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Científicos rusos han conseguido una baza en la lucha por el Ártico. Komsomolskaya Pravda / Izvestia

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La cordillera submarina Lomonosov, en el Ártico, es una prolongación natural del territorio de Rusia, según descubrieron mediante un sondeo de gran profundidad varios científicos rusos, miembros de una expedición organizada por el Instituto Nacional de Geología Oceánica.

El descubrimiento ofrece a Rusia una ventaja notable en la disputa con Canadá, según la cual esta cadena montañosa forma parte del continente norteamericano, y con Dinamarca, que interpreta la cordillera Lomonosov como una prolongación de Groenlandia.

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar permite a los Estados extender los respectivos mares territoriales a 12 millas marinas y extraer minerales de los fondos marinos en zonas económicas exclusivas que no excedan 200 millas. Para hacerlo, el Estado necesita demostrar que es la plataforma continental, o sea, prolongación natural de su territorio.

Gracias al nuevo estudio, Rusia va a presentar a la ONU, para el año 2009, una serie de argumentos científicos justificando su reivindicación de la cordillera Lomonosov, cuyas reservas de hidrocarburos se estiman en torno a 10.000 MM de toneladas o más de un billón de dólares.

Yuri Deriabin, del Instituto de Europa, opina que Rusia tiene buenas posiciones de cara al reparto del "pastel ártico" aunque "el litigio no ha hecho más que empezar". Semejantes contenciosos territoriales   suelen ser extremadamente complicados, advierte el experto. "Cabría recordar el largo proceso de negociaciones infructuosas sobre la plataforma del Mar de Barents, donde se encuentra el yacimiento Stockman", señaló él.

Dmitri Oreshkin, del Instituto ruso de Geografía, piensa que "el asunto no tiene nada que ver con la geología" y que el mayor escollo es la" indefinición legal" en lo que concierne a la explotación de este territorio.

Desde los tiempos de Stalin, Rusia proclama su jurisdicción sobre un extenso sector del Ártico que se extiende hacia el Polo Norte desde la Península de Kola, en el noroeste,  y desde el Estrecho de Bering, en el noreste, recordó Oreshkin. Un problema similar, aunque a menor escala, existe en el sur porque cinco países de la Cuenca del Caspio - Azerbaiyán, Irán, Kazajstán, Rusia y Turkmenia - no pueden ponerse de acuerdo sobre el reparto del fondo marino.

La limitación de la zona económica exclusiva a 200 millas no conviene a Rusia porque los campos del gas y el petróleo en la plataforma tienen una extensión mucho mayor. "Hay que luchar hasta el final por los derechos de perforación. Nos van a presionar pero hay que regatear, reivindicar derechos exclusivos y confirmar tales demandas con la fuerza, si es necesario", afirmó él. 

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