Corea del Norte, Egipto y Libia se preparan para un traspaso hereditario del poder

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Andréi Fediáshin, RIA Novosti

Todo parece indicar que el próximo otoño se resolverá el asunto del retiro definitivo de los máximos dirigentes en Corea del Norte y en Egipto.

Tanto en el "país del frescura matutina", nombre entrañable con el que sus habitantes llaman a Corea del Norte, como Egipto, "la tierra de las pirámides", los mandatarios supremos están delicados de salud y buscan sustitutos.

Así al menos aseguran muchos expertos, algunos servicios de inteligencia, astrólogos, politólogos, predicadores, médicos, fisionomistas, diplomáticos y muchos otros. El único interrogante que permanece es, "¿y cuándo va ocurrir?", porque la pregunta sobre,  "¿quién será?",  ya tiene respuesta.

En Pyongyang se rumora que el futuro "líder querido del pueblo coreano" será Kim Chong Un, hijo menor del actual "líder querido del pueblo coreano", Kim Jong Il.

Y en Egipto será Gamal Mubarak, de 41 años, hijo menor del "Faraón", es decir, del actual presidente de Egipto, Hosni Mubarak, de 82 años de edad.

Hosni Mubarak, apenas el cuarto presidente de Egipto, lleva "reinando" en el Nilo desde 1982 y el año que viene, cuando se celebren las elecciones presidenciales, cumplirá  30 años como primer mandatario del país.
En otras palabras, dejó atrás al líder soviético Leonid Brezhnev que estuvo 18 años en el poder en la Unión Soviética, e incluso al Presidente Mao, que durante 27 años dirigió China.

Después de semejante permanencia, el poder sólo puede quedar en manos  de  un miembro de la misma dinastía, por lo que Mubarak está preparando a su hijo Gamal para que le reemplace.
Este último en la actualidad ocupa el cargo de Secretario General del Partido Nacional Demócrata, liderado por su padre.

Graduado en Finanzas, Ciencias Económicas y Gestión Bancaria es asesor económico del presidente egipcio, y considerado un brillante experto en temas de la economía de mercado.
En general, por su formación y edad, parece un candidato idóneo.

Estas "dinastías dirigentes", vistas con tanto recelo en las sociedades democráticas occidentales, en el mundo árabe y en Oriente en general no tienen ningún matiz negativo.

En Egipto incluso se considera que Gamal Mubarak es en cierta medida, garantía de estabilidad. Teniendo en cuenta el ejemplo de Irak, cada vez con mayor frecuencia se puede escuchar la opinión de que, "más valen 100 años de autocracia que un día de guerra civil".
Un punto de vista  un tanto discutible, pero indudablemente lógico. Merece la pena recordar también que son muy pocos en Egipto los que sienten simpatía por las fuerzas alternativas a los Mubarak padre e hijo, que son los radicales "Hermanos musulmanes" u otros representantes de la oposición.

En Egipto ya se ha creado una "coalición popular en apoyo a Gamal Mubarak" que se dedica a recoger firmas a favor de su candidatura en las elecciones de 2011. Entre la sociedad egipcia todavía quedan dudas sobre la conveniencia de las dinastías en el  poder, pero seguramente la memoria genética dominará en la elección que harán los inseguros.
Repasando su historia milenaria, los egipcios están más que acostumbrados a las dinastías reinantes.

En Pyongyang la situación es diferente y un poco complicada. Supone un gran riesgo intentar predecir el nombre del siguiente líder en un país, donde todo, a excepción del nombre del líder actual, es información clasificada.
Por lo tanto, las posibles predicciones no pueden ser más que suposiciones, especulaciones con toques de astrología. Hace ya 5 ó 6 años que corren rumores sobre las enfermedades y la "inminente próxima retirada" de Kim Jong Il, de 68 años de edad.

El asesor del Secretario de Estado de Estados Unidos Kurt Campbell, encargado de la región, durante las últimas sesiones del Senado dijo que Corea del Norte era una "caja negra", y lamentó el hecho de que la información en poder de los servicios de inteligencia estadounidenses sobre ese país no se corresponden con la realidad.
Campbell dejó a los senadores perplejos, al declarar que, "las suposiciones de los políticos, al igual, que las suyas propias en relación a Corea del Norte, no son más que eso, simples conjeturas".

