En 2000 era de moda hablar en Rusia sobre el problema del año 2003. Lo que preocupaba a todos era el estado de los fondos de producción en el país. La obsolescencia y el desgaste físico en los edificios, construcciones, máquinas y equipos excedió todos los límites concebibles e inconcebibles. Era una época turbulenta del submarino "Kursk" naufragado y la torre de Ostankino en llamas. Más tarde, en 2003, todo pasó, y las expectaciones escatológicas comenzaron a desaparecer. La combinación de palabras "accidente industrial" casi desapareció del léxico cuando se habla del presente y futuro de Rusia.
Se puede callar estas cosas. Lo principal es que no haya accidentes. Pero sí los hay.
Estos últimos días hemos presenciado un accidente aéreo en el momento de aterrizar un avión de pasajeros en Samara, un terrible accidente en una mina y un incendio en un hogar de ancianos.
Lo que sorprende es que estas tragedias hayan ocurrido en instalaciones o absolutamente nuevas o en las que acaban de someterse a reparaciones programadas. Resulta que el problema no está en los equipos o instalaciones sino en el hombre como factor clave de cualquier fase de la cadena tecnológica de producción: desde la proyección hasta la explotación. Después del accidente de Chernobyl en nuestro léxico entró el concepto de "factor humano". El mundo entero utiliza otro concepto que es el "capital humano". En nuestro país en cambio, por inercia de la hipocresía socialista, se evita emplear el término "capital" con relación a los seres humanos. Como si quisieran enaltecer el concepto de factor pero en realidad lo que hacen es devaluar el "capital".
La cualidad del personal empelado en la economía de Rusia va degradando. Muy pronto el mito del elevado nivel de la mano de obra en Rusia se hará obvio hasta para sus autores. El sistema de instrucción laboral y reciclaje del personal en la forma en que ahora existe en nuestro país es poco eficaz. Los salarios de la mayoría de los trabajadores empelados en la economía - desde piloto y bombero hasta militar e ingeniero - dista de corresponder al nivel de responsabilidad de estas personas por los activos que manejan. Los accidentes industriales suceden única y exclusivamente por culpa de gente.
Deplorando la muerte de personas inocentes es necesario hacer al menos en memoria de ellos cuanto sea posible para reconsiderar los problemas relacionados con la modernización de los conocimientos y hábitos de la gente de la que depende la vida humana. Las inversiones en el capital humano permitirán conservar vivo el factor humano.
