Moscú y Washington deben acordar reglas de conducta frente a conflictos con terceros países. Nezavisimaya Gazeta

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Occidente mantiene los debates sobre Osetia del Sur haciendo hincapié en exclamaciones emocionales en vez de analizar la situación aplicando criterios de racionalidad. Todo esto conduce a evaluaciones falsas, escribe hoy el prestigioso periódico ruso Nezavisimaya Gazeta.

Hablando en rigor, sólo una cuestión tiene mucha importancia para los destinos de la paz. ¿Abrigaba o no Washington los planes de utilizar a Georgia para tantear la solidez de las posiciones militares de Rusia en el Cáucaso, la voluntad política y militar de sus dirigentes y la eficacia de las decisiones que adoptan los dirigentes rusos en el ámbito de política militar? Una respuesta positiva podría servir de argumento decisivo a la hora de apreciar los aprestos bélicos de EE.UU. contra Rusia.

A juzgar por la tonalidad de los dirigentes rusos, en Moscú comienza a prevalecer la opinión de que EE.UU. no se da cuenta del "precio de la confrontación". Las declaraciones de políticos norteamericanos inducen a pensar que Washington quedó atónito ante la rígida postura de Moscú.

En el deslinde de los años 60 y 70 del siglo pasado, la URSS y EE.UU., partiendo de la experiencia de las relaciones bilaterales, de la guerra de Vietnam y de la confrontación soviético-china, celebraron varios convenios sobre la prevención de una guerra casual entre sí, incluyendo la nuclear. Estos documentos estaban redactados con tal de prevenir el enfrentamiento entre ambas potencias debido a acciones de terceros países, incluidas las provocadoras.

Después del colapso de la URSS, Washington persuadió a Moscú de que aquellos tratados perdieron sentido por "haber dejado de reflejar las nuevas realidades".

Estoy seguro de que fue una decisión errónea. Moscú y Washington deben entablar consultas para redactar reglas de conductas, sean formales o informales, pero de cumplimiento obligatorio, en los conflictos con terceros países. La probabilidad y el riesgo de surgimiento de tales conflictos, a juzgar por las tendencias de los últimos años, irían en aumento, afectando la seguridad de las fronteras rusas.

El orden mundial bipolar tenía sus fuertes herramientas de estabilización. El sistema actual de relaciones internacionales no dispone de tales mecanismos. Es preciso dejar a un lado las discusiones estériles y proceder a diseñar sin demora nuevos reguladores, aprovechando, en caso de necesidad, la experiencia del pasado.

Alexei Bogatúrov, director adjunto del Instituto de Problemas de Seguridad Internacional (Academia de Ciencias de Rusia).
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