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Investigadores son más prudentes que políticos en disputa del Ártico. Kommersant

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Varias agencias noticiosas comunicaron el jueves que la cordillera Lomonósov, situada en el fondo del Océano Glacial Ártico, "no está aislada de la meseta rusa", supuestamente, por una conclusión de científicos que analizaron las muestras del terreno obtenidas en la reciente expedición al Polo Norte.

 

En realidad, son declaraciones apresuradas. El Instituto ruso de Geología Oceánica (IGO) promueve efectivamente una serie de estudios en la cordillera Lomonósov pero no ha sacado aún conclusiones algunas acerca de su estructura.

"Hacemos ciencia, no publicidad", afirmó uno de los investigadores. "Organizamos una expedición en mayo pasado, a bordo del rompehielos Rossiya, y estamos examinando sus resultados", agregó él.

Las muestras recientes fueron tomadas por encargo del mismo centro científico, confirmó Leopold Lobkovski, subdirector del IGO. "Queremos analizar qué sedimentos se fueron formando en el fondo del Océano a lo largo del último milenio", declaró él. El asunto no tiene nada que ver con la disputa sobre la cordillera Lomonósov, pues sería necesaria para ello una exploración sísmica del terreno, precisó.

Si se demuestra que la cordillera Lomonósov es continental y se compone de granito, por ejemplo, tampoco será un argumento para que la comisión especial de la ONU la proclame territorio ruso. "A diferencia de las cordilleras continentales, las oceánicas están hechas básicamente de basalto que puede confundirse con el granito a la hora de la exploración sísmica", observó Lobkovski. Justamente por ello, la ONU decidió que no eran convincentes los datos presentados por Rusia en 2001.

La única prueba irrefutable son "los resultados de una perforación a gran profundidad" pero Rusia carece de equipos necesarios para realizarla, dijo el científico.

En el supuesto de que Rusia consiga convencer a la ONU, tampoco se quedará con un área de 1,2 millones de kilómetros cuadrados en la cordillera Lomonósov, contrariamente a lo que esperan algunos políticos. Podrá aspirar, como máximo, a una parte de la plataforma continental situada a una distancia que no exceda 350 millas marinas contadas desde las líneas de base, de conformidad con el Artículo 76 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Habida cuenta de que la zona económica de Rusia en el Ártico ya se extiende a 200 millas marinas, serán sólo 150 millas más.

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