La cooperación entre Rusia y Turkmenistán en la producción y el transporte del gas será el tema clave durante las negociaciones del canciller ruso, Sergéi Lavrov, en la capital turkmena.
Moscú quisiera inclinar a su lado al nuevo mandatario turkmeno, Gurbangulí Berdymuhammédov, y neutralizar en lo posible las gestiones de emisarios occidentales cuyas frecuentes visitas a Ashgabat tienen por objetivo promover rutas alternativas para el transporte de hidrocarburos centroasiáticos a Europa, a espaldas de Rusia.
Al Kremlin le preocupa especialmente la reanimación de un proyecto defendido activamente por EEUU: la construcción de una tubería en el fondo del Mar Caspio para exportar el gas turkmeno a Europa, a través de Azerbaiyán, Georgia y Turquía. El representante del Departamento de Estado norteamericano, Steven Mann, y el primer ministro de Georgia, Zurab Nogaideli, ya debatieron con la dirección turkmena las perspectivas del Gasoducto Transcaspio, y el presidente Berdymuhammédov aceptó la invitación de visitar Tbilisi.
Con todo, Ashgabat no ha tomado aún la decisión definitiva, así que el ministro ruso de Exteriores intentará empujar al mandatario turkmeno en la dirección conveniente para Moscú. El argumento más fuerte es el acuerdo de cooperación a largo plazo, hasta el año 2028, suscrito por Turkmenistán con el grupo ruso Gazprom. En plano más amplio, se trata de que Ashgabat se comprometa a facilitar por todos los medios la expansión de las empresas rusas del gas y el petróleo hacia el mercado local. A cambio, Moscú propone modernizar el gasoducto Asia Central-Centro y tender un ramal en la costa oriental del Caspio, hacia Rusia vía Kazajstán.
Será una campaña de acoso larga y planificada. Dentro de dos semanas viajará a Turkmenistán Vagit Alekpérov, el jefe de la petrolera rusa Lukoil. Le seguirá más tarde Yuri Shafránik, dirigente de la Asociación rusa de la industria del gas y el petróleo. Pero será Vladímir Putin a quien le tocará asumir el papel decisivo en esta campaña. El ministro ruso de Exteriores ha de convencerle al presidente turkmeno a que visite Moscú, a ser posible, antes de finalizar este mes. Si Berdymuhammédov viaja primero a Tbilisi, es probable que queden muy pocas cosas para acordar con él.
