Si uno compara diversas regiones de Rusia con países soberanos, resultará que algunas, como la provincia de Moscú, son equiparables en plano económico a Malta o República Checa; otras, como Tiumén, a Hungría o Polonia; y unas terceras, como la República de Tuvá, a Guatemala o Tayikistán. El crecimiento de la economía nacional a lo largo del ultimo quinquenio ha beneficiado a todos los componente de la Federación Rusa, pero de forma desigual: las regiones avanzadas van creciendo a un ritmo mayor que otras, más deprimidas.
Un informe divulgado ayer por la Oficina Rusa del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) se centra en las diferencias que existen en diversas regiones de Rusia en lo relativo a la esperanza de vida, el acceso a la educación, los ingresos reales y otros criterios englobados en el Índice de Desarrollo Humano (IDH). El IDH ha crecido prácticamente en todas las entidades territoriales, pero más rápido en regiones fuertes, por lo cual se ha ido acentuando todavía más la desigualdad.
Hay un desnivel colosal, como si fuesen naciones diferentes. Por el volumen del producto regional bruto (PRB), las repúblicas y provincias de la Federación Rusa ocuparían del 32º al 119º lugar en la lista de 173 países, según el Banco Mundial. Los expertos del BM atribuyen este efecto de la diferenciación a la baja calidad del crecimiento económico en Rusia.
Sus colegas del PNUD constatan que el 15% de la población rusa reside en cuatro regiones desarrolladas, obviamente, con la salvedad de que también hay una desigualdad de ingresos dentro de cada ente territorial. Otro 11% vive en regiones cuyo IDH está por encima de la media nacional. El 68% de los rusos radica en regiones por debajo de la media, y el restante 6%, en regiones paupérrimas.
Hay un programa federal que tiene por objetivo paliar estas diferencias pero su financiación tropieza con ciertos problemas. La principal herramienta de redistribución de ingresos es la transferencia de recursos presupuestarios desde regiones ricas a las pobres. También hay otros mecanismos, como el Fondo de Inversiones o los llamados proyectos de importancia nacional. Sin embargo, la política de nivelación no siempre surte efecto.
Así, las regiones más ricas cuentan con grupos de presión más fuertes en el estamento político, gracias a lo cual consiguen nuevos recursos presupuestarios a través del Fondo de Inversión y otros canales. De los siete proyectos aprobados el pasado año, seis beneficiaban a las zonas de por sí prósperas: Moscú, San Petersburgo, Tatarstán y Krasnoyarsk.
Todo ello contribuye a perpetuar el problema. La existencia de regiones pobres puede justificarse en plano político, puesto que dependen del Centro en mayor grado y, por tanto, son más leales. Pero es una ventaja temporal, pues a la larga hay un peligro de que los ánimos de protesta vayan en aumento.
Las conclusiones que sacan los expertos del PNUD son bastante simples: se requieren objetivos y estrategias del desarrollo diferentes para diversas regiones. Los programas elaborados al nivel regional aportan mejores resultados. Lo que necesita Rusia es descentralizar en mayor grado los recursos y los poderes.
