Algunos expertos rusos sospechan la posibilidad de un fraude durante las elecciones parlamentarias del próximo 2 de diciembre. La legislación en vigor obliga a los electores a pedir cupones especiales para votar fuera de su lugar de empadronamiento, y el número de las respectivas solicitudes en algunas zonas del país ya supera decenas de veces el nivel registrado durante la campaña de 2003.
En la República de Jakasia, por ejemplo, el número de los cupones expedidos es 58,2 veces superior al de hace cuatro años; en Komi, 54 veces; en Tiumen, 32 veces; en Chuvashia, 28 veces; en San Petersburgo, 25 veces; y en Moscú, 10,2 veces, reveló una fuente solvente citando datos de la Comisión Electoral Central (CEC).
Liudmila Demiánchenko, quien pertenece a este organismo, atribuyó el fenómeno a la creciente movilización social de los ciudadanos, pero expertos independientes en materia electoral, como Arkadi Liubarev, recordó que las comisiones territoriales suelen expedir un número insignificante de cupones para votar en otro lugar.
"Es evidente que las autoridades locales desean incrementar la afluencia a las urnas", afirmó Andrei Buzin, jefe de la Asociación Interregional de Electores. "La distribución de los mandatos depende, en gran medida, del índice de participación: cuanta más gente acude a votar, más oportunidades hay de ganar escaños en el Parlamento federal por listas regionales de partidos", explicó él.
Es probable que la coerción surta el efecto contrario, según el experto: muchas personas obligadas a tomar el cupón con antelación pueden emitir luego un voto distinto al que se esperaba.
Un moscovita que prefirió el anonimato contó a Nezavisimaya Gazeta que el jefe de un policlínico donde trabaja su esposa había recomendado a los cargos directivos de esta entidad, en una reunión a puertas cerradas y bajo amenaza de sanciones administrativas, solicitar los cupones y entregárselos a él en persona.
