El protagonismo de Rusia en el mundo es objeto de una evaluación inequívoca últimamente: el país ha recuperado su grandeza. "Rusia ha vuelto al escenario internacional como Estado fuerte. Como un Estado al que toman en consideración y el cual puede defenderse", dijo Vladímir Putin en su reciente discurso ante el Consejo de Estado. El Ministerio ruso de Desarrollo Económico y Comercio va redactando un concepto del desarrollo nacional hasta el año 2020. Uno de los capítulos de este documento se titula "Resultados del período 1990-2000: Vuelta de Rusa a la categoría de potencias económicas globales". Todo el mundo está encantado con esa idea, especialmente, porque el presidente tendrá que sacar muy pronto un balance de su gestión.
Habitualmente, se mencionan varios indicadores cuantitativos como prueba de tal grandeza. El PIB en términos de paridad de poder adquisitivo suscita especial orgullo porque Rusia ascendió el pasado año a la séptima posición del mundo en esta materia. También suelen recordar el volumen de las inversiones extranjeras acumuladas hasta la fecha, el flujo de capitales, la capitalización del mercado de valores, las reservas en oro y divisas, las crecientes arcas del Fondo de Estabilización y hasta el número de los rusos que viajan al extranjero.
Tengamos en cuenta que además de indicadores cuantitativos hay muchos otros que Rusia necesita mejorar sustancialmente. En términos del PIB per cápita, el país ocupa el 75º lugar. Rusia representa apenas el 2,5% en la economía mundial mientras que China, por ejemplo, el 5,7%. También están los indicadores cualitativos, en particular, la eficiencia de gestión pública o el nivel de la corrupción. En la mayoría de estas asignaturas Rusia se encuentra en la cola.
La autoestima inadecuada, en principio, no supone una tragedia: contribuye a subir el ánimo. Pero también obstruye una tarea muy importante que es la definición de objetivos correctos para el desarrollo. La economía rusa ha dejado de crecer por sí sola. Su futuro crecimiento será imposible sin cambios institucionales.
