Como era de esperar, los países occidentales y organizaciones internacionales sometieron a críticas las elecciones a la Duma de Estado (cámara baja del parlamento ruso) celebradas el pasado 2 de diciembre. EEUU y Europa, carentes de una postura consensuada hacia muchos problemas internacionales de palpitante actualidad, siempre muestran una sorprendente unanimidad en las cuestiones concernientes al desarrollo de la democracia en Rusia. Sin presentar hechos concretos ni entrar en detalles, Occidente pidió que el Kremlin investigara las falencias técnicas durante las elecciones parlamentarias, o sea, no adujo pruebas algunas.
Las capitales europeas, imbuidas de observadores descontentos, ya pronostican la reacción a las elecciones presidenciales en Rusia (marzo de 2008). Se augura que sus resultados ejercerían una fuerte influencia sobre la política que respecto a Rusia apliquen no sólo la Unión Europea sino la ONU y el G-7. ¿Será así en realidad?
Un insuficiente desarrollo democrático y unos imperfectos procedimientos electorales son temas predilectos explotados tradicionalmente por Occidente después de la caída del régimen comunista. Pero el efecto de tales presiones sobre Moscú sigue siendo muy bajo. Jamás se habían decretado sanciones internacionales contra Rusia, y tal posibilidad ni siquiera se discutía en serio. No se emprendieron intentos algunos de expulsar a Rusia de una sola organización prooccidental. Y, por último, ningún mandatario occidental nunca ha exigido en términos rígidos que el presidente ruso garantizara las libertades civiles. O sea, los interlocutores occidentales prefieren limitarse a una retórica ruidosa.
A propósito sea dicho, el Kremlin, consciente de su acrecido poderío energético, no tiene por qué asustarse de observadores extranjeros, descontentos con los resultados de los comicios. Por lo que se refiere al desarrollo energético de Rusia, es un tema que está absolutamente fuera del ámbito de su incumbencia. Lo único que queda es preguntarles a los críticos occidentales: ¿Cómo ven la alternativa a la holgada victoria del partido Rusia Unida? Tal vez, ¿Garry Kaspárov? Pero es un tema que sólo los electores rusos tienen derecho a decidir. Así y todo, los puntos sobre las íes están puestos. El elector ruso vota con arreglo a las normas establecidas que Occidente censura, pero es incapaz de aducir argumentos serios.
