Moscú, 3 de mayo, RIA Novosti. Los dirigentes del Partido Comunista de Rusia (KPRF, según las siglas en ruso) creen que el Gobierno debería condenar enérgicamente la profanación de la tumba de János Kádár en Budapest.
Los restos mortales de Kádár, último gobernante comunista de Hungría, fueron sustraídos ayer desde el cementerio de Fiumei, en Budapest. Además de abrir la tumba, los profanadores pintaron en un panteón la frase de que "no hay cabida para un asesino en tierra santa".
El líder del KPRF, Guennadi Ziugánov, exigió "encontrar y castigar a los culpables", y el número dos del partido, Iván Mélnikov, calificó lo sucedido en Budapest como "acto bárbaro". Mélnikov trazó un paralelo con lo que pasó con el Monumento al Soldado Libertador en la capital de Estonia, al observar que es "el siguiente eslabón en la misma cadena de barbarie".
