Beijing, PL, para RIA Novosti. Por Julio Hernández.- Por primera vez en 54 años turistas de Corea del Sur comenzaron a visitar el 4 de diciembre la ciudad norteña de Kaesong, capital del antiguo Reino de Koryo, junto a la frontera entre los dos estados.
Este paso en las relaciones bilaterales está cargado de símbolos, pues la dinastía de Koryo fue la que unificó el país en 935 y gobernó durante varios siglos hasta 1392, en un período de gran florecimiento del comercio y las artes.
El arribo de turistas se desprende de los acuerdos logrados a principios de octubre pasado durante la reunión cumbre efectuada en Pyongyang entre el presidente surcoreano, Roh Moo-hyun, y el líder de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), Kim Jong Il.
Este encuentro forma parte del proceso bilateral de acercamiento al calor de la aplicación durante este año de los acuerdos de desnuclearización de la península coreana, formulados en Beijing en el marco de las conversaciones a seis bandas.
El documento, que se aprobó el 13 de febrero requirió seis días de intensas negociaciones entre delegados de China, Estados Unidos, Rusia, Japón, Corea del Sur y la República Popular Democrática de Corea (RPDC).
Pero su implementación se dilató debido a los fondos norcoreanos congelados en un banco de Macao a instancias del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, diferendo que se resolvió en julio pasado.
La RPDC cerró su reactor nuclear en Yongbyon el 14 de ese mes y a principios de octubre se comprometió a cumplir antes de fines de 2007 con la segunda fase del acuerdo: deshabilitar esas instalaciones y develar todos sus programas nucleares.
La declaración conjunta publicada por los líderes de los dos estados de la península, tras sus conversaciones del 2 al 4 de octubre, pareció enterrar el hacha de la guerra entre ambas partes y abrió la puerta a entendimientos históricos.
Roh Moo-hyun y Kim Jong Il decidieron promover una conferencia cumbre, posiblemente con la participación de las dos Coreas, Estados Unidos y China, para poner fin al mecanismo de armisticio vigente desde 1953 y sustituirlo por un tratado de paz.
Un paso así es imprescindible para el desarrollo futuro de la península, donde ha imperado durante decenios una gran tensión bélica, estimulada por la presencia de más 30 mil soldados y grandes medios aéreos norteamericanos.
Hasta el momento la presencia de esas tropas constituye el principal obstáculo a una atmósfera duradera de distensión que permita llegar a vínculos económicos y de cooperación de mayor alcance aún entre las partes.
El Norte y el Sur de Corea se manifestaron por la no agresión y acordaron cooperar estrechamente para poner fin a la hostilidad militar y garantizar la distensión y la paz en la península, y resolver las disputas mediante el diálogo y la negociación.
Lo establecido en la declaración bilateral de Pyongyang se ha estado cumpliendo hasta ahora con toda puntualidad.
A mediados de noviembre viajó a Seúl el primer ministro norcoreano, Kim Yong Il, quien sostuvo conversaciones con su contraparte, Han Duck-soo, con quien acordó la reapertura de la línea férrea de 20 kilómetros entre Munsan y Bongdong.
Este ferrocarril ha estado paralizado desde hace decenios, pero su funcionamiento al parecer es necesario para llevar a cabo la conclusión de la primera fase de la zona industrial conjunta de Kaesong e iniciar la ampliación en la segunda fase.
Los primeros ministros también trataron de establecer la manera de llevar a cabo el proyecto para crear una zona de pesca conjunta en el Mar Occidental, con el que colindan las costas de ambos estados.
Este encuentro entre jefes de Gobierno fue seguido a fines de noviembre por una reunión en Pyongyang entre los ministros de Defensa respectivos: Kim Il Chol, de la RPDC, y Kim Jang-soo, de Surcorea.
En esta reunión no pudieron ponerse de acuerdo en el sensible tema del disputado límite marítimo entre las dos partes, paso inicial para decidir sobre la pesca conjunta, por lo que decidieron remitir el asunto a una comisión adjunta.
Este punto está relacionado con las medidas para crear confianza en el área y disminuir la tensión bélica.
Casi inmediatamente después, emprendió una visita oficial a Corea del Sur el director del Departamento del Frente Unido del Partido del Trabajo de Corea (PTC), Kim Yang-gon, quien fue recibido por el jefe de Estado surcoreano.
Este viaje está relacionado con el resto de los temas que deben ser resueltos para la puesta en práctica de los acuerdos de octubre.
Sin dudas, los intercambios al más alto nivel deben proseguir entre las dos capitales, a menos que el nuevo jefe de Estado surcoreano a ser electo en diciembre decida lo contrario, aunque esa posibilidad no parece probable.
