- Sputnik Mundo
Internacional
Todas las noticias mundiales en un mismo portal informativo. Sigue de cerca lo que pasa en diferentes regiones del planeta.

LA YUXTAPOSICIÓN DE INTERESES GEOPOLÍTICOS EN ASIA CENTRAL

Síguenos en

Oscar Villar Barroso

Licenciado en Historia y Máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales por la Universidad de La Habana. Es profesor de Historia y Ciencias Sociales en la Universidad de las Ciencias Informáticas de La Habana y colaborador del CEAO. Investiga temas vinculados con la URSS, Rusia y el Espacio Postsoviético, sobre todo relacionados con Asia Central. Miembro del CEID, Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo, Argentina.

 Resumen

La región centroasiática, que se había mantenido durante años bajo la égida inamovible de Rusia primero y como parte de la URSS después, se ha trastocado en esta década en un escenario de pugnas entre distintos intereses geopolíticos en lo que muchos expertos denominan "El Nuevo Gran Juego".

Sobre este escenario son muchas las noticias y los comentarios que circulan, sin embargo, en una buena parte de los casos se trata de la reproducción y propagación de distintos mitos y enfoques, elaborados desde una perspectiva errónea a nuestro entender, alejada de los elementos históricos de estas sociedades por lo que casi siempre el resultado es un producto metamorfoseado de esa riquísima realidad.

 Introducción

 El espacio postsoviético de Asia Central, escenario bastante desconocido en Hispanoamérica hasta hace bastante poco, se ha convertido en este nuevo siglo en vedette de la geopolítica de las grandes y medianas potencias, de los nuevos y de los viejos poderes, que confluyen a su manera en busca de hacer valer sus intereses.

Estos van desde el marcado afán norteamericano por dominar los recursos energéticos y el escenario geopolítico regional hasta los propuestos por la Organización de Cooperación de Shanghai, que sin  renunciar al protagonismo de China y Rusia, es abanderada de propósitos mucho más coherentes y de beneficio mutuo para todos sus miembros.

Para Rusia, China y los estados centroasiáticos, evitar que en Afganistán se consolide victorioso un régimen de los Talibán es una necesidad imperiosa, existe la amenaza de que en virtud de una derrota de la OTAN se produzca una suerte de "talibanización" de las repúblicas centroasiáticas y de la región de Xinjiang, donde los movimientos islamistas locales no tienen un fundamento tan sólido como el publicitado, pero este les vendría inmediatamente desde el exterior, donde se domicilian los principales grupos radicales.

Moscú y Beijing temen los efectos del islamismo radical, ambos tienen las amargas experiencias de dos guerras en Chechenia e innumerables actos de terrorismo desde finales de los años 90 hasta la actualidad en sus respectivos territorios y ambos necesitan, por encima de todo, de un clima estable para desarrollar sus proyectos, eso le da mucho sentido a la OCSh, mecanismo de integración que beneficia a todos.

Sobre la Organización de Cooperación de Shanghai, que ya hemos abordado en otros espacios recomendamos el trabajo "El movimiento de Shanghai y sus aportes a la multipolaridad en las relaciones internacionales"[1], donde explicamos su estructura, sus fundamentos y modos de actuación, al tiempo que analizamos la evolución de la entidad desde 1996 hasta la Cumbre de Bishkek, así que no vamos a dedicarle espacio físico aunque está completamente relacionado.

 Estados Unidos y la OTAN en Asia Central tras el 11 de septiembre de 2001.

 Tampoco le dedicaremos espacio a los hechos del 11 de septiembre, de eso se ha hablado bastante y hay no pocos expertos asegurando, lo que no es descabellado, que se trató de un auto golpe para legitimar la figura sin prestigio del presidente usurpador George W. Bush y de paso, estrategia mediática patriotera hollywoodense, penetrar escenarios apetecidos por la élite de poder neoconservadora, en eso no voy a abundar.

Lo cierto es que como resultado del derrumbe de las torres gemelas la suerte del W. Bush cambió, su patético discurso llamando a la guerra contra el terrorismo causó pavor en algunos y provocó sentimientos de solidaridad legítima con el pueblo norteamericano que "había sido atacado". Aquello de quienes no están con nosotros están con el terrorismo fue el detonante de una coalición internacional como no se había visto nunca.