Sin embargo, en la actualidad hay serios indicios de que ciertos cambios en Corea del Norte van a ocurrir y son inevitables, y esos cambios conducen a la figura de Kim Chong Un. El próximo 28 de septiembre, está prevista la apertura del Congreso del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte.

Antes ese partido ha celebrado muchos congresos, pero fueron más bien actos de propaganda. El próximo congreso de los trabajadores norcoreanos tendrá una importancia sin precedentes en los últimos 30 años.
En 1980 el entonces líder de Corea del Norte, Kim Il Sung, presentó a su sucesor, su hijo Kim Jong Il, quién tuvo que ascender en la jerarquía del Partido, haciendo una carrera política durante 14 años, asumiendo el cargo en 1994, tras el fallecimiento de su padre.

Así que es poco probable que en el Congreso Kim Chong Un sea declarado sucesor del líder del país. Seguramente será "presentado" y, a lo mejor, designado para algún puesto para que vaya "madurando", y de esta manera, repita la trayectoria de su padre.
Porque, al fin y al cabo, dejar las riendas del poder a un líder poco conocido tanto en su propio país como en el extranjero, es demasiado prematuro incluso para Corea del Norte.

La sociedad coreana ha dejado de ser tan monolítica como era con el antiguo líder. Los acuciantes problemas económicos, la falta de alimentos, el acoso  internacional está obligando a Corea a emprender un cambio, y ya han aparecido los primeros brotes de descontento.
Por otra parte, a este país que tiene por principio fiarse sólo de sus propias fuerzas, no tiene sentido aplicar los moldes políticos universales. Sobre todo, si tenemos en cuenta el carácter vanidoso, caprichoso e impredecible del clan de los Kim: en realidad, de cualquiera de ellos se puede  esperar cualquier cosa.

De Kim Chong Un se sabe únicamente que se educó en Suiza y que tiene unos 28 ó 29 años. Sus retratos, no obstante, no tardaron en ser imprimidos en millones de ejemplares y los efectivos del Ejército se dedican ya a aprender canciones sobre el "glorioso hijo".

En vísperas del congreso, la prensa coreana está introduciendo con insistencia el mensaje de que más vale pasar el poder de padre al hijo que ver el país sumergido en caos, como pasó en la URSS o en China.

En realidad, este concepto de la dinastía administrativa en el poder parece gozar de un especial atractivo: entre otras cosas, porque es favorable para  los políticos que se retiran, ya que obtienen garantías de inmunidad y una vejez cómoda y tranquila.

El líder de Libia, Muammar Gaddafi, de 66 años, que llegó al poder hace 40,   ahora está preparando a su hijo mayor Sayf al-Islam Gaddafi, ("la espada del Islam" literalmente) para que sea su sustituto. Para el efecto,  lo ha nombrado a para que desempeñe varios cargos de alto rango.

En los países que formaron parte la extinta URSS,  la Comunidad de Estados Independientes (CEI), donde la mayoría de su población profesa el Islam, se perfila cierta tendencia a la creación de dinastías semi-monárquicas.
El fallecido Presidente de Azerbaiyán, Gueidar Alíev, fue reemplazado por su hijo Iljam.
En Uzbekistán, aumenta la popularidad de la hija de Islam Karimov, Gulnara, de 38 años, que ha ya ha sido viceministra de Asuntos Exteriores, representante de Uzbekistán ante la ONU y en la actualidad es embajadora de su país en España.

En Kazajstán, la hija mayor del Presidente Nursultán Nazarbáyev, Dariga, de 45 años, refuerza a marchas forzadas su imagen e influencia entre la élite política kazaja. En estos momentos tiene bajo su control los medios de comunicación del país, es líder de su propio Partido y desde cualquier punto de vista, los sectores políticos influyentes afirman que Dariga es una "hija que promete mucho".

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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