EEUU se dispone a lanzar una nueva ofensiva diplomática con el fin de limitar la influencia de Rusia en las repúblicas centroasiáticas de la CEI. A tales efectos la Administración de George Bush instituye el cargo de embajador especial para asuntos energéticos, encargado de debilitar el control ruso sobre los suministros de hidrocarburos desde Asia Central. No es sino una reacción a la actuación exitosa de Rusia en esta región, sostienen los expertos.
La rivalidad entre EEUU y Rusia en Asia Central es "un juego geopolítico interminable", opina Andrei Grozin, subdirector del Departamento de Asia Central y Kazajstán en el Instituto de Países de la CEI. Tras la proclamación de la independencia por las repúblicas de la antigua URSS precisamente EEUU llevaba la voz cantante en este juego. Washington procuraba implementar un modelo de relación que le proporcionara el dominio político a través de la inversión en las economías emergentes. En aquel entonces Rusia prácticamente no aprovechaba las ventadas geopolíticas e históricas que tenía. Pero en los últimos 3 ó 4 años Las autoridades de Moscú comenzaron a actuar con mayor energía, recurriendo a las prácticas ensayadas por EEUU.
Kazajstán y Uzbekistán están pendientes de la reorganización de las cúpulas gobernantes, dice Grozin. Pero las elites de los dos países tratan de rehuir cambios sustanciales algunos y desean mantener los regímenes surgidos poco después de proclamada la independencia lo que depara ventajas a Rusia. Moscú prefiere cooperar con los partidos oficialistas y no con las fuerzas de oposición. Y los dirigentes centroasiáticos consideran de peligrosa la política estadounidense que amenaza con desestabilizar la situación en el mejor de los casos.
A juicio de Grozin, Rusia tiene en su haber el acuerdo alcanzado en diciembre de 2007 con Kazajstán y Turkmenistán sobre la construcción del gasoducto ribereño del Caspio y la modernización de la infraestructura soviética de transporte del gas centroasiático a través del territorio ruso. En el último proyecto también participará Uzbekistán. De llevar a la práctica los acuerdos alcanzados, dentro de cinco años aumentará en un tercio la capacidad de las tuberías mencionadas.
Por su parte, EEUU propone poner en marcha el proyecto de gasoducto caspio que una a Turkmenistán con Azerbaiyán. Es la alternativa principal a las iniciativas rusas. Pero en el momento actual los proyectos rusos parecen más factibles, cree el experto.