El 8 de octubre comenzó la agresión a Afganistán y en diciembre de ese mismo 2001 ya los norteamericanos habían conseguido dos excelentes instalaciones aéreas para sus tropas en Asia Central. Las bases de Manas cercana a la capital kirguís y la de Karshí Janabad en el sur de Uzbekistán, a ello se suma la instalación conseguida por Alemania en Terméz, sur de Uzbekistán y permisos de sobrevuelo, facilidades de navegación y conducción por parte de todos los gobiernos, incluso, con sus reticencias y bajo perfil, pero hasta el propio Niyazov dio facilidades en Turkmenistán.

Empero llama la atención que de los objetivos de la guerra global contra el terrorismo, esa colosal fuerza haya conseguido tan poco, el Talibán fue apartado del gobierno pero no del poder y son un poder tras bambalinas en Afganistán, que tienen en jaque a las tropas extranjeras. La talibanización por su parte, ya es un hecho en el vecino Pakistán, sobre todo en la parte de predominio pastún y los demonios Osma Bin Laden y el Mullah Omar aparecen y desaparecen cada vez que en Washington se necesita de una campañita mediática para armar el sacrosanto show americano.

Hasta ahora lo único cierto es que han matado a miles de afganos, la inmensa mayoría inocentes y siguen empeñados en continuar haciéndolo, sobre todo ahora que la guerra se les pone difícil y no han podido conquistar el territorio afgano para las corporaciones energéticas.

En el espacio postsoviético de Asia Central sin la presencia occidental, sobre todo norteamericana, creció y se fueron posesionando con especial solidez de espacios importantes en la política y la sociedad civil, estructurando  modelos ajenos a la realidad centroasiática, alejados de sus valores autóctonos y contrarios a sus intereses y potencialidades, pero que comprometían a esas sociedades y las supeditaban, de la mano de la élite "asimilada" que recibiría los beneficios, a la coyunda norteamericana.

El caso kirguís lo ilustra con creces, basta ver la actividad de los embajadores, sobre todo la de Mary Jovánoviç, muy activa durante su estancia en el país, pero sobre todo por la injerencia abierta de las organizaciones no gubernamentales occidentales, vinculadas a los servicios especiales.

En este sentido actuaron abiertamente en Bishkek todas las amplísimo abanico de la NED, que no es un secreto su condición de entidad pantalla de la CIA y el gobierno norteamericano en la realización de los objetivos de la política exterior imperialista sin comprometerle directamente.

En menor medida penetraron a las otras sociedades con excepción de Turkmenistán donde el régimen de Niyazov no dio espacios, pero en Uzbekistán, al igual que en Kirguistán, se emplearon a fondo tratando de desestabilizar al gobierno del presidente Islom Karimov por lo que este decretó la expulsión de las ONGs en 2005, luego de los hechos de Andiján, de los que les responsabilizó. La influencia a la sociedad centroasiática ha sido irradiada desde los distintos escenarios de la política y la sociedad, como fueron:

  • Mediante sus fuerzas militares.
  • Mediante los organismos internacionales como la OMC, el BM y el FMI.
  • Mediante la actuación de sus ONGs, fundaciones y las iglesias cristianas y musulmanas a su servicio.
  • Mediante la ayuda condicionada al gobierno y a las instituciones nacionales.

Este es el escenario que ha prevalecido en los últimos tiempos y ya está dando muestras de agotamiento, la influencia de los Estados Unidos es sistemáticamente menor aun cuando países como Rusia no lo han sabido aprovechar y desde los mecanismos que comparte con estos países no ha proclamado una política bien articulada y coherente de relaciones amistosas y ventajosas para todos, partiendo que la seguridad y la estabilidad son condición sine qua non para avanzar por nuevos derroteros.

 Los avances y las contradicciones de los actores no comprometidos con la guerra en Afganistán. Las cumbres del BRIC, la OCSh y la OTSC en el verano de 2009.

 Años de tensiones, de recelos, la propaganda y hasta la manipulación de algunos sectores de la sociedad centroasiática, unida a la incoherencia de Rusia en algunos momentos, las veleidades de la política exterior china, reacia a los compromisos vinculantes y las propias diversidades generan incertidumbre entre los actores del proceso de construcción de un nuevo modelo.

