Rusia ofreció una respuesta totalmente inesperada al plan estadounidense del escudo antimisil en la Europa del Este. El embajador ruso en Minsk, Alexandr Súrikov, mencionó la posibilidad de instalar en el territorio de Bielorrusia algunos objetivos que "guardan relación con el armamento nuclear". Los expertos dudan de que Moscú se decante por esta variante a corto plazo y dan a entender que el diplomático hizo un intento por sondear la opinión pública.
La cancillería rusa rehusó aclarar las palabras del embajador. "Si ha dicho algo, ésta es la postura oficial de Exteriores", comentó un portavoz del Ministerio.
Es la primera vez que Moscú menciona el eventual despliegue de armas nucleares en el país vecino. Incluso el mandatario bielorruso Alexandr Lukashenko, conocido por sus declaraciones drásticas, siempre se ha referido al tema con extrema prudencia. Hace más de un año, cuando Minsk y Moscú estaban realizando ejercicios militares conjuntos, Lukashenko admitió que las fuerzas armadas del Estado de la Unión, podrían usar las armas nucleares tácticas contra el enemigo hipotético en el supuesto de que Bielorrusia fuera objeto de una agresión. Al mismo tiempo, él precisó que no hay necesidad de instalar ojivas nucleares en el territorio bielorruso. En aquella ocasión, Moscú dejó sin comentarios sus palabras.
En opinión de expertos, el embajador quería sondear la eventual reacción por parte de Occidente y Bielorrusia y que, en realidad, no hay planes de emplazar armas nucleares en este país.
"Se debatió la posibilidad de poner en Bielorrusia los sistemas Iskander, dado que los países de la OTAN se resisten a ratificar la versión adaptada del Tratado sobre las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa", señaló Vladímir Yevséiev, del Instituto ruso de Economía Mundial y Relaciones Internacionales. "En principio, es posible instalar en estos sistemas las armas nucleares", agregó.
A corto plazo, Yevséiev califica como "poco probable" el emplazamiento de los Iskander y, menos aún, sistemas de misiles sobre plataforma móvil tipo Topol-M en el territorio bielorruso. Tal vez, se trata de instalar allí aeródromos con aviones nodriza para la aviación estratégica de Rusia, dijo él.
En el año 1992 fue suscrito el llamado Acuerdo de Lisboa, mediante el cual Bielorrusia, Kazajstán y Ucrania se proclamaban territorios libres de armas nucleares y traspasaban a Rusia los arsenales heredados desde los tiempos soviéticos. Rusia firmó también un anexo por el que se comprometía a preservar dichas armas en su territorio. El Estado de la Unión entre Minsk y Moscú no cambia nada en el asunto porque Bielorrusia, de acuerdo con el documento, seguiría siendo un sujeto soberano del Derecho Internacional hasta que decidiera, por ejemplo, incorporarse a la Federación Rusa, variante que no se plantea
En la actualidad, Rusia tiene dos instalaciones militares de carácter estratégico en el territorio de Bielorrusia: un radar situado cerca de Baránovichi y un centro de comunicaciones de la Marina de Guerra en las afueras de Vileika. En la región de Baránovichi también funciona una base auxiliar de aterrizaje para aviones estratégicos rusos. En las recientes disputas sobre hidrocarburos, Minsk intentó aprovechar la presencia de estas instalaciones para chantajear a Moscú.
"En plano militar, no me parece conveniente emplazar en Bielorrusia armas u objetivos nucleares", declaró Víctor Yerin, ex jefe de las Tropas Coheteriles Estratégicas de Rusia. "Tenemos la región de Kaliningrado donde podemos instalar lo que nos dé la gana sin violar acuerdos internacionales", añadió él.
Según los expertos, da igual dónde poner un misil balístico intercontinental. Con un alcance de más de 10.000 Km, pueden alcanzar al enemigo potencial desde el territorio de Rusia.
