En vísperas de las elecciones parlamentarias y presidenciales, cuando todo Gobierno se muestra especialmente generoso, Rusia se enfrentó con la inflación desconocida en los últimos años. En vez de prometer subidas en pensiones, salarios y subsidios, el ministro de Finanzas, Alexei Kudrin dice que en los países industrializados "ante el alza de precios de los productos alimenticios, los sindicatos con frecuencia adoptan las decisiones sobre la contención de las sabidas salariales".
El ministro teme que las acciones desacertadas "provoquen el aumento de precios después del 1 de enero de 2008". Sus declaraciones parecen inverosímiles en el contexto de las consignas que enarbolan los partidos de oposición.
Tienen razón los que afirman que muchos países del mundo se enfrentan con el problema de inflación. Según los estimados del banco HSBC, en 2007 en Argentina la inflación acumularía el 8,5% en vez del 5% pronosticado; en Hungría, el 6% en vez del 3%; en Turquía, el 7,2% en vez del 4%. En la zona euro la inflación se ubicaría en el 2,4% con un crecimiento del 0,4% en relación con el año anterior.
La subida global en los precios de los productos alimenticios es una de las causas principales que acentúan las presiones inflacionistas, factor que incide en la situación en Rusia, país que importa del 20% al 40% de los alimentos que consume.
La campaña electoral reclama del Gobierno ruso mostrar la disposición a frenar la subida de los precios de los alimentos.
No obstante, las medidas adoptadas últimamente por el gabinete con el fin de robustecer el mercado civilizado mermaron la lucha competitiva en el sector alimenticio, provocando en ocasiones la escasez de determinados víveres. Salió perjudicado asimismo el mercado laboral en las redes de comercio minorista. Las enmiendas introducidas a la legislación reguladora de la inmigración hicieron más cara la contratación de los extranjeros para el trabajo en los centros comerciales y les quedó prohibido trabajar en los mercados a cielo abierto, donde los precios eran más bajos que en las tiendas comunes y corrientes.