No obstante elementos como el "multilateralismo", la "multivectorialidad" o la "multipolaridad" en las relaciones internacionales, son términos que ganan espacio ante el hegemonismo burdo y egoísta de Washington, cada vez son más los países que apuestan por esta vía mucho más sensata.

La actividad internacional ha sido por ella intensa en el segundo semestre de este año, desde las cumbres del BRIC, la OCSh y la OTSC en el verano de 2009 hasta el actual período ordinario de sesiones de la Asamblea general de la ONU.

Las cumbres paralelas del grupo BRIC y de la OCSh, celebradas en el verano de 2009 en Yekaterinburg, testimonian una sostenida diversificación de la política exterior de Rusia [2] y la de los otros países participantes.

Sin embargo, la diferencia entre las dos cumbres está bien remarcada. No hay prácticamente nada en común entre Brasil, Rusia, India y China (BRIC), mientras que entre los miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCSh), sí: sus intereses están muy estrechamente vinculados desde hace algunos años, creándose un tipo de interacción y competencia, pero también un excelente escenario para la cooperación y el intercambio.

 En dichas reuniones se hizo evidente el rechazo a la preponderancia del dólar, los países miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai, a iniciativa de Rusia, decidieron emplear las monedas nacionales en sus intercambios y desarrollar una moneda común, cuyo nombre propuesto es divisa Shanghai, otro tanto se hizo en la cumbre del BRIC.

El paso es importantísimo, porque en el plan están incluidos Brasil y la India, el segundo como miembro observador de la OCSh e integrante del BRIC, lo cual concede una fuerza económica y política muy sólida a las decisiones adoptadas, teniendo en cuenta que estas cuatro economías se presentan como las más dinámicas en medio de la crisis global.

En el cónclave el presidente Medvédev arremetió contra la actual estructura del sistema financiero y de divisas mundial, dominado por el dólar, y consideró que la aparición de nuevas unidades era inevitable, escenario en el que lanzó la idea de convertir el rublo en divisa de reserva en el futuro, al tiempo que argumentó que el FMI debería tomar en cuenta al rublo, al yuan y al oro e incorporarlos a la  categoría revisada de monedas para fortalecer un sistema que se debilita a ojos vistas ante la debilidad de su único patrón.

Si semejante paso se concreta, unido esto al proceso de construcción de divisas regionales en marcha en algunos lugares, la debilidad de la moneda estadounidense se acentuará y crecerá el peso de las economías emergentes y del oro, que podría retomar sus antiguos poderes y generar estabilidad en las finanzas internacionales, lo que asusta a los expertos en Washington pero que es necesario para la humanidad, cansada de la tiranía del papelito verde.

Esto sería muy beneficioso para los países del espacio postsoviético de Asia Central, en extenso vinculados y en otros casos participantes de dichas entidades, lo que les permitiría fortalecer sus economías eliminar algunas de las malas presiones y condicionamientos que reciben de mecanismos dominados por estados Unidos como el FMI, el BM y la OMC.

Gramsci decía que el pesimismo era un rasgo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad, así que tampoco hay que apurarse a celebrar, los miembros de BRIC tienen diferentes sistemas políticos, modelos económicos y distintas prioridades de desarrollo y de relación con importantes países en la esfera internacional.

No se puede hablar todavía de una alianza o bloque que resuelva por ahora, algo en concreto, aunque es importante lo señalado por todos en relación a la necesidad de transformación y construcción de un nuevo sistema financiero internacional, aunque es poco todavía, lo más importante es que se abrió una puerta y que acordaron volver a reunirse dentro de un año.

 En la OCSh sucede todo lo contrario. Este es un instrumento, más sólido, consolidado, ya acumula varios años de experiencia y como explicamos en su momento, ha ido de menos a más, no obstante, la organización está sujeta a amenazas exógenas y endógenas: desde el exterior, por la influencia negativa que contra ella irradia Estados Unidos y la OTAN y a su interior por la creciente contradicción entre Rusia y China por un lado y entre Uzbekistán y Kazajstán por el otro, no obstante, las consideramos superables.

 A nivel global los intereses y las posiciones de Moscú y Beijing coinciden mucho, pero a nivel regional evidentemente se convierten en contrincantes. China toma a la OCSh como un mecanismo para consolidar su presencia económica en Asia Central y obtener más acceso a los recursos energéticos de la región y desplaza a Rusia de mercados tradicionales.

