barro rojo es dos veces más alto de lo normal. “Tal contaminación presenta un riesgo adicional a largo plazo para todo el sistema ecológico, en particular, por su presencia en el agua potable”, dijo Herwig Schuster, químico que trabaja para Greenpeace.
Las muestras tomadas permiten concluir que al menos 50 toneladas de arsénico se vertieron al entorno como resultado del desastre.
“Altas concentraciones de arsénico y mercurio presentes en el agua la hacen inservible para el consumo. También habrá que olvidar de practicar la pesca durante mucho tiempo en la región contaminada”, explicó el jefe del programa de detección de sustancias tóxicas de la sucursal rusa de Greenpeace, Alexei Kiseliov.
Greenpeace supone que las autoridades húngaras ocultan las proporciones reales del desastre e insiste en que el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, haga del dominio público toda la información disponible y exija a los propietarios de la fábrica averiada compensar el daño ocasionado al entorno y a las personas, dijo Herwig Schuster.
El desastre ocurrió el 6 de octubre tras la rotura de un depósito de la firma Mal S.A., en Ajka, poblado ubicado a unos 160 kilómetros al suroeste de Budapest. Al menos cuatro personas murieron y más de 120 recibieron lesiones.
