Hace tiempo que el vodka se ha convertido en un proyecto nacional en Rusia aunque nadie lo defina así a título oficial, escribe hoy Nezavisimaya Gazeta al comentar la aparición de una nueva marca en las licorerías locales. La novedad se llama "Natsproyekt", forma apocopada de "proyecto nacional" en ruso, y, a juicio del periódico, podría resultar más fuerte en plano ideológico que el "Putinka", vodka que fue lanzado al mercado durante la presidencia de Vladímir Putin.
La vida sigue su curso, un presidente reemplaza a otro, y al pueblo hay que ofrecerle un producto políticamente correcto. Lanzar un vodka llamado "Medvedevka" habría sido vulgar y demasiado directo, de modo que los productores salieron con otro truco. Lo del "proyecto nacional" es un tributo a la definición que últimamente ha estado muy de moda en el vocabulario de la cúpula política rusa.
Resulta más ventajoso combatir el alcoholismo de palabra y a la vez aprovecharlo en beneficio propio, con fines comerciales y políticos, porque la ley seca salva a la población pero conduce a la impopularidad, señala el diario.
Otro periódico local, Vedomosti, recuerda en su editorial de hoy que el consumo de alcohol en Rusia se sitúa en 10,3 litros anuales por cada habitante mayor de 15 años, según los datos de la Organización Mundial de la Salud que define como "crítico" cualquier nivel superior a ocho litros. En Rusia beben más alcohol que en EEUU (8,6 litros) o Canadá (7,8 l) pero menos que en Francia (11,4 l), Alemania (12 l), Hungría e Irlanda (13,6 l). Ahora bien, la calidad de las bebidas también tiene importancia crítica. En cuanto a la incidencia de muertes por intoxicación alcohólica, 18 por cada 100.00 habitantes, Rusia está muy por delante de Alemania (4,7) y Francia (4,5).