Rusia comparte los mismos planes, pero proyectándose desde otro punto de vista,  en este sentido los especialistas destacan que Rusia, conscientemente, frena el avance de la integración económica en el seno de la OCSh, temiendo que cada nueva empresa afianzará más las posiciones de China y al invertir directamente en el sector energético regional dependerá menos de Moscú en ese importante rubro y por tanto, debilitar la alianza.

 El aumento de la influencia de la OCSh en la región es por otra parte asaz evidente y responde, primeramente, a los intereses de Rusia y China, pero por extensión a los propósitos del resto de los países que la integran de formar parte de un mecanismo sólido de integración en el cual encauzar sus proyectos y que le ha permitido, incluso, incorporar a otros estados en calidad de "observadores" e "invitados". 

La cooperación político-militar ha sido hasta ahora la carta de Moscú, lo que no quiere decir que no apueste por lo económico y las inversiones directas. China, en cambio y en virtud de su filosofía política, no le ofrece garantías de seguridad a nadie pero se convierte en un potencial inversor y abastecedor de manufacturas baratas y receptor de amplios y crecientes volúmenes de petróleo y gas, cuyas fuentes están relativamente cercanas y que se suministraría de manera directa desde Asia Central a China.

 Los países de Asia Central apuestan por ahora a la "sombrilla" rusa, ante el auge de las acciones de la guerrilla talibán en el vecino Afganistán, que trasladó al norte y el oeste su teatro de operaciones militares, donde históricamente operaron los talibanes de las etnias uzbeka y tadzhika.

Esto sobre todo en los últimos tiempos, debido a la alianza de Karzai  con señores de la guerra directamente vinculados a este escenario del espacio postsoviético de Asia Central, como el uzbeco étnico General Abdul Rashid Dostum y el Mariscal Mohamad Qasim Fahim, tadzhiko de origen, que fue nombrado como vicepresidente del país en plenas maniobras electoreras y que aumentan los temores de las autoridades vecinas.

El incremento de la conflictividad en la frontera  es evidente y para conjurarlo se están formando en el seno de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) unidades de respuesta rápida. El propio General Stanley McChrystal, comandante de las tropas de Estados Unidos en territorio afgano, reconoció a la prensa norteamericana [3] el agravamiento de la situación, señalando que el Talibán amenaza las otrora zonas seguras en el norte y el oeste y esta es una alerta para Rusia y los demás miembros de la OCSh.

Pero las contradicciones entre los estados centroasiáticos de un lado y las pretensiones de Rusia del otro, hacen que la OCSh adquiera cierta inestabilidad. La situación se complica para Moscú, son necesarios un trabajo consecuente e inteligente con los vecinos centroasiáticos y una estrategia bien pensada de relaciones con China. Pero ni una ni otra cosa, hasta el momento, parece concretarse de manera sólida, lo que se aprecia en realidad es una suerte de "regateo" político más digno del célebre Soco de Bujara.

En este sentido, la OCSh desde el 2005 ha venido exigiendo a Kirguistán cerrar la base norteamericana en Manas y eliminar la presencia extranjera en la zona, aunque los alemanes ocupan una excelente base en la ciudad uzbeka de Terméz de la que no se habla, lo cierto es que los norteamericanos regatearon fuerte con el gobierno kirguís y consiguieron conservar el enclave, aunque ahora con un nuevo status menos comprometedor, concesión que no se le hizo a España.

Por otra parte, el debut de las denominadas Fuerzas Colectivas de Reacción Rápida (FCRR) de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) en unas maniobras en Kazajstán, sufrió primero un retraso y enfrentó algunas dificultades con Uzbekistán, que disimula cada vez menos su actitud fría con dicho bloque y el presidente Islom Karímov, aparte de no firmar inmediatamente el acuerdo sobre la organización de las FCRR, redujo a un mínimo la cooperación con la OTSC y se ha manifestado contrario a la escalada rusa en la región, esto obligó a Rusia a hacer determinadas concesiones a Tashkent.

Y es que a mediados de agosto de 2009 Karímov recibió en Tashkent al General David Patraeus, jefe del Comando Central de EEUU, quien a su vez no esconde sus intenciones de conseguir la reapertura  de una base aérea estadounidense en Karshí-Janabad, enclave que fue cerrado en 2005 por la injerencia norteamericana en los asuntos internos del país y las críticas al enfrentamiento a las sublevaciones de grupos islámicos, lo que puso en alerta a Moscú.

En estos momentos los norteamericanos ya emplean el aeropuerto uzbeco de Navoi, a donde transportan cargas para después trasladarlas por rutas terrestres hacia Afganistán.

A nuestro entender, Tashkent piensa en restablecer una suerte de equilibrio de fuerzas en la región donde Rusia ha tomado la delantera y mantiene mejores relaciones con sus otros vecinos que con las autoridades uzbekas, habida cuenta también de la relación problemática de Tashkent con Kirguistán y Tadzhikistán y sus recelos con Kazajstán y en menor medida con Turkmenistán, todo lo cual hace difíciles estas negociaciones.

La incertidumbre era mayor teniendo en cuenta que Karímov, que según los expertos rusos, tiene fama de interlocutor difícil y podía decidirse a dar un paso radical en relación a la OTSC y suspender la participación de Uzbekistán en dicho organismo, tal y como hizo anteriormente con la Comunidad Económica Eurasiática.

En fin, que no son pocas las amenazas reales de todo tipo que incrementan la altas dosis de incertidumbre al arreglo de la situación regional y la construcción de un futuro promisorio para todos, la más grave de todas, la solución al conflicto militar afgano y en menor medida la puja entre las potencias.

 Conclusiones

En la actualidad China está apostando por el "poder blando" y desde su ventajosa posición de vecino y miembro de la Organización de Cooperación de Shanghai apuesta por las inversiones y la colaboración con los Estados Centro Asiáticos. Ese organismo, es bueno reiterarlo, tiene hasta un programa coherente de ayuda a un Afganistán independiente, sin ocupantes extranjeros.

Rusia por su parte, aunque apuesta por los mecanismos de seguridad tiene una excelente ventaja, que son sus estrechos vínculos históricos y culturales con todos esos pueblos, que además, no son anti rusos.

En los últimos tiempos se aprecia, y esto también es positivo, un acercamiento entre Rusia y Turquía luego de tres siglos de tensiones y enemistad que los condujo a 12 enfrentamientos bélicos. Rusia y Turquía desde lo etno-cultural pueden contribuir extraordinariamente a la estabilidad y la prosperidad de la región.

La Unión Europea también está comenzando a interesarse de manera independiente por la región, pero habría que ver hasta donde los estados Unidos se lo permiten dado el nivel de compromiso de la UE con Washington caracterizado por su dependencia político-militar. Lo cierto es que la presidencia kazaja de la OSCE podría abrir una puerta, España, que presidirá la UE en esos momentos está muy activa en la región, pero Washington no se ha manifestado.

El resto queda por sus pueblos, en mi ponencia titulada "Una aproximación desprejuiciada al espacio postsoviético de Asia Central" explico las virtudes y las potencialidades de esas sociedades, destaco el caudal que constituye su capital humano, la vocación pacífica de sus ciudadanos, amen de los recursos naturales con que cuentan para construir una economía próspera que les permita construir una vida decente para todos sus ciudadanos.

Sólo señalaría para concluir, que el modelo hegemónico del imperialismo norteamericano está dando signos de agotamiento, pienso que por su esencia inhumana, sus espacios ya se están cubriendo por otras formas que tienen más presente el diálogo entre las civilizaciones, las voces contra la guerra ya se alzan hasta en Europa y Norteamérica, ojalá prevalezcan.

 Referencias

I1] Para profundizar en cuanto a esta organización recomendamos ver el trabajo del propio autor de esta ponencia titulado. El movimiento de Shanghai y sus aportes a la multipolaridad en las relaciones internacionales en http://www.ceid.edu.ar/biblioteca.html de fecha 2 de enero de 2008.

[2] Sobre lo complejo de este panorama y sus tareas a corto, mediano y largo plazo se refería  el director de la revista Rusia en la política global. Fiodor Lukiánov  en un trabajo publicado por el importante periódico la Gaceta Rusa en su sitio http://www.gazeta.ru  (Nota del autor) 

[3] The Wall Street Journal. 10 de agosto de 2009.

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала